Testimonio de Simone Pini: “Yo acuso y exijo”

Testimonio de Simone Pini: Por SIMONE PINI

– Yo, Pini Simone, nacido en Florencia, Italia el 8 de enero de 1968, con pasaporte B393811, declaro lo siguiente:

Que por parte de las autoridades cubanas de diferentes niveles de jerarquía, se cometieron y aún se están cometiendo contra mi persona numerosas injusticias, pues basándose en historias inventadas -sin ningún fundamento ni prueba- se me está acusando de corrupción de menores y de asesinato, suceso que ocurrió cuando yo ni siquiera me encontraba en Cuba y por lo cual me tienen encerrado ya  hace un año sin ninguna explicación.

La historia en la que estoy metido, gracias al mal trabajo realizado por el Departamento Técnico de Investigaciones (DTI) de Bayamo, resulta paradójica y surrealista. Con el desespero de solucionar un caso que para ellos es algo difícil, pues al parecer no están lo suficientemente capacitados, me han querido involucrar en un delito ocurrido el 14 de mayo del 2010, día en el que estaba tranquilamente en mi país con mi familia.

Yo estoy casado todavía por la ley con una ciudadana cubana llamada Abaray Ramírez Rondón con la que tengo un hijo llamado Ernesto, de 6 años de edad; frecuento Cuba desde hace muchos años y desde que me case en el 2004 fui a vivir a casa de mi esposa en Vado del Yeso, municipio Rio Cauto, en la provincia Granma, y pasaba meses también en Italia adonde,  en ocasiones, viajaba con mi esposa  e hijo para no separarme de ellos, pero la mayoría del tiempo la pasábamos en Cuba, donde yo me sentía a gusto con mi familia, con mucha paz y tranquilidad. Apartado de todo me dedicaba a trabajar una pequeña parcela de tierra donde sembraba hortalizas para mi propio consumo.

Después de uno de mis viajes a Italia, cuando regresé tuve problemas con mi esposa, porque ella me estaba traicionando. Ella no quiso que yo siguiera viviendo en la misma casa y la Dirección de Inmigración y Extranjería me obligó a hospedarme en otro sitio. Yo era la victima, pero fui al que obligaron a irse, por eso me hospedé en el hotel Sierra Maestra de Bayamo, aprovechando una tarifa especial favorable para mí. Pasé allí casi dos meses, entre el 2 de febrero y el 28 de marzo del 2010, luego dejé Cuba el día 29 de Marzo del 2010, volando desde La Habana hacia Roma en un Avión de Blue Panorama Cubana.

A partir del 30 de marzo de 2010 me pasé 56 días en Italia, en la casa de mi padre y hermano, frecuenté  amigos y vecinos que pueden dar fe de mi estancia allá, realicé diversas actividades como una extracción de dinero, 400 Euros con mi firma y carnet, una consulta oftalmológica en el mayor hospital de Florencia, donde me diagnosticaron que me tenía que operar de cataratas de mi ojo izquierdo para los meses de verano del 2010. También  estuve comiendo en casa de amistades y en un restaurante con varios amigos.

Otra prueba de que yo no me encontraba en Cuba son las llamadas telefónicas que yo le realicé al teléfono móvil de mi esposa con línea Cubacel, algunas desde el teléfono de la casa de mi padre, otras desde mis dos líneas con operador móvil italiano y otra de un centro telefónico, donde para llamar hay que estar inscrito con carnet y tarjeta del lugar (si no la tienes no se permite hacer la llamada).

En una de estas llamadas mi esposa me dice que si no regresaba a Cuba pronto me iba a vender el carro americano, un Willys que estaba roto con varios problemas y tirado sin caminar desde hacía varios meses en la casa de Vado del Yeso; yo lo  había comprado pero estaba a nombre de ella, eso fue en la primera decena de mayo.

En estos días estuve hablando por teléfono con un amigo de Turín, Niccolo LaJaconá, y le comenté que pensaba regresar a Cuba y él se brindó a viajar conmigo. Sacamos los dos pasajes para el día 24 de mayo de 2010 con un Avión de Blue Panorama-Cubana, Desde Roma, con destino a Santiago de Cuba, salimos con ocho horas de atraso y llegamos el día 25 alrededor de las nueve de la mañana; afuera nos estaba esperando un señor que le dicen “El Pirata”, que es mecánico y socio de mi amigo Nene de Bayamo, a quien yo lo había llamado por teléfono el día 21 para que fuera a recogernos al aeropuerto y nos llevara a Bayamo. Nene y El Pirata eran las personas que me iban a ayudar en el traslado y reparación del carro, pues en Vado del Yeso no hay recursos  ni mecánico que lo pudiera arreglar, tenía que ser en Bayamo y buscarle un garaje para dejarlo allí.

Durante el viaje del aeropuerto a Bayamo lo primero que hice fue llamar a mi esposa con mi línea Cubacel  número 53554351, que hacia dos meses que no se usaba. Esta línea está a nombre de una amiga italiana de Vado del Yeso, ya es mía y siempre la tuve conmigo, la usaba solo en Cuba, la tenía desde enero de 2010; ahora debe estar vencida y ocupada por el DTI de Bayamo.

Nos hospedamos en el Hotel Sierra Maestra, cada uno en una habitación, y mi hijo Ernesto se pasó una semana conmigo allí. Después de 12 días ya tenía mi carro en un garaje de Bayamo cerca de la terminal de trenes. Todo estaba marchando bien, Mi próxima tarea era llevarme a mi hijo a Italia con o sin la madre, ella me demoró diciéndome que debía  esperar a que terminara el curso escolar a finales de junio y que ella debía ir con el niño, en eso quedamos y me mantuve en el hotel, donde pasaba horas en la piscina con muy pocas personas.

Uno que venía mucho a la piscina con su novia era Angelo Malavasi, a quien yo había conocido en marzo del 2010 y desde entonces nos comunicábamos por correo. Mientras yo estaba en Italia él todavía estaba en Cuba con su novia. Por lo poco que lo conozco, me parece una buena persona, no toma bebidas alcohólicas y siempre se comportó correctamente. El día 15 de junio, Malavasi me presentó a Sartorio Luigi, fue la primera vez que lo vi en mi vida. Se quedó dos días en el hotel y luego se fue para Holguín, donde tenía una novia y un hijo recién nacido.

El viernes 17 de junio empieza la película de horror en la que estoy metido y que no veo la hora en que termine. A las ocho de la noche un mayor de Inmigración que se llama Miguel llega al hotel y me pide mi pasaporte y visa, y me dice que lo acompañe a su oficina. Allí me dice que tiene que hacerme unas preguntas sobre mi última entrada y salida al país. Yo le contesté que había dejado Cuba el 29 de marzo y que la última entrada la tenía bajo sus ojos el día 25 de mayo del 2010 con cuño del aeropuerto Antonio Maceo de Santiago de Cuba, el cual aparece en mi visa de turista.

Luego me dice que no estaba allí por una broma, que el motivo era muy grave, pero que si no había hecho nada no debía preocuparme. Yo me quedé sorprendido y le dije que yo no había hecho nada que ¿qué historia era esta? Me dice que el tiene una buena opinión de mí y que me conoce desde hace años, luego me dice que si por si acaso yo había alquilado un carro de turismo últimamente, yo le contesté que claro que no y que hacía muchos años que no alquilaba uno. ¿Manejado tampoco? Me pregunta, pensé que era una pregunta absurda y le respondí: “Claro que no, el último que manejé fue el que alquilé hace muchos años”. El terminó diciéndome que debía ocuparme mi pasaporte y visa por tres días y que debía comprobar mis respuestas. Sinceramente no me gustó esto de que me ocuparan mis documentos, en mi cabeza no lo encontraba lógico, yo no había hecho nada para recibir este tratamiento, para mí esto es una falta de respeto, ya Inmigración me había quitado en enero la visa familiar y me seguían molestando sin motivos, me sentía acosado.

