Italiano acusado en Cuba: “Vivo una película de horror con hechos inventados”
El ciudadano italiano Simone Pini, arrestado hace 15 meses bajo acusaciones de asesinato y corrupción de menores, confía en que podrá demostrar su inocencia con un poderoso argumento: no se encontraba en Cuba cuando ocurrieron los hechos que se le imputan.
“Han fabricado una película de horror con hechos inventados”, declaró Pini en una reciente conversación telefónica desde la prisión del Combinado del Este, en La Habana. “Pero la cosa fundamental es que yo no estaba aquí el 14 de mayo [del 2010]”.
Pini, de 43 años, es uno de los tres italianos que comparecerán desde este lunes en un juicio a puertas cerradas en el Tribunal Provincial de Bayamo, en Granma, acusados por la muerte de una menor de 12 años. La fiscalía le pide 25 años de cárcel por su presunta implicación en el asesinato y actos de corrupción de menores.
Asegura que estuvo en Italia entre el 30 de marzo y el 24 de mayo, cuando regresó tras una llamada de su ex esposa, Abaray Ramírez Rondón, quien reside en Vado del Yeso, municipio Río Cauto. Tiene un hijo cubano de seis años, Ernesto, que siente está perdiendo afectivamente tras esta forzosa separación.
Otros 11 cubanos están incluidos en el caso, que conmovió a la población de Bayamo a mediados del pasado año. Tras la aparición del cadáver descompuesto de la menor Lilian Ramírez, las autoridades iniciaron una pesquisa policial que desembocó en las detenciones de los encausados. La petición fiscal solicita penas de entre 30 y 10 años de cárcel para el los cubanos detenidos, entre ellos seis mujeres.
De todos los implicados, Pini ha sido el único que ha intentado y conseguido sacar su caso a la publicidad. Ha enviado innumerables cartas a las instituciones cubanas y ha escrito un largo testimonio denunciando que es víctima de una colosal injusticia. No se ha conformado y ha buscado interlocutores independientes dentro y fuera de Cuba, agobiado por un encierro que lo ha convertido en “una persona que no existe”.
Logré comunicarme con Pini la pasada semana. Habló sin parar y a veces sin detenerse a escuchar las preguntas. Repitió una y otra vez que no conocía a la víctima y que no estaba en Cuba. Estaba deseos de contar su caso y se mostró esperanzado por una conversación sostenida la víspera con Nancy Muñoz, madre de la acusada Yaina Cosett Pardo Muñoz. Pero también dijo desconfiar de la justicia que podría impartirle un tribunal cubano.
“En 15 meses no he visto justicia”, manifestó. “Ojalá que Dios permita que la justicia aparezca en este país”.
¿Qué ha pasado en el caso en vísperas del juicio?
Simone Pini: He podido hablar con la mamá de Yaina Cosset Pardo Muñoz, que me acusó a mí de manera absurda porque yo no la había visto nunca en mi vida, y la madre me pidió perdón por la hija, por haberme acusado injustamente. Que su hija le confesó que nunca me había visto en su vida, y que me tuvo que acusar por los métodos de abuso y tortura sicológica que usó la policía para imponerle estas mentiras por parte de la Dirección Investigativa [Departamento Técnico de Investigaciones] de Bayamo. Me han llegado noticias de que un Teniente Coronel llamado Rafael Varela Luna, de la dirección Antidrogas de Bayamo, ha voceado en las calles de Bayamo, que si fuera por él a todos los acusados de este caso los fusilaría. La madre de Yaina me dijo que me admira mucho y que me agradecía por las denuncias que yo había hecho.
¿Cómo usted definiría su situación legal en estos momentos?
SP: Somos todos víctimas de una conjura, de un acto criminal policíaco. Yo me vuelvo loco aquí todos los días cuando pienso el descaro que me está pasando. Yo no estaba aquí el 14 de mayo y de pronto me veo por 15 meses en una prisión de máxima seguridad, sin saber todavía el motivo que me trajo aquí. No tengo dinero para defenderme y hasta el momento no he podido pagar un abogado. Yo nunca he tenido defensa, porque el primer abogado no hizo nada y después el contrato no se pagó y hasta hoy no le he visto la cara a un abogado. Uno de los testimonios de las jovencitas que sirvieron para hacer la acusación contra mí describe un calvo de alrededor de 50 años y con una cicatriz en el pecho, gordo y de estatura baja… esa descripción no soy yo, para nada. A mí se me vino a someter a una inspección de mi cuerpo 10 meses después de mi detención. Eso lo debían haber hecho el primer día que me detuvieron. Pero la cosa fundamental es que yo no estaba aquí el 14 de mayo. Yo llego a Cuba el 25 de mayo y tengo el despacho de inmigración.
