Vietnam, lecciones económicas para la crisis cubana

Un país devastado por la guerra, que enfrentaba sanciones económicas de Estados Unidos hasta 1996, inició un profundo proceso de reformas que permitió el inicio de una senda de incremento de la prosperidad y bienestar.

Vietnam, lecciones económicas para la crisis cubana
Tô Lâm, presidente de Vietnam y llamado a ser el nuevo secretario general del Partido Comunista. Foto: MdM/Facebook.

Por Mauricio de Miranda Parrondo*

Ha fallecido Nguyễn Phú Trọng (1944-2024), secretario general del Partido Comunista de Vietnam. Las personas familiarizadas con el funcionamiento del sistema político de los regímenes que se denominan comunistas, saben que quien dirige el Partido único que ejerce el poder es el cargo más importante del país. Es decir, ha muerto el principal dirigente vietnamita desde 2011.

Bajo su mandato se modificó la limitación de dos períodos de cinco años en el desempeño de los cargos principales del país, al permitírsele a él asumir un tercero que no ha concluido por su fallecimiento. Otra norma, característica de Vietnam -a diferencia de China- es que usualmente el secretario general del Partido solo desempeñaba ese cargo y no lo combinaba con la presidencia del país o la jefatura del gobierno. Sin embargo, entre 2018 y 2021, Phú Trong fue secretario general y presidente del Estado.

Todo parece indicar que el general Tô Lâm, quien fue elegido presidente de la República por la Asamblea Nacional el pasado 22 de mayo (antes era ministro de Seguridad Pública), asumirá también la secretaría general del Partido.

Nguyen Phú Trong (1944-2024), secretario general del PCV, fallecido el pasado 19 de julio.

Vietnam ha sido un país muy exitoso en sus reformas económicas, las cuales se han enfocado estratégicamente en construir una “economía de mercado con orientación socialista”. Estudio sistemáticamente ese país. He estado en él en tres ocasiones y quisiera volver a ir, porque además de la belleza de su geografía, destaca la laboriosidad de ese pueblo heroico que no ha aceptado dominación extranjera alguna, venga de donde venga. Admiro muchísimo la amabilidad que les caracteriza.

Por solo poner un ejemplo, el PIB per cápita del país a precios constantes de 2015 ha pasado de $521 dólares anuales en 1990 a $3,707 en 2023. Sigue siendo bajo, sin embargo, la tasa de crecimiento del PIB entre 2010 y 2023 ha sido del 6.8% promedio anual, una de las más altas del mundo. De acuerdo con las cifras de la OMC, Vietnam es el 21º país exportador del mundo y desde 2016 ha tenido superávits comerciales sistemáticos. En 2022, el último año del reporte, fue de $358 millones de dólares. Su población crece y para 2023 se estima en 98.9 millones de habitantes.

Un país devastado por la guerra, que enfrentaba sanciones económicas de Estados Unidos hasta 1996, inició un profundo proceso de reformas que permitió el inicio de una senda de incremento de la prosperidad y bienestar. Aún subsisten muchísimos problemas, pero el avance es notable.

Siempre he dicho que las transformaciones de China y de Vietnam ofrecen lecciones para Cuba en lo económico, pero no en lo político, porque considero que la sociedad cubana merece reconstruirse en democracia, pero es una realidad que en los casos de China y Vietnam, la prosperidad económica ha conducido a reforzar el consenso político, aunque en ambos la oposición es perseguida y reprimida. Las cosas, por su nombre.

El progreso económico lleva a que las sociedades requieran transformar sus sistemas políticos, porque las libertades económicas y en los negocios requieren también de la libertad política, contrapesos institucionales e instituciones de alta calidad. Por otra parte, las sociedades que fracasan económicamente -como es el caso de la cubana- porque su régimen político es el principal obstáculo al progreso, requieren con mayor urgencia el cambio político.

En el caso de Vietnam, quiero llamar la atención de que en 2023 el presidente Nguyen Xuan Phuc debió renunciar cuando se descubrió una trama de corrupción que involucraba a dos viceprimeros ministros y varios ministros, relacionados con fraudes en la adquisición de vacunas y medicamentos para combatir la pandemia del COVID. El entonces presidente renunció porque esos fenómenos ocurrieron cuando era primer ministro y era el responsable directo de quienes cometieron delitos de corrupción. Los corruptos fueron llevados a los tribunales y él por vergüenza, renunció.

Mientras tanto, en marzo de 2024, a poco más de un año de asumir, renunció el nuevo presidente Vo Van Thuong, quien por su mayor juventud (54 años) y debido a que provenía de la secretaría ejecutiva del Partido (una especie de segundo secretario) se perfilaba como futuro secretario general. Sin embargo, el nuevo jefe de Estado, “cometió infracciones que empañaban la reputación del Partido Comunista”, según la nota de prensa del Comité Central.

En abril, renunció el presidente de la Asamblea Nacional, Vuong Dinh Hue, y la nota dice que “sus infracciones y errores han generado una opinión pública negativa y han afectado la reputación del Partido, el estado y de él mismo”.

En lo que va de año, han sido destituidos cuatro miembros del Buró Político del Partido y el pasado año dos viceprimeros ministros, lo que demuestra que allí nadie está exento de ser investigado. De hecho, los casos de varios de ellos han pasado a los tribunales.

La posibilidad de que funcionarios públicos se corrompan siempre es más alta cuando los mecanismos de control e inspección no son efectivos, cuando existe “confianza ilimitada” en algunos que precisamente por ello son más susceptibles de corromperse.

Este fenómeno en Vietnam es muy grave y demuestra la debilidad de su sistema institucional. En casi todas mis entrevistas con empresarias y empresarios vietnamitas, cada vez que les preguntaba cuál era el principal problema que enfrentaban en sus negocios, la respuesta invariable era la corrupción, tener que pagar por debajo de la mesa a quien renovaba la licencia del uso del suelo o quien estaba encargado de las autorizaciones para las importaciones, etc.

Ningún país está libre de la corrupción, pero sin duda es más fácil combatirla cuando existen instituciones independientes y contrapesos institucionales y todo ello en un sistema realmente democrático.

*Economista. Doctor en Economía Internacional y Desarrollo, y Profesor Titular de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, Colombia. Codirector de CubaXCuba-Laboratorio de Pensamiento Cívico. 

CATEGORÍAS
TAGS

COMENTARIOS