Al otro día fui a ver a Malavasi por primera vez a la casa donde se hospedaba y era cliente fijo, le conté lo que me había pasado y se molestó. La señora de la casa me dijo que no debía preocuparme que eran cosas de rutina y que había un operativo fuerte de la policía, por el drama de una adolescente que habían encontrado muerta a mediados de mayo; le dije que yo no estaba en Cuba en esa fecha que por qué entonces la cogieron conmigo. Malavasi me contestó que en el barrio se hablaba mucho del tema y que había comentarios que estaban buscando dos italianos con un carro de turismo. Considerando que ya había pasado más de un mes del hecho, creo que hubiera sido una hipótesis correcta; estas personas habían tenido todo el tiempo para haberse ido de Cuba sin problema y claramente no hubieran regresado más nunca. La señora me dijo  “¡Quien no la debe no la teme!”, pero lo cierto es que al cabo de un año de encierro no sé qué debería yo responderle a esta señora.

El lunes siguiente fui citado por Inmigración junto con más extranjeros, más o menos todos los extranjeros que estaban en Bayamo en ese momento, me devolvieron mi pasaporte y visa y me pidieron disculpas por las molestias. El día 30 de junio fui detenido en mi habitación por el DTI de Bayamo. El mayor Medina con una fiscal, vino con un papel en la mano y me dicen que estoy acusado de corrupción de menores, con un operativo de más de diez policías, con perros antidrogas, registraron mis pertenencias la habitación y toda la zona hotelera del parque, después de tres horas me montaron en un carro y me trasladaron a un centro de investigación.

Dentro de un cuarto con tres policías, Medina y Lester, que creo que tenía el grado de teniente, me hacen objeto de una serie de calumnias y mentiras, dejándome loco y sin palabras, no sabiendo yo de qué cosa estaban hablando. Me dijeron que en el piso de abajo había siete personas que estaban acusándome y que seria mejor que yo hablara, me dicen sus nombres: Luis Carlos, Pincho, Nano, Jaima, Yanet, Malavasi y otro que no recuerdo, de todas estas personas sólo  me relacionaba con Malavasi, conocía a Nano, pero nunca lo había visitado (recientemente lo había visto y me había preguntado cómo me había ido durante mi estancia en Italia), y Luis Carlos, a quien no veía desde el 2003. Todos los demás todavía no se quienes son ni qué cara tienen, de este modo le contesté.

Medina y una mujer me dicen que yo estuve en una fiesta con todas estas gentes el 14 de mayo 2010, donde había unas menores de edad y una de estas falleció, que luego le negaron auxilio y que yo manejé un carro de turismo, bajo amenazas para desaparecer su cuerpo. Le contesté muy claro y fuerte que no sabia lo que estaban hablando, que yo estaba en Italia en esa fecha. Allí empiezan de nuevo un registro de mis cosas y las anotan, encuentran mi pasaje de avión de fecha 24 de mayo, la carta de pasajero, con mi número de asiento y número de vuelo con la fecha 24 de mayo, la factura de pago del avión con mi carta personal Postepay con fecha 21 de mayo a Cuba con turoperador italiano y mi boleto del tren en Italia, de Florencia a Roma, con fecha 24 de mayo de 2010.

Lo absurdo es que teniendo mi visa de turista de entrada a Cuba el día 25 de mayo, con cuño de Inmigración del aeropuerto y todas las pruebas antes referidas, no les importó; al contrario me dicen que mis pruebas son falsas. Esto siguió así por horas, sin darme nada de comer ni de tomar. En todo el registro no encuentran ni un solo elemento que me incrimine, Medina me dice que pronto van a ir a casa de mi esposa que seguro que ahí van encontrar algo para destruirme. Yo les pregunto: ¿Qué era lo que pensaban encontrar? Medina me dice que material pornográfico de la fiesta misma, que yo estaba grabando y otras cosas más. Le dije que no era normal y que le hacía falta un buen siquiatra.

Contaron en varias horas todas mis cosas, se me ocupa 3,100 Euros en efectivo, 540 CUC en efectivo, sacados de mi cuenta de ahorros unos días antes, 250 pesos moneda nacional, una cámara fotográfica digital con fotos de mi hijo y mía, varios pares de gafas, cintos y pulóveres y muchas cosas de vestir mías y de mi esposa, 190 tabacos para mi uso personal sin cajas, algunos relojes sin marcas. No hay motivo para haberme ocupado estas cosas mías, traídas todas de Italia, es un abuso o un robo legalizado y no he podido contar con mi dinero tampoco para pagarme un abogado y para poder sobrevivir en mejores condiciones, pasando aquí infinidad de necesidades de todo tipo.

A las 4 a.m. de ese día, después de 11 horas, se acabó el tormento que fue solo un entremés de lo que iba a venir después. Las últimas palabras de Medina fueron que ellos tenían todo el tiempo del mundo para que yo cambiara de idea si no me quería podrir allí. Yo les contesté por decenas de veces lo mismo, que era una equivocación, un abuso que yo estaba en Italia ese día, que no podían hacerme lo que me estaban haciendo, que yo quería hablar con mi embajada… Se fueron luego de encerrarme en una celda junto a otro detenido. Después de unas horas me sacaron a la fuerza de la cama para llevarme otra vez a instrucciones. Venían siempre dos o tres, eran los mayores Medina, Frank y varias veces el teniente coronel Enrique y uno llamado Carlitos, usando violencia verbal me empujaban y si por casualidad estaba acostado en la cama me agarraban con fuerza y me tumbaban. Estos fueron sus métodos la primera semana, además me prohibían fumar, las instrucciones eran continuas, muchas veces a cualquier hora del día de la noche o madrugada, siempre más arrogantes con más maldad, amenazas, maltratos y abusos; era una verdadera violencia sicológica, todo para obligarme a decir que yo estaba en esta fiesta.

No entendía este hostigamiento de ellos contra mí cuando yo no estaba en Cuba en esta fecha; me ofendían mucho y me decían que pronto me iban a poner en careo con los que me acusaban, diciéndome nombres que a mí no me decían nada por que no los conozco o no los veía desde hace muchos años, o el Nano que solo lo veía de casualidad. Me parecía estar en una pesadilla sin entender alguna lógica a lo que estaba viviendo.

Dos días después ya me encontraba en una condición sicológica destruida con el calor insoportable que no podía dormir, el hambre y la sed, los maltratos seguían constantemente más la historia que ellos decían aumentaba en detalles y personas, ahora con el cuento absurdo que el carro de turismo era de Luigi Sartorio, también mientras tanto detenido junto a otro italiano. Esto era cada momento más dramático y al mismo tiempo más grotesco.

Yo en esa fecha aún no conocía a Luigi Sartorio, no lo había visto nunca en mi vida. Fallani Daniele, un amigo mío de Florencia casado con una bayamesa desde hace muchos años, había dejado  Cuba. En mayo lo había visto en Florencia en Italia y estaba seguro que no conocía ni a Malavasi ni a Luigi Sartorio y que no estaba en Bayamo en los momentos de la investigación. Una tarde empezaron los careos. El primero fue con una tal Jaima, era la primera vez que la vi en mi vida y en mi cara esta tipa me acusaba de una cantidad absurda de cuentos y mentiras descaradamente. Le contesté duramente que era la primera vez que la veía en mi vida, todo era falso, cómo era posible que una persona que no había visto nunca me estuviera acusando. Luego entró Luis Carlos, después de siete años sin verlo no tenia ni coraje de mirarme la cara, y mirándose sus pies dijo que yo estaba en su casa en la fiesta contestando a una pregunta de Medina y Frank, estaba Luis Enrique diciéndome ofensas y acusándome con ojos sádicos gritándome me decían “!viste bastardo, que tú estabas!” Yo contesté fuerte calificando de mentiroso a Luis Carlos, diciéndole que hacía años que yo no lo veía y eran todas calumnias, me molesté fuerte; sacaron a Luis Carlos mientras le gritaba mentiroso. Allí los instructores son lo peor, casi me caen a golpes, me dicen a un centímetro de mi nariz que si no admito haber estado allí me van acusar de haberle dado la pastilla que mató a la muchacha y que el jefe de grupo, como Jaima había innoblemente dicho, repetían lo mismo muchas veces juntando siempre más acusaciones que yo había traído droga, que yo había abusado de todas las mujeres. No aguanté más esa tortura, y les grité duro: Estaba en Italia, basta.