¿Usted cuenta con pruebas suficientes a su favor?
SP: Por falta de fondos no he podido buscar muchas pruebas. De las 12 pruebas que me mandaron desde Italia estoy esperando tres o cuatro que tienen el cuño de la Embajada de Cuba en Roma. Una es un depósito de dinero con fecha 22 de abril de 2010, tengo después una consulta médica y testimonios de vecinos del 14, 15 y 16 de mayo. Y en Cuba hay bastantes pruebas de que no estaba aquí. Están las llamadas telefónicas, yo llamaba a mi esposa, la madre de mi hijo, cada cuatro o cinco días; son llamadas desde mi casa en Florencia, desde mi celular y de un centro telefónico allá. Hay personas que me vinieron a buscar el dia 25 al aeropuerto de Santiago de Cuba, hay cantidad de gente que no me vio en esos días en Bayamo, pero [las autoridades] no han querido investigar. Ni Luigi Sartorio ni yo hemos sido investigados nunca, ni se nos ha hecho una pregunta.
¿Usted insiste en que no conoció a la víctima?
SP: Yo nunca conocí a la víctima, no sé lo que están hablando. No conozco a las otras mujeres ni a los implicados en este caso, ni al dueño de la vivienda donde dicen que ocurrieron los hechos. No conozco las menores, no tengo amistades con ninguna de esas gentes. La única persona que yo frecuentaba era Angelo Malavasi. No sé de lo que están hablando y lo estoy diciendo desde el primer día. Soy víctima de una locura.
Según su testimonio, usted no estaba en Cuba desde el 30 de marzo del 2010…
SP: La acusación habla de hechos ocurridos en los meses de marzo y abril, cuando no estábamos allí. El 20 de febrero implicaron a una persona [Yoel Rafael Sánchez Ramírez] que estaba preso. La petición fiscal lo dice, que ese hombre salió el 24 de febrero. Estaba preso. Esta además el hecho del 27 de febrero, que vincula a una señora [Dolores Rita Marsán Sosa, que estaba en Santiago de Cuba en tratamiento médico, curándose un cáncer, y nunca estuvo un día en su casa en Bayamo. Tiene nueve testimonios que confirman dónde ella estaba y de la atención de los médicos.
¿Piensa entonces que ha habido irregularidades en el proceso?
SP: Ha habido muchas irregularidades. La petición fiscal es de hechos inventados. Puede ser que esas menores hayan ido con extranjeros y se han prostituido, puede que haya sucedido. ¿Sabía usted que dos de las menores que la acusación dice que participaron en las orgías son vírgenes? Pero se ha fabricado una película de horror con hechos inventados.
Peticiones de la embajada italiana
¿Está al tanto la Embajada Italiana en La Habana de lo que está sucediendo con este caso?
SP: La Embajada Italiana está bien informada, pero a mí no me ha resuelto ni un puto problema, ni un par de gafas me ha podido resolver. La Embajada italiana no ha podido resolver ni un despacho oficial de Inmigración de Cuba que diga que yo ese día no estaba aquí. No lo han logrado, no le han contestado ninguna pregunta. En 15 meses no han mandado un despacho que diga que Simone Pini no estaba en el territorio nacional y que entró al aeropuerto de Santiago de Cuba el 25 de mayo. El descaro ha sido demasiado.
Pero, ¿eso es una responsabilidad de la Embajada italiana o de las autoridades cubanas?
SP: La Embajada ha hecho 18, 19, 20 cartas y nunca le han mando los documentos. Yo les reclamé molesto en la última visita. En 15 meses no le han mandado un despacho oficial que siga que el 14 de mayo no estaba en Cuba.
Tras la detención, ¿lo ha visitado su ex esposa?
