Luto en el béisbol cubano: Fallece estelar lanzador Jorge Luis Valdés
El llamado "Zurdo de Oro" figura como uno de los monticulistas más espectaculares y dominantes de la historia del béisbol cubano, y durante 20 Series Nacionales acumuló récord de 234 victorias, con efectividad de 2.51.
El exlanzador zurdo Jorge Luis Valdés Berriel, una de las grandes leyendas de la pelota cubana, falleció este martes en la ciudad de Matanzas, a pocos días de cumplir los 64 años.
La noticia fue difundida al anochecer del martes por comentaristas deportivos y medios oficiales cubanos. No se dio a conocer el motivo del deceso, aunque hacía años que su salud se había deteriorado severamente como resultado de problemas de alcoholismo.
René Arocha, quien fue rival de Valdés en las Series Nacionales de Cuba y ambos formaron parte del equipo nacional, tuvo sentidas palabras para el amigo fallecido.
“Hoy en tu partida quiero recordar aquellos duelos que sosteníamos cada uno desde el box defendiendo nuestras camisetas. Muchos conocieron la gran estrella del pitcheo que fuiste, pero también fuiste un gran ser humano, una de las personas más sencillas que conocí”, escribió Arocha, que abandonó la selección cubana durante una gira por Estados Unidos en 1991 y jugó para los Cardenales St. Louis en Grandes Ligas.
Valdés, populamente conocido como “Tati”, figura como uno de los pitchers zurdos más espectaculares y dominantes de la historia del béisbol cubano, y durante 20 Series Nacionales logró desempeños descollantes, convirtiéndose en el segundo serpentinero en acumular mayor cantidad de victorias (234-166), solo superado por el pinareño Pedro Luis Lazo (257).
Nacido el 12 de febrero de 1961, en Jovellanos, una tierra de béisbol, Valdés fue escogido cuando tenía ocho años para ingresar en la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE), atendiendo a sus excepcionales condiciones físicas e interés en jugar pelota. Cuatro años después estaba en la ESPA de Matanzas, y por su estatura, disciplina y velocidad pasó a ser la estrella de los equipos infantiles y juveniles de la provincia hasta llegar al equipo juvenil cubano en 1977.
Possedor una endemoniada knuckleball que era casi imbateable, una curva poderosísima, una recta sostenida de más de 90 millas y un control desafiante en la zona de strike, Valdés cubrió una era gloriosa del béisbol amateur de Cuba, con actuaciones que lo llevaron a los primeros planos del staff del equipo nacional y le dieron estatura de pilar en eventos internacionales.
Teniendo en cuenta que Valdés reinó en la era del bate de aluminio en el béisbol cubano, sus números no dejan de ser asombrosos. Sus oponentes solo le batearon para 251, su PCL fue de 3.13, con 1,982 ponches (a razón de 5.69 K por cada nueve entradas) y un WHIP de 1.28.
Por si fuera poco, acumuló 46 lechadas, 22 juegos salvados y es uno de los tres lanzadores en la historia de Series Nacionales cubanas con 200 juegos completos, con 229. En esta categoría de resistencia, cada vez más desaparecida del pitcheo moderno, es segundo con 229 juegos completados, solo superado por otro estelarísmo del box, el gran Braudilio Vinent (265).
Además de dos títulos nacionales con Henequeneros (1990 y 1991) y un subcampeonato, Valdés fue dos veces campeón mundial juvenil, campeón olímpico en Barcelona’92, cuatro veces campeón mundial (entre 1984-1990) y cinco veces campeón de la Copa Intercontinental, (entre 1983-1993), a la vez que acumuló tres campeonatos en Juegos Panamericanos (1983, 1987 y 1991) y tres en Juegos Centroamericanos y del Caribe (1986, 1990 y 1993).
En toda su trayectoria en eventos internacionales, el llamado “Zurdo de Oro” sumó 30 victorias con una sola derrota, con un sólido 2.53 de efectividad.
Tiró dos juegos de no hit no run: el primero en la contienda nacional, con marcador de 1×0 frente a la toletería de Villa Clara, el 31 de enero de 1984, en el estadio “Augusto César Sandino, en Santa Clara; el segundo frente a la selección de Canadá en los Juegos Panamericanos de La Habana, en 1991.
Para comienzos de la década de los 90, en plena crisis económica, glorias del béisbol cubano que permanecían activas y con alto rendimiento fueron forzosamente cesadas sus carreras dentro del béisbol nacional. Fue una de los tantas decisiones erradas de los intitulados jerarcas de estrategias deportivas que comenzaron a erosionar la pelota en la isla.
Valdés tenía entonces 32 años y estaba en plenitud de facultades. Fue enviado por cinco años a Japón junto a otras figuras estelares, en lo que sería el primer paso de la participación de jugadores cubanos de la isla en el béisbol profesional.
En 1994, la Comisión Nacional de Béisbol procedió a retirar oficialmente a 57 peloteros participantes en la Serie Nacional. No hubo nunca una explicación lógica para esa desatinada decisión, que siguió desmoronando el poder profundo de la pelota nacional.
A su retorno de la Liga Profesional de Japón, en 1999, Valdés jugó dos campeonatos nacionales más con el uniforme del equipo Matanzas antes de retirarse.
En 2002 viajó a Brasil, donde fungió como entrenador del equipo sub 23 de ese país por cinco años. A volver a Cuba se incorporó a labores como coach asistente de Citricultores y entrenador de la Academia Provincial de Pitcheo de Matanzas.
En los últimos años de su vida se vio muy afectado por los efectos nocivos del alcoholismo y el hábito de fumar. El pasado año su imagen físicamente desgastada apareció en redes sociales mientras el otrora vigoroso lanzador se quejaba de desatención por parte de las autoridades deportivas.