Medina dijo entonces “Tú eres y te vamos a dar a ti, que tú fuiste el que mataste a la muchacha”, Mi fuerza y mi autoestima me decían qué mal yo había hecho para merecer lo que estaba viviendo, luego me dijeron que el siguiente careo era con Malavasi, me sentí más tranquilo, Angelo sabía bien que yo estaba en Italia y este hecho no podía haber existido, estaba seguro de que el desmentiría durante esta acusación falsa e ilógicas, pero cuando le preguntaron si yo estaba presente en la fiesta él me acuso y moralmente me dio un batazo en el cerebro. Le dije a Ángelo “¿qué te pasa, te han drogado, por qué tú dices eso,  estás loco, no te recuerdas todos los correos que nos mandábamos en mayo cuando yo estaba en Italia, por qué tu dices esas mentiras?”. Me contestó en italiano que habían inventado esta historia con 10 personas que estaban obligadas a destruirnos y no podíamos hacer nada, pero por qué a nosotros, le dije, como estábamos hablando en italiano lo llevaron afuera gritándome que era un complot contra nosotros.

Me quedé solo en el cuarto, los tres policías decían sádicamente que  ahora yo estaba complicado y que si no estaba complacido. Me encontraba en total estado de shock y pánico por el delirio perverso que estaba obligado a vivir, seguían diciéndome y riéndose que si no declaraba todo era peor para mí.  Yo les dije que todavía no entendía lo que debía declarar, yo estaba en Italia y no se sabia nada de esta historia. Medina me empujó ofendiéndome hasta la celda, luego vino el reconocimiento más innoble: cuando yo, Sartorio y Malavasi con cuatro hombres más, estábamos en un patio puestos en línea enfrente a un edificio, donde en el segundo piso estaban la policía y tres muchachas menores debían reconocer a alguien a una distancia de una decena de metros. Eran claras las voces del mayor Medina y de la teniente coronel Odalis sobre quiénes eran las tres personas que debían reconocer, que increíblemente éramos nosotros los tres italianos. Una sola de ellas no me mencionó a mí. La muchacha que no me  mencionó -según me dijo luego el mayor Marcelino- no estaba el día 14 en la fiesta, pero estaba en otra fiesta. Yo le pregunté ¿qué historia es esta? El me dijo que nuestro grupo se dedicaba con frecuencia a este tipos de actividades, ¿qué otra historia era esta?. La locura de lo que me tocó vivir no la entiendo todavía, porque no es posible que se puedan inventar todas estas fabricaciones de delitos graves contra nosotros, tantas calumnias en contra de personas inocentes. Yo nunca en la vida he participado en tales actividades, no nos conocíamos ni entre nosotros mismos qué descaro era este, la violencia psicología, el terror, la mentira, las amenazas eran su pan cotidiano y uno estaba allí indefenso ante tantas acusaciones innobles y falsas, sin ningún modo de defensa.

Les pedía un abogado y llamar a la embajada y decían que para un abogado no era el momento y que a la embajada le habían avisado y que no querían venir; un tormento sin fin, jugando sádicamente con nosotros por la destrucción mental de nosotros y aprovechándose siempre de no conocer uno las leyes cubanas. Luego de momentos cambiaron la estrategia, y diciéndome que sabían que nosotros los italianos éramos víctimas, no teníamos culpa, querían que yo declarara nada más que por burocracia y castigar a los cubanos verdaderos culpables. Yo les decía de qué cosa están hablando, yo estaba en Italia y no conocía ni frecuentaba a casi nadie nada más que un poco con Malavasi y lo conocía desde poco. ¿En qué manera y cómo debía declarar? Se dieron cuenta que con la mentira y los engaños podían ganar más que con la violencia y los maltratos y me trabajaron en aquel sentido los tenientes coroneles Enrique, María Elena y Odalis, venían a la celda a conversar conmigo con calma, inventando cada tipo de engaños y mentiras, prometiéndome la libertad bajo fianza marcando claro que yo no tenia culpa de nada que yo solo era una víctima, y venía uno solo no más los tres a sacarme a la fuerza. Me permitieron fumar y con hipocresía preocupados por mi salud y estoy seguro que usaron también al detenido que estaba en mi celda, Felipe, un tipo culto e inteligente, que hablaba conmigo, de cada tipo de argumentos que me decía: que la policía nunca hace esos tipos de argumentos y modos, hermano, has lo que ellos quieren, te vas libre, te lo están diciendo claro, te lo aseguro y fue el mismo él que tocó la puerta para que yo declarara.

Cuando vino Enrique a buscarme yo le dije claro que estaba dispuesto, pero que no sabía cómo hacerlo, porque no sabía nada. Enrique me dijo que no me preocupara, que Marcelino, que es un mayor me ayudaría a hacer la declaración y me dio su palabra que en tres días máximo estaría libre. ¿Cómo lo puedo hacer si no sé nada? “Tranquilo muchacho”, me contestó Marcelino, te lo voy a contar todo, te doy mi palabra que te vas con libertad de fianza en tres días; soy el jefe de la unidad aquí mando yo. Agotado, destruido, con mis precarias facultades mentales, con el pánico y las ansias que no me dejaban dormir bien, y lo poco que dormía era porque me daban un sedante, pensé equivocadamente que si hubiera salido de allí con mis pruebas estaba seguro de probar mi inocencia, y estaba dispuesto a ir hasta La Habana, a la Fiscalía General de la República y al Consejo de Estado a  llevar las pruebas, testimonios de todo este engaño.

Por otra parte, pensaba que no había servido la verdad y que no serviría la mentira. Enrique aprovechó rápido de mi momento de debilidad y me llevó a la oficina de Marcelino. Hasta el momento casi yo no lo había visto luego se convirtió en mi único instructor. Empezó a contarme la historia que tenían ya hecha. Contándome de vez en cuando se paraba y me hacía una pregunta: ¿Como a qué hora yo había llegado a casa del señor Luis Carlos? Yo le debía contestar inventando y le dije que llegué después de las 10 de la noche, él me contestó “¿Cómo no te acuerdas que eran las ocho de la noche?”, yo no le contesté, nada me quedaba callado y en pocos puntos de allí en adelante lo contradecía, no tenia la fuerza mental y estaba asustado pero él se paraba de vez en cuando y me preguntaba algo que yo debía inventar y en muchos casos me decía lo que yo debía contestar. Me obligó a decir que Sartorio grababa la fiesta con una cámara de video; me preguntó sobre la casa de Luis Carlos, no la conozco y no sé que tiene un garaje, no sé nada sobre el color del carro y lo debo inventar porque él me lo pregunta y le digo que era de color blanco, él me para y me dice “¿pero como no te acuerdas? era de color gris”. Me preguntó sobre el tipo y le digo que chiquito y el me para y me dice: “Grande, muchacho”.

Toda la historia se desarrolló así en tantos casos yo no podía contestarle y era como él decía y como él quería que debía ser. Ya estaba todo fabricado nada podía ser cambiado, el mando lo tenía él, como que yo manejé el carro que era de Sartorio, que no tiene sentido que yo maneje un carro que no es mío, con una muerta adentro, y bajo amenazas de El Pincho, que todavía no sé quién es y nunca lo he visto en mi vida, y de Nano.

Sobre el recorrido del fantástico carro me hizo preguntas sobre el camino y las fallé todas. Luego me dice qué hice cuando llegué al hospital infantil, si seguí recto o viré a la derecha, fallo otra vez porque le dije recto; él se para y me dice “No, viraste a la derecha, cómo no te recuerdas”. A otra pregunta sobre el tiempo que pasó desde cuando él dijo que el Pincho y Nano bajaron del carro para dejar el cuerpo de la muchacha, yo le digo tres minutos, él me dice que pasaron 15 minutos… Todo era una historia ya bien pensada, todo estaba programado y escrito por ellos, y un investigador mediocre se hubiera dado cuenta que yo no sabía nada sobre esa historia y que no era posible que hubiera estado allí. Luego empezó a preguntarme lo que no había escrito y esto lo debo inventar totalmente yo y es allí donde me paro, porque a diferencia de ellos tengo conciencia y no podía ensuciar a personas inocentes como yo.