SP: A mi ex esposa no la he visto, no me ha ayudado prácticamente en nada, no se ha portado bien. Hace un año y dos meses que no veo a mi hijo.
¿Cuál es su estado emocional? ¿Cómo ve el futuro?
SP: Yo todo los días lucho por mantenerme vivo, pues yo he pasado momentos en que he deseado quitarme la vida por todas las cosas que he pasado aquí. Por el desespero que he atravesado. Tengo un padre de 84 años que lo quiero con la vida y todos los días pienso que no voy a verlo nunca más. Tengo un hijo por quien yo vivía, y no lo veo hace 14 meses. Me han roto los lazos afectivos con mi hijo. Yo hablo con él y no me reconoce, le parece que está hablando con un extraño. No sé qué haría en el futuro, porque en estos momentos la única cosa que estoy pidiendo es justicia.
¿Qué es lo peor que lo ha hecho sentir respecto al trato de las autoridades cubanas?
SP: Me cuestiono la legalidad en este país. He escrito cartas a todos los niveles y nadie responde. Tengo una carta escrita para Raúl Castro pidiéndole que me escuche. Estoy desde octubre denunciado todo esto y nadie me ha hecho caso. La fiscalía cubana me ha entrevistado sólo una vez aquí. Cuando vinieron los fiscales a verme, el 10 de junio, tres días después salió la petición, lo que me hace pensar que ya la tenían hecha. He visto una total desorganización, una total falta de legalidad, de institucionalidad.
Pero usted conserva esperanzas de que en el juicio pueda ser absuelto…
SP: No sé a qué voy a ir a este juicio, si no conozco nada de lo que están diciendo. No conozco las personas, no conozco la casa, y me quieren tirar 25 años por la cabeza. Esa ha sido la única respuesta, los 25 años que me están pidiendo. En los 15 meses que he estado en prisión sé de personas que han sido sancionadas sin pruebas.
Los días de gloria
¿Cómo eran sus días como residente en Cuba antes de este suceso?
SP: Yo vivía entre Cuba y Florencia. Trabajaba un tiempo y vivía aquí siete meses al año en dependencia de las cosas. Desde que me casé vivía más en Cuba que en Italia. Vengo de una familia obrera y soy obrero. Ultimamente, trabajaba como vendedor por cuenta propia. Y también hacía mis trabajos como electricista. Yo vivía como un cubano revolucionario más y me sentía parte de este país. Los últimos seis años de mi vida en Cuba, hasta febrero del 2010, yo viví en una zona rural, apartado de todo, vivía solo por mi familia y la comunidad donde yo estaba. Cosechaba hortalizas, me gustan los perros. Vivía por mi perro, vivía por mis hijos, mi hijo y un hijastro que yo lo he criado, les enseñaba jugar al fútbol a los niños de ese lugar. Una vida modesta, con muchos principios humanos. De pronto vinieron los problemas con mi esposa, me tuve que ir a un hotel y en meses me he transformado en una persona que no existe. Me sentía identificado con los principios de este país, y todavía me identifico con los principios sociales del comunismo, pero hay muchas cosas que no andan bien aquí.
¿Se siente traicionado, se arrepiente de su admiración por el sistema cubano?
SP: Yo no escondo mi historia. Yo he sido una persona que ha desfilado aquí los Primero de Mayo, que ha estimado mucho la revolución cubana, he sido y soy posiblemente todavía un militante de la extrema izquierda italiana. No me avergüenzo de haberlo hecho y posiblemente no cambie mis convicciones políticas porque tengo ya 43 años. Lo que sí voy a ser a partir de ahora es un militante más inteligente, un militante más reflexivo, un militante que no va a morirse con una idea fija, sino que va a escuchar lo que las demás personas piensan, y seguramente no estaré dispuesto más a insultar a una persona que no piense como yo. Eso es algo que uno llega a entender con toda esta historia. Que el extremismo y el fanatismo por Cuba no es una cosa justa. Hay que dejar que todo el mundo respire, que opine, que tenga sus pensamientos e ideas propias. Pero si todo sale bien y si Dios quiere que la justicia aparezca en este país, no sé qué haré después, no le sé contestar esa pregunta en estos momentos. Lo único que me interesa es volver a ser como yo era. Ojalá que la justicia aparezca en la ciudad de Bayamo.
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