La Guayaba de Cartón: Elián en fuga por el ciberespacio

La carrera por audiencias y ratings ha creado una desesperación en ciertos sitios y espacios informativos, catapultados por los reciclajes de las redes sociales.

La Guayaba de Cartón: Elián en fuga por el ciberespacio
Elián González en la Universidad de Matanzas. Foto: ACN

Era previsible pero ya está oficialmente confirmado: la información de que “Elián González abandonó el país” es falsa.

La Agencia Cubana de Noticias (ACN) se encargó del tácito desmentido a los “rumores” que el miércoles echó a rodar el sitio Cibercuba y publicó una entrevista con Elián González, indicando que el joven se encuentra actualmente completando su tesis de Ingeniería Industrial en la Universidad de Matanzas.

Horas después la Mesa Redonda, que es una suerte de editorial televisivo del Consejo de Estado, divulgó unas imágenes de archivo de Fidel Castro junto a Elián, durante un programa dedicado a la impronta del ex gobernante en la educación cubana. A buen entendedor, con pocas imágenes basta.

El incidente de la “fuga de Elián” sirve para ilustrar una vez más el estado de deterioro del periodismo sobre temas cubanos y la dañina influencia que presuntas fuentes de credibilidad hacen de las redes sociales, convirtiéndose en amplificadores de una mentira sin siquiera ejercer el mínimo ejercicio de la consulta y la investigación periodística.

Rumores son rumores

Publicar una información con el título de “Se rumora en Cuba que Elián González abandonó el país“, es ya una definición del antiprofesionalismo asumido como estandarte para obtener audiencia. En periodismo los rumores no se reportan y, por ende, no pueden dar título a una información al menos atendible.

La carrera por audiencias y ratings ha creado una desesperación en ciertos sitios y espacios informativos, catapultados por los reciclajes de las redes sociales. A la vez, se ha generado una desfachatez del empirismo informativo que comporta asumir como algo sin importancia la difusión de falsedades y datos erróneos.

La internet, los blogs y redes sociales ha traído una enorme beneficio a la dinamización de la información pública. Pero al mismo tiempo han fomentado una ilusión de veracidad que desdibuja la legítima información periodística en un mar de variedades (y vanidades) donde navegan, en igualdad de condiciones, chismes, rumores, difamaciones y asuntos de andar por casa.

En una etapa que comienza a ser lejana, los profesionales de la información nos agobiábamos por la inexactitud de un dato y la fe de erratas no se hacía esperar. Pero hoy, como ha sucedido con el fiasco en torno a Elián, los que lanzaron la “noticia” pueden asumir, sin rubor, que “nos hicimos eco de un rumor que circulaba desde hace varias semanas en Cuba”. Y nada, se pasa la página hasta la próxima escalada informativa.

Reciclar y copiar

A pesar de que los informadores cuentan hoy con mayores recursos a su alcance para rastrear y comprobar información, la ausencia de rigor profesional ha terminado por borrar las fronteras entre lo verosímil y lo verificable.

En lugar de crear contenido, se reciclan. Se producen apropiaciones de textos y videos sin atribuir su procedencia. Se hace común citar una fuente anónima para cualquier banalidad, sin explicar siquiera las razones del anonimato ni avanzar la investigación para obtener una fuente calificada que sea capaz de identificarse. La carrera por la inmediatez ha terminado por enraizar la superficialidad y potenciar la ligereza con que se asume el error.

En el caso de la cobertura de Cuba, el incidente de Elián no es aislado. Forma parte de una amalgama de reportes infundados que, con cierta regularidad, vemos regurgitar en los medios, como ha sucedido en múltiples ocasiones con las “muertes de Fidel Castro”.

No estamos hablando de personas que están en libertad para difundir, a riesgo personal, contenidos disímiles en las redes sociales a manera de divertimento, provocación o placer, sino de informadores que han citado fuentes asegurando el “estado de coma”, con entubamiento, de Fidel Castro, e incluso han difundido notas sobre supuestas conferencias de prensa en el Consejo de Estado para “anunciar” la situación de salud del ex gobernante. Y andan por ahí, muy activos en las redes sociales, sin disculparse aún ni “disculpar” a sus fuentes de referencia.

El periodismo no puede improvisarse. Hay que asumirlo como una profesión de responsabilidad social y va siendo hora de salvarlo, antes de la próxima fuga de Elián.

Para leer la entrevista de Elián González presione aquí

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