Él quería que yo inventara dónde dormí la noche del 14 de mayo del 2010, porque ellos no tienen huellas mías en Cuba desde el 29 de marzo. Allí yo no dije más nada  porque no podía inventar más mentiras. Seis horas duró aquel tormento donde él me lo contó casi todo, lo poco que yo inventé como haber hecho sexo con Yanet, que Luis Carlos no me quería dejar entrar a la casa, de haberme dado cuenta que la muchacha se sentía mal y que yo no había comprado bebida y no había traído nada ni gastado un centavo y algunos detalles más, ya muchas preguntas ni las contesté no conociendo la casa y casi todas las personas y el mayor Marcelino me lo contó.

El tema más duro fue sobre el carro de turismo que yo no quería decir una mentira tan grave; en el poco sentido lógico que me quedaba en mi cabeza, me parecía peligroso para mí admitir haber manejado yo un carro con una muerta adentro y no quería firmar tan innoble mentira. Marcelino me dijo que no debía preocuparme y que me aseguraba que no era nada malo para mí, diciéndome que el Pincho y el Nano me obligaron bajo amenaza de muerte, y que ellos iban a coger la culpa no yo, era solo una víctima; no quiero dejar esta mentira de haber manejado este carro, le dije. Marcelino contesta: “te llevo a la celda ahora mismo si tú no quieres declarar haber manejado el carro y te dejo podrir allá dentro, mientras que tus compatriotas que sí declararon que tu sí manejabas el carro, se irán en libertad y a ti te vamos a tirar la droga que mató a la muchacha, que fuiste tú el que se la diste y que tu le diste también la pastilla que la hizo morir”. Me dio una palmada en la espalda y me dijo declara haber manejado el carro “te aseguro que no es nada malo y en tres días estarás libre”. Dijo más: “Ustedes los italianos son víctimas y de verdad lo que queremos es mandarlos pronto a Italia, pero deben ayudarnos a declarar contra estos cubanos cabrones que si tienen la culpa”. ¿Qué sabía yo si el Nano y el Pincho tenían la culpa? Me destruyó el cerebro, casi no pude ni hablar más, y así ahora era el chofer de un carro que nunca manejé, participante de una historia totalmente falsa y fabricada por ellos con su mente sádica. No sé todavía el porqué la cogieron conmigo que estaba en Italia. Estoy convencido que mis pruebas y coartadas me hubiera salvado de todo de no haber estado en Cuba.

Terminé la falsa declaración que me obligaron a hacer engañado. Entró de nuevo Enrique y le preguntó si lo había admitido todo. Marcelino le dice “no todo, pero bastante bien”, y recuerdo que estos individuos fiestearon, jodiendo y riéndose en mi cara, se estaban divirtiendo y comiendo y bebiendo y me brindaron bocaditos, refresco, café y me buscaron un tabaco, se reían de mí con tanto descaro y mentiras. Me habían obligado a decir, fiesta, ron. ¿Cómo se puede llamar este tipo de gente que quiere solo destruir la vida de las personas inocentes. Me llevaron a la celda que casi no podía ni caminar, me sentía una escoria de hombre, todo era falso para mí, para mí eran todos inocentes. Muchas personas sí sé todavía quienes son, pero en mi mente decía el por qué me habían acusado precisamente a mí.

Cuando se fueron de la celda me dicen que pronto la debo firmar y que todavía la podía terminar, y luego podía también escribirla con mi puño y letra. Al otro día por la mañana siguió el tormento, obligándome a decir que yo dormí con Malavasi en el cuarto de él por tres días, inventándome que la dueña de la casa donde Malavasi alquilaba un cuarto había declarado esto y Malavasi mismo, yo no quise admitir esta mentira, algo en mí estaba cambiando después que vi festejar a estos…  no sé ni cómo llamarlos. Y entonces les dije que no había entrado nunca a esta casa en mayo y que yo estaba hospedado en el hotel Sierra Maestra.

Marcelino dice que él no se va porque ya tiene la declaración de Malavasi y además sabe que en el Sierra Maestra no podía encontrarme, porque yo estaba en Italia en aquellos días. Así que sin yo decir nada él me puso a dormir con Malavasi, que yo en 15 años que vengo a Cuba nunca dormí en la misma cama y cuarto con un hombre, Marcelino afirmó: viviste y dormiste tres días con sus noches con Malavasi y basta; luego te fuiste para Italia, qué día y de qué manera, no le dije nada, no podía decir nada, eran tonterías tan grandes. Entonces me dijo: “Todavía no entiendes que si no terminas este trabajo no saldrás en libertad”. No sabía qué hacer y qué cosa inventar. Pienso un ratico y logré afirmar unas mentiras más y como Luis Carlos me había acusado sin motivo sin entender el porqué, le dije que él me resolvió un pasaje para Italia como me dijo Marcelino, le dije así, que lo había encontrado en un parque y que me amenazó que me podía ir y que era peligroso para ellos que yo me quedara. La amenaza me lo dijo Marcelino que lo dijera de este modo ¿Qué te dijo Luis Carlos, no te amenazó? que tu presencia era peligrosa para ellos, entonces esto es lo que tu debes decir. Yo le dije que Luis Carlos me resolvió el pasaje con una llamada telefónica para el lunes 17 de mayo con un avión de Blue Panorama con salida de Santiago por el aeropuerto Antonio Maceo; luego pagué el pasaje y me fui para Roma. Marcelino entonces me dice con quién hablé para salir sin huella. “Sí, porque tu sobornaste a alguien en Inmigración”. Yo le dije que no y que hice el boleto normal y me fui sin contar con nadie, él no lo creía pero lo aceptó.

Al otro día parece que investigaron mi nombre y mi salida por Inmigración y en las listas de los pasajeros, entonces se enfadó conmigo, y ahí entraron también Medina y Enrique y se unieron a las ofensas.

Yo le recuerdo que era el tercer día que ya había hecho lo que ellos querían y estaba esperando la libertad que me habían prometido. Violentamente me contestaron que si yo no declaraba que me había ido pagando y sobornando para que no quedaran mis huellas de yo haber entrado a Cuba con una falsa documentación, no me daban la libertad. “Sigue comiendo mierda”, me dijeron. “Tus compatriotas ya están divirtiéndose, declararon todo lo que nos hizo falta y están libres desde esta mañana. ¿Tú quieres quedarte aquí?… Parece”

A este punto yo entiendo todos sus engaños y trampas, porque media hora antes de la instrucción había estado en el cuarto donde estaban las pertenencias de los presos y había visto una maleta grande de color rojo de propiedad de Malavasi, entonces estuve seguro de que Malavasi no se había ido, como ellos me decían. Medina dijo: “Tú te fuiste y luego volviste el día 25 de mayo a Cuba, a Santiago”. El hombre que me había dicho por una semana que mis pruebas eran falsas ahora estaba admitiendo lo contrario, era demasiado, mas debía yo acusarme de haber cometido delitos, había entrado sin delito y ahora debía yo admitirme dos: uno de haber entrado y salido ilegalmente con otro pasaporte y haber vivido clandestinamente en Cuba, y otro por haber sobornado y pagado a un funcionario de inmigración para no dejar huellas de mi presencia.

