Luto en el béisbol cubano: Fallece Don Miguel Cuevas

Cuevas unió a su demoledor poderío ofensivo, un gran don de gente, una disciplina férrea como atleta y una responsabilidad como líder indiscutible de los equipos camagüeyanos.

Luto en el béisbol cubano: Fallece Don Miguel Cuevas
Miguel Cuevas, toletero cubano de gran alcance. Foto: X-FCBS.

Sol Miguel Cuevas Piedra, uno de los mayores sluggers de la pelota cubana y gloria del béisbol nacional, falleció este viernes en la ciudad de Camagüey a los 89 años.

El fallecimiento de Cuevas se dio a conocer a través de la Federación Cubana de Béisbol y Softbol (FCBS), sin detalles sobre la fecha y las causas de su muerte.

“Duele conocer que ha fallecido Sol Miguel Cuevas Piedra, figura emblemática del Béisbol Cubano. Su nombre marcó más de 10 series nacionales y varios equipos Cuba. Nuestras condolencias para su hijo Juan José Cuevas y sus restantes familiares y amigos”, dijo el mensaje aparecido en la cuenta de FCBS en la red X.

La noticia conmovió al mundo del béisbol cubano en las redes sociales, que lamentaron la partida de Don Miguel, una de las leyendas de las Series Nacionales por su poder al bate y carisma sobre el terreno.

Cuevas unió a su demoledor poderío de recio toletero, un gran don de gente, una disciplina férrea como atleta y una responsabilidad como líder indiscutible de los conjuntos camagüeyanos de las décadas de los años 60 y 70.

Nacido el 24 de febrero de 1935 en la finca El Carrión, en Santa Cruz del Sur, provincia de Camagüey, a muy temprana edad se trasladó con su familia hacia el municipio de Florida.

Con solo 11 años, inició su carrera como jugador de béisbol en el Central Agramonte, en Florida, y en 1954 participa en su primera competencia de rigor en un campeonato juvenil de su provincia natal.

Con posterioridad se integró al equipo del central Preston, hoy Guatemala, y se incorporó con el conjunto de Agramonte a la Liga Azucarera, y después con el central España, en Matanzas, a la fuerte Liga Pedro Betancourt, en la posición de cátcher por su corpulencia y sagacidad para guiar a los lanzadores.

En 1961 fue llamado a la preselección del equipo Cuba para asistir a un torneo en Costa Rica, adonde finalmente compareció como invitado.

Fue uno de los fundadores de la Serie Nacional cubana, el 14 de enero de 1962, jugando en la apertura con la franela del equipo Azucareros.

En total intervino en 13 Series Nacionales con los conjuntos de Orientales, Granjeros y Camagüey, patrullando el jardín izquierdo o cubriendo la primera base. En los torneos cubanos ganó tres veces el título de máximo jonronero con Orientales (1963) y Granjeros (1965 y 1971). Fue un gran impulsador de carreras y un hombre oportuno en los momentos cruciales de partidos. En total, en Series Nacionales, con 3,144 veces al bate, conectó 876 hits para un excelente promedio ofensivo de 279. Conectó 83 jonrones, 127 dobles y 17 triples, e impulsó 573 carreras.

Solo alcanzó coronarse con un equipo de Series Nacionales: los Orientales, bajo las órdenes de Roberto Ledo, en 1966. Siempre lamentó no poder ganar un título con los equipos camagüeyanos.

Era un jugador de una disciplina extraordinaria, que llevaba consigo una libreta de apuntes sobre su rendimiento en cada turno al bate.

En su desempeño en la arena internacional, quedan en la memoria los tres jonrones que conectó en un juego en los Panamericanos de Sao Paolo, Brasil, en 1963, y el jit de oro que conectó para decidir un partido clave frente a México en los Centroamericanos de Puerto Rico, en 1966.

Su retiro oficial se produjo el 21 de noviembre de 1974 durante un desafío entre Cuba y Japón, en el estadio Cándido González ante la afición agramontina. Ese día disparó largos batazos de despedida, pero le fueron capturados.

Después de su receso como atleta activo dedicó muchos años al trabajo con niños y como asesor de la Comisión Provincial de Béisbol en Camagüey.

En 1985 viajó como entrenador de un equipo azucarero a Nicaragua, y, en 1997, fue a Barinas, Venezuela, como técnico preparador. Retornaría a tierras venezolanas en 2005 para permanecer por dos años como entrenador en el estado de Anzoátegui.

En 1999 estuvo entre los veteranos cubanos que asistió al histórico partido amistoso entre los Orioles de Baltimore y el equipo Cuba en Estados Unidos.

Lo sobreviven cinco hijos, entre ellos el árbitro Juan José Cuevas y Arelys, jugadora de sofbol.

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