Boxeador cubano Yunier Dorticós conquista París

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Yunier Dorticós (der.) asesta uno de sus golpes definitivos contra el Yuri Kalenca, el viernes en París.


Por Armando Valdés Zamora
El boxeador cubano Yunier Dorticós ganó por nocaut el combate por el título mundial WBA en la división crucero en París. Era la noche del viernes 20 de mayo y su triunfo cobró aires de reivindicación patriótica en el aniversario de la proclamación de la república cubana.
Dorticós pasa a integrar así el prestigioso grupo de boxeadores cubanos campeones del mundo del boxeo profesional. Como decenas de otros púgiles de la isla, Yunier salió de Cuba para tratar de hacer una carrera profesional desde Miami, ciudad donde reside. Pero su camino no ha sido fácil, como lo puede hacer creer su récord: 21 victorias en 21 combates y 20 nocauts.
Quienes siguen el boxeo profesional saben que la llegada de los cubanos a este mercado en los últimos años, lejos de crear expectativas ha dado origen a toda una serie de dificultades para los atletas.
Varias han sido las razones. Muchas veces el estilo de la escuela cubana de boxeo se ha citado como poco atractivo para peleas televisadas que deben propiciar grandes ganancias. En otras ocasiones las decisiones perjudican a los cubanos de manera inconcebible si se tiene en cuenta lo ocurrido en el ring.
El principal inconveniente para los cubanos es no ocupar posiciones de poder entre los promotores y televisoras, esencialmente en mano de norteamericanos y mexicanos.
Los cubanos que han salido de Cuba para buscar el reconocimiento y la fortuna que se creen merecer, no podían imaginar que más difíciles que sus rivales iba a ser este universo de promoción, acuerdos, cálculos y estrategias comerciales.
Yunier Dorticós ha sido víctima de una cierta indiferencia de ese mundo que lo ha llevado a pasar muchos períodos de tiempo sin poder combatir. Incluso la prensa cubana del exilio ha criticado o puesto en duda su preparación y su carrera. Pero la eficacia de su boxeo y su pegada no podían seguir siendo ignorados.
A gritos pedía Dorticós una ocasión para mostrar su valor. Y ese día llegó y fue el 20 de mayo. Su 20 de Mayo. El cubano se enfrentaría al francés de origen congolés Yuri Kalenca, en París.
El combate
Contrario a lo que muchos podrían pensar después de la feroz rivalidad mostrada en el pesaje, el combate comenzó de manera muy serena, sobre todo por parte del cubano.
Tanto Dorticós como su equipo, encabezado por su entrenador Eric “El Tigre” Castaños, estaban convencidos que había que ganar por nocaut. Si Yunier ha llegado hasta aquí es sobre todo por eso: su espectacular pegada no ha dejado que los jueces decidan. Según el puntaje de Canal + de la televisión francesa, Kalenga gana el primer round.
Los estilos son completamente diferentes. Kalenga (alias “El Toro”), es más bajo y musculoso. Su boxeo es rudimentario pero salvaje, se basa en su fuerza física, en su decisión de tirar y avanzar sin tregua, y hasta esta noche nunca ha sido noqueado.
Dorticós reúne en su estilo varios elementos de valor. Es alto, de golpes técnicos, de movimientos elegantes en la media y la larga distancia, y con una mano derecha demoledora. En su noche de gloria mostró tener también un gran poder de asimilación y un mentón resistente.
El momento espectacular de la noche llega en el segundo round. Con varios uppercut repetidos durante seis segundos, Dorticós logra tirar a Kalenga. El combate parecía no ser el mismo en lo adelante ante el estupor general del público, que esperaba esa noche un campeonato del mundo que Francia no posee desde el 2007. El último fue Brahim Asloum, campeón olímpico en Sidney 2000, donde ganó el título en los moscas contra el argentino Juan Carlos Reveco.
Sin embargo, el nocaut de Dorticós no llega en ese momento ni en los rounds que se suceden. Por un momento los espectadores recobran la esperanza del milagro: Kalenga ataca y el cubano parece dar muestras de una peligrosa fatiga. La pelea se equilibra porque Kalenga parece recuperado.
Al round 10 llegan parejos: increíblemente los jueces dan empate a estas alturas. Pero Dorticós sabe que se juega su carrera y la gloria y saca un segundo aire que sorprende a todos.
Este espíritu guerrero, esta decisión en medio de la fatiga extrema, quizás sea, más allá de la victoria que se acerca, la principal carta que muestra Dorticós al mundo del boxeo esta noche memorable del 20 de mayo: ya nadie duda que posee ese extra de los grandes.
El cubano se percata que el francés se ha sentido una de sus derechas y lo persigue casi sin aliento por todo el ring hasta que el árbitro le para la pelea a un Kalenga a la deriva que estaba KO de pie.
El mundo a sus pies
Dorticós ganó el día que había que ganar y de la manera que había que hacerlo. Los franceses adoran las historias de héroes nacionales con lejanos orígenes modestos. A sus ojos Francia aparece así como el lugar del reconocimiento a un talento y una voluntad ajenas, salvadas por la nación.
Kalenga tenía que ser el héroe de esa velada del 20 de mayo, en la cual el Canal + francés decidía retransmitir de nuevo combates de boxeo profesional, con todo el riesgo que eso implica en un país donde la pasión por este deporte ha decaído mucho en los últimos años.
Kalenga el congolés huérfano desde los nueve años, que será ciudadano francés dentro de unas semanas y canta emocionado la Marsellesa antes de comenzar sus peleas, poseía todos los atributos para ser el protagonista de la noche.
Lo que ignoran los franceses es que Dorticós también ha ido tejiendo con sus puños su leyenda desde que se fue de Cuba. Sólo que un exilado es un ciudadano muchas veces anónimo, sin el apoyo oficial de un estado ni de sus mecanismos publicitarios, sin público. Rodeado de un equipo de amigos y apoyado por Caribe Promotion, a Dorticós no le importó llegar a un terreno adverso donde la única posibilidad que le daba el destino era noquear. Y lo hizo.
Los medios franceses han sido unánimes con el talento y la imagen de Yunier Dorticós. Sus declaraciones a la prensa después de la pelea y sus lágrimas por el cinturón mundial, han sido aplaudidas en Francia sin límites, a pesar de ser hasta este día completamente desconocido para el público francés.
La noche del sábado 21 de mayo, en Moscú, en la misma división crucero de Dorticós, el ruso Denis Lebelev noqueó al argentino Víctor Emilio Ramírez para unificar dos títulos mundiales. No hay pretextos ahora para que el ruso evite, como ha hecho antes, al cubano.
Este domingo, Dorticós fue recibido en Miami por un grupo de ex boxeadores cubanos y amigos.
Ya nadie tiene la más absoluta duda de que Yunier Dorticós merece la unificación de títulos porque con su clase ha conquistado en París los aplausos y la admiración de los aficionados y conocedores de este deporte.

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