No, le dije estas mentiras no las voy a decir estaba claro para mi sus planes para demostrar que yo estaba en la fiesta del día 14 de mayo, querían que admitiera que había entrado a Cuba con otra documentación, había vivido clandestino, participé en el hecho, fui sobornado y regresé legal el día 25 de mayo. No me querían ayudar lo que querían estos criminales era destruirme la vida, lo que no entendía era el porqué. “¿Por qué conmigo?” le pregunté duramente y les dije que me habían engañado y me habían hecho firmar dos declaraciones hechas por ellos a cambio de mi libertad. Una más dura, escrita de mi puño y letra, para joderme más, pero yo estaba en Italia, le dije que no estaba dispuesto a seguir su sucio juego. Yo estaba en Italia, por Dios, el día 14 de mayo. Basta, no sabía nada de todos estos hechos inventados totalmente por ellos. Volvieron a chantajearme, que si no lo hacía, complicaban gravemente mi situación ya que me iban a acusar de culpas peores.

Estos son sus métodos sucios que violan la mente de una persona normal, no acostumbrada porque no la debe, pero no sé de dónde me salió la fuerza de seguir y decir solo mi verdad y no decir una mentira más en contra de mi, porque los engaños y trampa1s de todos los delitos serían peores para mí, si no estaba dispuesto “a cuadrar” y a admitir sus reconstrucciones, a la manera que ellos querían.

Intentaron también con dos tipos de la Seguridad del Estado: uno, estoy seguro de su nombre: teniente coronel Varela y el otro, un hombre de baja estatura, con alrededor de 40 años de edad, trigueño y muy agresivo. Los dos me pusieron en un cuarto por más de una hora donde me aterrorizaron con fuerza que debía terminar mi declaración, amenazándome de que si no lo hacía vendrían cosas peores. Una, la más asquerosa y sucia de la que me hubieran acusado es de espionaje, porque me pasaba mucho tiempo en el hotel Sierra Maestra. Yo les contesté diciéndoles el motivo y les pregunté si eso si era delito.

Me contestaron que para ellos había alguien que me pagaba mi estancia en el hotel. Francamente le dije que de dónde sacaban tantas mentiras y les recordaba mi larga y actual militancia comunista, que amaba a Cuba, donde decidí que naciera mi único hijo de nombre Ernesto, en memoria al grande y único guerrillero heroico “Comandante Che Guevara¨, que para mí estar en Cuba era motivo de orgullo. Jamás entré a Cuba ilegal, donde me cuidaba mucho de no andar contra de las leyes, además, cómo hubiera sido posible teniendo un hijo al que amo, haber estado aquí y no haberlo visto, y si les parecía eso lógico aquí en Cuba, cómo era posible que yo hubiera llamado muchas veces a mi esposa del teléfono de la casa de mi padre y de mis dos líneas de celular Italianas, si haberla llamado de la línea de Cubacel o de otro teléfono con tarjeta o de cualquier casa en Cuba que me hubiera salido mucho mas fácil y barato y no lo hice, y no tenia ningún motivo para esconderle que había estado en Cuba, visto que estoy alejado de ella desde el fin del 2009 y podía venir aquí y hacer lo que quería sin ningún tipo de problema con ella, y que esto nunca lo hice en casi 7 años de matrimonio, no tiene lógica haberlo hecho ahora en este momento que ya no tenia una relación con ella.

Una línea Cubacel no usada en dos meses, una cuenta de BANDEC, sin tarjeta y soy obligado a sacarlo del banco sito en Bayamo, no existen huellas mías en Cuba del 29 de marzo del 2010, y en Bayamo conozco mucha gente y nadie me puede haber visto entre el 29 de marzo y el 25 de mayo del 2010. Desde que deje la casa de mi esposa siempre he estado en el hotel Sierra Maestra, donde conozco unos cuantos trabajadores y nadie de ellos puede decir que me haya visto en dicho tiempo de mi ausencia en Cuba.

Se fueron los dos de la Seguridad con las mismas amenazas y trampas, dándome tres horas para declarar. Luego dijeron que se iban para La Habana. Yo les di mi declaración y no los vi más. Después de mi posición de declarar solo la verdad me han dejado en paz, no he recibido a nadie, ni pidiéndolo por varios días con obstinación.  Mandaba a buscar a Marcelino y a los demás sin recibir una llamada suya, me apartaron y no me hacían caso yo lo buscaba tres o mas veces al día y no les daba la gana a ellos de escucharme.  Marcelino y sus camaradas no querían recibirme.

Una mañana sentimos gritos, era Luis Carlos. Me puse con las orejas donde el hueco de la puerta y podía entender todas las palabras que él estaba gritando desde su celda. Decía que toda esta historia era falsa y que él no sabía nada del hecho. Después escuché mi nombre, el de Luigi, el de Ángelo, Nano, Pincho… Todos éramos inocentes, nos pedía disculpas por habernos acusado, bajo amenaza, violencia y coacción. Dijo que si no lo hacía, le habrían metido presa a su mujer, dijo que el director de esta historia era el mayor Cedeño, que era un tipo sucio que hace pagar a las jineteras para quitarles cartas de advertencia y quien comete ilegalidades. Continuó repitiendo todo esto por una hora, ofendía también a las acusadas Jaima y Yanet de haberlo acusado injustamente. Luego el DTI se lo llevó para otro lado. Las verdades que decía daban muchas molestias al DTI. Unos días después me enteré que fue a la prisión de Las Mangas donde lo llevaron.

Después del desahogo de Luis Carlos pensando,  el nombre de Cedeño me recordaba un hecho pasado en enero del 2004, el que la víctima era mi esposa donde Cedeño la encarceló con la acusación de jinetera, donde le fabricó una falsa acusación de haberla visto entra y salir en el mes de diciembre del 2003 a varias casas de rentas para extranjeros, donde el extranjero que ella visitaba era siempre yo y regularmente siempre aparecía inscrita en los libros como mi acompañante.

Yo tenía un compromiso serio con ella desde casi un año y amaba a esta muchacha. Fui hasta La Habana y logré con  fuerte lucha defenderla con pruebas a favor de ella, y logré derivar una sanción de cuatro años de privación de libertad. Ganamos la apelación en Bayamo, casi nadie le había ganado una causa de aquel tipo al DTI y a Cedeño. Al enterarme por los gritos de Luis Carlos que este hombre estaba metido en esta historia absurda, me hizo pensar y lo pienso todavía.

Quiero dar un paso atrás, contando lo que pasó alrededor de casi un mes después de mi detención, día que me dieron permiso de hablar con mi familia desde uno de mis celulares a Italia, me hicieron una instrucción al mando de Marcelino y Frank. Frank tenia en un cuadro el número del celular de mi esposa 052616689 de Cubacel, con este teléfono había pasado un hecho extraño ella lo extravió. El 25 de mayo, el día de mi regreso a Cuba dentro de la tienda del hotel Sierra Maestra este teléfono lo encontró la seguridad del hotel pero no fue devuelto a su legítimo propietario. Increíblemente lo ocupó el DTI el día de mi detención en el hotel, el día 30 de junio. No sé el motivo, pero no es correcto, estuvo más de un mes perdido, lo tenía la seguridad del hotel. No avisan a su propietario, luego lo ocupa el DTI, es algo totalmente ilegal: un móvil que una persona  pierde en un hotel lo encuentran, no se devuelve al dueño y 36 días después me detienen a mí y el móvil se le entrega al DTI. Algo increíblemente misterioso.

Vuelvo a la instrucción donde Marcelino y Frank me preguntan desde cual número de Italia yo había llamado a mi esposa y le doy los números 0552336245 que es el número de mi papá, de su casa, más mi numero de celular 33840989937 y el otro 3888922581 y Frank comprueba que las llamadas existían en mayo y en abril, yo le dije que le mandaba muchos mensajes con los mismos números de celulares algunos creo que ella no los había borrado y uno en fecha 14 de mayo del 2010, decía más o menos así:  “Dime si te hace falta algo para el niño con tiempo, yo voy después del día 20 de mayo”. Obviamente yo le dije que con Malavasi yo mantuve contacto por correo y le di hasta mi correo y contraseña para que ellos pudieran buscar y sé con seguridad que existían todavía porque mi hermano me lo confirmó que estaban así, que el DTI tenía muchas pruebas de mi inocencia y mi coartada era clara. Yo recuerdo que se quedaron callados mirándome en ese mismo momento la teniente coronel Marielena que estaba hablando afuera de la oficina con la puerta abierta con un camarada y le escuché claro que le dijo: “El Pini y el Sartorio no estaban en Cuba el 14 de mayo del 2010 los que estaban en Cuba era Malavasi”.

Marcelino se levantó para cerrar la puerta pero Marielena ya estaba entrando y se sorprendió cuando me vio, estaba segura que le había escuchado, así que estoy seguro que sabían claro que yo no estaba en Cuba, pero es claro su complot, esto nunca estuvo enredado. El enredo y la fabricación en contra mía la hicieron ellos, el motivo habría que preguntárselo a ellos. El por qué quieren destruir personas inocentes por su interés de resolver un caso. En estos momentos pienso que esta historia nunca existió, que pertenece solo al sadismo del DTI.

El último lunes que yo estuve allí creo que era el 2 de agosto, Marcelino me buscó en la celda y me llevó a su oficina. Me dice que debo firmarle dos actas; una, mi primera declaración, que era en la que yo desde el primer momento le contestaba que yo no podía saber nada sobre el hecho, porque estaba en Italia el día 14 de mayo del 2010 en casa de mi padre. La otra acta era una hoja que dice que estoy fuera de la encuesta y por eso no debo tener más instrucciones, careos, reconstrucciones de los hechos y si lo debía hacer sería solo en el tribunal el día del juicio. Marcelino hizo un comentario diciéndome que para él era muy difícil que esto pudiera ocurrir estas dos actas no creo que hayan sido presentadas a la fiscalía; de otro modo creo que mi destino hubiera sido distinto.

Lo que no resulta lógico es haber firmado un acta que dice que estoy fuera de la encuesta, luego me hacen pasar dos meses en La Habana en 100 y Aldabó presionado y maltratado, todo sobre los hechos del día 14 de mayo del 2010 ¿Dónde está la lógica? Marcelino me hace entender que después de estas dos actas mi destino era de hallar mi libertad, pero no pasó así. Dos días después sin que nadie me dijera nada sobre mi condición legal, vengo montado sobre una guagüita y traído con Sartorio a la prisión de Las Mangas. Nos pusieron juntos en la misma celda, nos empezamos a decirnos todo el tormento que vivimos, lo que le pasó a él era muy similar a lo que me paso a mí, él no estaba en Cuba el 14 de mayo, llegó el 28 de mayo y llevaba en Italia casi dos meses, y había dejado Cuba el  1 de abril. Nosotros nada más nos habíamos visto una sola vez en la vida, como ya conté, el día 14 de junio del 2010, un mes después del hecho y confiábamos el uno en el otro sobre nuestra total inocencia en esta historia, entre nosotros la pregunta entonces era y todavía es ¿Por qué y qué cosa estamos haciendo en una prisión cubana? Luego empezó a contarme su historia muy parecida a la mía en muchos aspectos. Dijo que abusaron del él salvajemente con violencia sicológica, amenazas, coacción, engaños y ofensas de todo tipo; todo por sacarle un firma sobre una declaración que él no estaba presente el día 14 de mayo, con sus medios sucios con falsas promesas de darle la libertad bajo fianza lo coaccionaron y lo obligaron a ser el dueño del carro de turismo, de haber comprado un pastilla de viagra, de haber cambiado el carro chiquito por uno grande ilegalmente, con un señor llamado José que nunca había visto en su vida, luego que había entrado a Cuba con falsa identidad, haber sobornado un funcionario de Inmigración. A diferencia mía, con él lo lograron; el DTI estaba dispuesto a destruir la vida de un funcionario de Inmigración cuando en un reconocimiento le pusieron delante un turno completo que trabajó el día que Sartorio dijo haber salido en su falsa e inventada declaración y gracias a Dios, no acusó a ninguna persona, cuando Medina lo quería golpear si no acusaba a uno. Él no lo acusó porque ya había visto con José, el Rent-a-Car, al que prometieron no detenerlo y luego lo vio en una celda al lado de la de él y sabía que lo hubiera destruido acusándolo. De allí tomo la fuerza y decisión de declarar solo la verdad, pero él comprendió que habían pasado los tres días y la libertad no le llegó.

Lo amenazaron igual que a mí que su declaración estaba incompleta, por eso no lo podían liberar, diciéndole igual que a mí que sería peor para él, sin embargo se mantuvo a favor de la verdad y la justicia. Me contó también que sobre el carro cambiaron tres veces la declaración, en la primera como él siempre alquilaba carro chiquito así era el carro, luego se dieron cuenta que en el maletero no podía caber el cuerpo de la muchacha, segunda declaración, auto grande cambiado con este inventado por el DTI que Sartorio no conocía y que la policía lo obligó a acusarlo. Carro grande entonces dentro del garaje de la casa de Luis Carlso, pero el garaje era demasiado chiquito para ese tipo de carro, entonces había que cambiarle estos detalles. Tercera versión: carro parqueado frente a la casa de Luis Carlos. Lo absurdo es que lo hicieron cambiar y volver a firmar las declaraciones para que la historia fuera creíble y perfecta. Yo pienso que en la que yo ingenuamente firmé, el carro estaba todavía dentro del garaje. Otra cosa significativa que pasó  en la prisión de Las Mangas fueron dos cartas que logramos cruzarnos con Luis Carlos, una de sus respuestas logramos tenerla con nosotros y la tenemos como prueba, donde Luis Carlos nos pide disculpas por habernos acusado bajo las amenazas del DTI de meter presa a su mujer, que recibió muchos abusos y que él era inocente y que no sabía nada de esta historia totalmente fabricada por el DTI y que nunca pasó en su casa.

Después de tres noches lo transfirieron sin ningún tipo de información, sin poder avisar a su familia en cuba a La Habana donde adentro de la guagüita está también Malavasi, lo saludamos y hablamos con él, tenía una cara desconocida y destruida. En el largo viaje conversando entre los tres Malavasi, que nos había acusado, nos dijo la misma historia. No sabía tampoco de lo que estaban hablando sobre los hechos, sin embargo el estaba en Cuba en esa fecha, dijo que él tenía una coartada, porque hacía tiempo que estaba día y noche con su novia y siempre en la casa estaba con la familia que le alquilaron el cuarto, pero el DTI amenazó a todas estas personas, a su novia la detuvieron con él, estuvo presa unos días donde le dijeron que se olvidara de Ángelo porque sino le esperaba una prisión por prostituta. Lo destruyeron rápido y con los mismos métodos de violencia psicológica, amenazas, engaño y coacción le hicieron entender, mintiéndole, que para él la única opción de salir en libertad era colaborar con sus sucios juegos, acusarnos y declarar todo lo que ellos querían.

Él estaba en Cuba, a diferencia de nosotros, y le hicieron declarar que nuestro grupo era habitual a estos tipos de fiestas con menores, consumo de marihuana y alcohol.

Estos acontecimientos son falsos y fabricados por el DTI,  como ya expliqué anteriormente, que no puede existir la posibilidad de tan descarados inventos, no nos conocíamos ni entre nosotros mismos, a Malavasi lo conocí a mediados de marzo y el 28 de marzo dejé Bayamo y no regresé hasta finales de mayo, al igual que Sartorio. A Fallani no lo conocen y nunca lo han visto en su vida ni Sartorio ni Malavasi; estos dos sí se conocen, pero Sartorio vivía en Holguín.

Con las declaraciones de Malavasi y Jaima logran testimonios de estos hechos fabricados contra nosotros que nunca existieron, y si existieron nosotros no estábamos y desconocemos su desarrollo. Yo le dije que si estaba loco y que cómo había podido prestarse a cosas tan graves; me dijo que estuviera tranquilo que le habían prometido la libertad para él y para los otros italianos, que éramos solo victimas, le contesté “¿cómo, tú has podido declarar cosas que no existieron con nosotros?”, me contestó que no debía preocuparme, que ya a mí y Santorio nos estaban llevando a la embajada italiana por repatriación, y a él le tocaba en un segundo momento, no muy lejano. Era increíble cómo lo decía convencido, con una cara de bobo, que todavía no se había dado cuenta cómo había sido engañado, sin todavía darse cuenta, luego empezó a delirar. Todas las personas que no conocia que había debido acusar por obligo y coeccion al DTI: acusó a un tal Memo, una tal Rebeca, una tal Lolita y otros nombres que no recuerdo , mientras lo decía, estaba mirándolo a la cara, parecía un vegetal, era un estado mental precario y confuso, por esto no le descargué arriba más nada. Casi lo decía divertido, cómo lo preparaban antes, diciéndole quién era, y de qué cosa lo debía acusar, el nunca había visto a estas personas, más la cantidad de actos y declaraciones que le hicieron firmar, algunas sin tampoco leerlas.

Me siento mal todavía al contar esta historia, donde este hombre en un estado psicofísico fundido, lo utilizaron para acusar tantas personas inocentes que el no conocía. El, Malavasi, se pasará muchos días de hospital, con problemas de todo tipo, realmente destruido por los métodos del DTI, que no se cuánto tiempo pasó por entender los engaños sufridos, no menos de un par de meses. Delirante aquel viaje con Malvasi, que seguía contándonos sin parar, nunca más, y que pronto volveremos a Italia.

Santorio terminó dándole cráneo y estaban convencidos los dos de volver a Italia. El sufrimiento fue terrible cuando en La Habana, la prisión era nuestro destino: Santorio y yo al Combinado del Este; Malvasi, a La Condesa.

Cuando entramos en el Combinado del Este, gritamos el descaro que nos pasó. Después de tres días hablamos con un Fiscal del CLEP y el 16 de agosto del 2010 nos transfirieron a Cien y Aldabó.

Nos separaron otra  vez y el mismo dia el Mayor Molina me recibió y entrevistó, haciéndome desahogar de todo lo que pasó en Bayamo, y le aporté el abuso que estaban haciendo conmigo , diciéndole mis coartadas y verdades, que no estaba en Cuba el dia de la acusación, desde el primer momento le di todos mis argumentos, testimonios, testigos, pruebas y detalles para facilitarle el trabajo. Me contestó que estuviera tranquilo, que si lo que yo le había dicho era verdad, muy pronto volvería a ser hombre libre, más criticó duramente y apuntó muchas cosas que le dije, asegurándome que en La Habana, trabajaban claro y que no hubieran permitido tener presos a extranjeros inocentes, que luego de la instrucción me sentiría bien y que pronto regresaría a mi vida libre, mas desgraciadamente no paso. En la primera semana que pase en Cien y Aldabó, parecían de verdad en sentido de la justicia: Molina escribía todas mis coartadas, pruebas, dónde buscar mi última salida de Cuba, le conté mi viaje de regreso, con quién había venido, todo lo que hice en Italia, mis llamadas telefónicas a mi esposa, todos los particulares y los detalles, más seguía preguntándome el por qué y cómo había podido firmar las declaraciones en mi contra yo le conté todo y la violencia psicológica, verbal, las amenazas, los engaños, cómo pasaron y la coeccion que me obligaron con tanto descaro, él lo escribía todo, dándome la impresión de creerme. Me dejaba hablar con calma de todo.
De momento en una instrucción con un teniente de nombre Edgar el ambiente comenzó a cambiar: me dijo que había pedido una investigación a Interpol sobre mí y le contestaron que no estaba en Italia, yo le dije que no era posible y qué engaño era este y segui dándole todas mis pruebas. Terminó pronto la instrucción, pero después de esta externacion estaba turbado, cómo me pudo decir esa mentira, ¡que no estaba en Italia! De allí en adelante el tratamiento empeoró y volvieron los temas de acusación. Yo en todo este tiempo he pensado mucho y tengo miedo, que a quien mandaba esta investigación le debe haber llegado la orden de mantener viva la criminal historia de Bayamo, con mucha probabilidad, porque sobre la muerte de esta  muchacha no tenían nada, y había que buscar algún culpable, entonces como estábamos allí , ya estábamos; era claro claro por ellos que yo y Santorio no estábamos en Cuba, pero como nos destruyeron en Bayamo, con sus métodos y tenían unas firmas nuestras mantuvieron en pie toda la historia y no investigaron sobre la verdad, y porque había una persona que uno nunca había visto en vida y lo habían ausado.

Esto debe haber pasado así en la cara de los buenos propósitos de Molina en la primera parte. Molina se puso siempre más duro y agresivo, no te dejaba más hablar, y empezó a hacer de todo por hacerme declarar haber estado en la fiesta del 14 de mayo del 2010, usando el engaño como pan cotidiano y no solo a la persona humana que quería salvar a uno en cada modo usando una cantidad grande de engaño y trampas dignas del mejor artista de película. Conmigo nunca estuvo violento, más lo acuso de no haber investigado por nada, no sé si por su culpa o por quien está arriba de él, se contradecía el mismo simulando y diciendo en sus historias preparadas, un dia diciendo que había estado por nosotros en la fiscalía donde me engañó, como diez acusaciones, luego gracias a él nada más quedaban dos acusaciones, que eran, no haber prestado socorro a la muchacha y no haber denunciado el caso a la policía, por este tipo de acusación la prisión era mínima, con la esperanza de cumplir en casa con mi hijo. Va a declararme decía al final, donde por una hora no me permitia hablar, yo atormentado  le contestaba “¿qué usted quiere, la verdad o la mentira?”, por supuesto contesta molesto, “Aquí se debe de decir solo la verdad”, yo le digo “Estaba en Italia, Molina el 14 de mayo”.

Al otro dia me hacen otro ejemplo con un listado de buenos y malos entre más de diez personas, yo estoy con los buenos, para mí una multa no fuerte y mi repatriación, le dije otra vez: “Molina, estaba en Italia, por qué una multa y una sanción de no entrar a Cuba por tres años”, cada día era una trampa nueva. Un día me dijo que si decía que yo estaba en la fiesta, me hubiera hecho pasar de acusado a testigo, por lo que yo había dicho en la declaración de Bayamo no hice nada malo para estar preso, yo le conteste: “Molina la declaración de Bayamo es falsa, me la sacaron con violencia psicológica y engaño, yo estaba en Italia y usted no me cree y quiere entonces que le diga mentira, cuál es su tarea , investigar y buscar la verdad”, después le doy, me recuerdo de dos nombres de amigas Alina Tailanis de Vado del Yeso que tuvo una relación con este último, y el teléfono con línea Cubacel mío está a nombre suyo, al otro día , en la diaria instrucción, Molina me dice: que estas dos mujeres han dicho, que en la temporada del 14 de mayo tú estabas en Cuba, le contesto, que no es posible, a que juego está jugando, Molina sigue y me habla, y me enseña una foto de un italiano, Cataldo, el apellido no me acuerdo, y me pregunta si lo conozco le digo que sí pero no lo frecuento lo he visto en el hotel Sierra Maestra de Bayamo, porque era cliente como yo del hotel, antes que el me lo diga soy yo el que digo de haber tenido una discordia con motivos de celos suyos en mi contra porque su novia una joven de alrededor de veinte años le había dicho que yo la había enamorado y esto es totalmente falso, y esto se lo dije a Molina. Pasó después de 15 de junio, luego de no haber visto mas al Catalgo desde finales de marzo antes de mi salida de Cuba y no había visto más a este hombre, cuando lo volví a ver a mediados de junio yo iba a saludarlo con amistad y este tipo empezó a querer problemas conmigo, yo le expliqué que todo era mentira que era un invento de ella para darle celos, él no entendía, y le daba la razón a la novia, así que yo le contesté que lo sentía mucho que no estaba dispuesto a sus locos celos y que si quería que no me hablara más, y asi quedamos, luego estábamos en el mismo sitio y siempre lo encontraba en el desayuno y la cena y seguía molestándome, cada vez de manera más dura con el mismo cuento, estaba loco de celos, hasta que no lo aguanté más y le dije que me dejara en paz o le daba una bofetada, eso se quedó así porque no me molestó más, después esta historia verdadera de mi Catalgo. Molina me dijo que Cataldo y su novia le habían dicho que me habían visto como cliente del hotel Sierra Maestra  a mediados  de mayo y le conteste fuerte diciéndole que no era posible y que esto lo podía comprobar fácilmente con la carpeta del hotel mismo, además que era un cliente del hotel que tenía buenas relaciones con los trabajadores y que lo podía preguntar si estaba o no en el hotel donde todo está registrado.

Le dije también que no podía hacerle caso a este tipo que caminaba con una farmacia arriba tomando pastillas cada cinco minutos con una cantidad grande de problemas que es un italiano del sur que estas gentes viven con el celo en la sangre. Allí Molina desapareció y no lo vi más, por un par de semanas mas o menos donde la última vez que lo vi fue junto al teniente coronel Felipe, que el desarrollo de la encuesta para mí no era regular, visto que no era capaz de buscar y comprobar las pruebas mías, y le había pedido de hablar con el coronel Castro jefe de 100 y Aldabó y con la Fiscalía General de la República, y vi que mi petición fue mal interpretada no sacándome y por la instrucción había otros funcionarios donde yo solicitaba mis derechos de poder contactar con tales instituciones donde mis derechos me lo rechazaron y me había dicho que era solo yo que no admitia de haber participado en la fiesta del dia 14 de mayo.

Yo siempre afirmaba solo la verdad, de mi estancia en Italia del  29 de marzo hasta el 25 de mayo y que no conozco a Jaima, Yanet, Pincho, Sandra y que no sabía nada de toda esta historia absurda, ni conozco y nunca he visto la fallecida ni las menores en toda mi vida, y que a Luis Carlos no lo veía desde el 2003 y que a Nano sí lo conocía pero que no lo frecuentaba, lo veía de casualidad en Bayamo en el hotel Sierra Maestra donde yo me hospedaba, de todas mis pruebas nunca nadie me dijo nada y temo que no fueron ni buscadas, porque en el caso mío el enredo lo invento el DTI de Bayamo las pruebas mías eran grandes pero me fabricaron quien me acusó sin que existieran presencias de huellas mías en Cuba y no encontraron ningún detalle, con la absurda acusación de yo tener otro pasaporte, luego vine torturado psicológicamente cuaccionado con engaños de liberarme y por esto lograron unas firmas mias. Esta historia con todas mis pruebas todavía no ha sido aceptada por la policía y es un comportamiento inadecuado y poco profesional y era fácil de comprobar haciendo investigaciones correctas a quien me había acusado y por qué lo hicieron, porque la calumnia es un delito también y es por esto que yo acuso también el comportamiento de todos los instructores y en particular su jefe Molina, Felipe y Rojas por no haber cumplido con su deber, a favor de lo que es su trabajo, buscar la verdad, la justicia y no ocultarla o ofuscarla, por camaradería o otros motivos que pueden ser hasta peores que son; buscar a alguien que pague un delito no cometido, tanto quien esta preso por un delito quien lo está pagando el culpable igual, porque su vida se ha transformado en un infierno, y esto le aseguro que estar preso no se puede contar, uno debería vivirlo, para probar cómo son cada día y cada hora, uno se pregunta Porque mi vida es esta yo que no he hecho nada para merecer este encierro, el sufrimiento no se puede contar hay que vivirlo.

Cuando vi a Molina la última vez, le pedí de nuevo poder hablar con la fiscalía y con Castro,  jefe de 100 y Aldabó. Se quedó callado cambiando el tema, esto duró pocos minutos y luego se marchó, me dijo que Felipe que lo vi un día más hablándome de otro temas insignificantes, yo le volví a remarcar mis derechos de manera fuerte y por qué todavía estaba preso por un delito que no podía ser nada porque estaba en Italia y esta fue la ultima instrucción.

Al otro día era un viernes creo que era 15 de octubre, sin que nadie me dijera nada vengo de nuevo trasferido a la prisión del Combinado del Este. Donde no he dejado de insistir en mi inocencia, luchando en contra de la barbaridad de la cual soy víctima, escribiendo cartas a diferentes instancias del gobierno cubano, incluyendo al presidente Raúl castro y a Fidel, al Ministerio de Relaciones Exteriores, la fiscalía militar, dos a la Ministra de Justicia, sin haber logrado tampoco una respuesta sobre el drama inhumano que estoy viviendo; esto no puede seguir así, he esperado con ansias y con una depresión obvia, que este problema se resuelva sin otro tipo de iniciativa, pero la estancia de una año y saber que con la conclusión provisional mi nombre todavía queda entre los acusados, es algo inaceptable que va contra cada tipo de derecho, sabiendo que también todos los acusados han denunciado haber recibido los mismos tratamientos y abusos de cómo hemos sido involucrados y cuestionados en esta tragedia insensata y criminal del DTI de Bayamo y luego encubierta por 100 y Aldabó en La Habana, donde no denunciaron las irregularidades al contrario las sostuvieron, ocultando un escándalo que pudiera transformarse en un escándalo internacional, por haber inventado y fabricado la presencia en esta fiesta nunca existida de cuatro ciudadanos italianos, de los cuales hay tres presos injustamente en Cuba casi por un año.

Muchos meses de silencio y de crueldad donde ningún órgano institucional se ha preocupado por analizar e investigar lo que estaban haciendo estos policías y esto ha sido un error gravísimo, y con muchas faltas de ética y sensibilidad, quisiera saber porque existen policías en este país que pueden inventar un crimen así con tantas personas involucrando extranjeros que no estaban presentes en Cuba y nadie le hace casos, pidiéndolo y denunciándolo hasta el Consejo de Estado. Estos policías se han pasado sobre el deber fundamental de la revolución socialista, que son arrebatar la injusticia y defender los ciudadanos, no perpetuar crímenes contra personas inocentes, con todas esta clase de abusos y maldades inconciliables con los valores éticos y humanos del comandante en jefe, que ha luchado toda su vida porque barbaridades como estas no ocurrieran más.

El DTI de Bayamo parece no conocer este tipo de principios y valores y piensan como anterior al triunfo de la revolución, seguramente podrían hacer, la consecuencia ha sido devastadora con mi vida donde he perdido todo. Un hijo que tengo chiquito he debido abandonarlo y hace casi un año que no lo veo. Mi padre está vivo con 85 años, dándole ansiedad y preocupaciones, y el miedo de no poderlo ver más que le pueda pasar algo, mi esposa me abandonó y vendió mi carro, sin darme a mí ni un solo centavo, pasando yo preso miles de necesidades y de hecho no tengo abogado por falta de recursos económicos.

Lo que yo era no lo soy más y mi único error y culpa ha sido haber estado en el momento de la investigación en Bayamo, donde parece que mi presencia le molestaba a alguna mente enferma y me quisieron involucrar sin motivo.

Desde 1995 vengo a Cuba siempre con la máxima legalidad, nunca he sido tomador, no consumo droga de ningún tipo, nunca he compartido con menores. Me casé en abril del 2004, me fui a vivir a Vado del Yeso, vivía modestamente, he criado a un niño -que ya mi esposa tenía y que ahora tiene 14 años- como si fuera mío propio y mi hijo de seis años, preocupándome siempre por los dos.

Limpié un basurero que había y lo preparé y en él cultivaba hortalizas. He estado por años solo con mi familia y mi perro trabajando la tierra, todo gracias a mi espíritu sólido y sencillo, a mi alma completamente comunista y a mi amor por Cuba, que espero poder seguir amando. En mi vida siempre he luchado contra cualquier tipo de injusticia y lucharé siempre recordando una frase del Che en una carta a sus hijos, en la que les dice que tener sensibilidad para indignarse contra de cualquier injusticia cometida en cualquier parte del mundo contra cualquiera es la dote mejor para un revolucionario. Es con este espíritu de lucha que estoy dispuesto a luchar por mis derechos, mi vida y mi libertad hasta mi última gota de sangre y mi último aliento.

Revolucionariamente,

Simone Pini

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