Julio Casas

No puedo hablar de su trayectoria después que salí de Cuba, pero si de algo estoy seguro es que, sin su dedicación y exigencia, las empresas dirigidas por militares cubanos no hubieran tenido el éxito que hoy se les reconoce.

Julio Casas
Julio Casas Regueiro (der.) junto al Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez.

Por Rafael del Pino*

Por una cuestión de especialidad (yo era piloto, como se sabe, y él era jefe de logística de las FAR) no tuvimos una relación de trabajo y camaradería hasta el año 1982 en que fue destituido el entonces jefe de la DAAFAR -por las siglas de Defensa Antiaérea y Fuerza Aérea Revolucionaria el General de División Francisco Cabrera González y nombrado en su lugar el General de División Julio Casas Regueiro.

Julio Casas comenzó a dirigir el nuevo tipo de fuerza armada que se le había asignado de forma colegiada y sin tomar decisión alguna que no fuera por consenso de todos los jefes en las reuniones del Consejo Metodológico. Desapareció el método de ordeno y mando para sentar las pautas organizativas por el método de aprobación colectiva.  Por primera vez sentimos que nuestras recomendaciones eran escuchadas y ejecutadas por aprobación colectiva.  Cualquiera de los que formábamos parte del Consejo podía estar de acuerdo u oponerse. No creo que en muchas fuerzas armadas en el mundo se dirija de esa forma.

Julio Casas había heredado un elefante blanco: era nuestra forma de describir a miles de hombres y tecnología casi en su totalidad improductiva, aunque necesaria para la defensa. El general no tardó en empezar a limarle los colmillos al animal. Comenzó por el Regimiento de Transporte Aéreo.

Mandó a pintar los aviones con el logotipo de Cubana de Aviación y los puso a prestar servicio en el país. Cubana protestó al poco tiempo por la competencia y de ahí surge “Gaviota”. Cubana de Aviación poseía un engranaje burocrático monstruoso. “Gaviota” era dirigida al principio por el Mayor Bombino en un cuartico de 4 x 4 metros contiguo a la oficina de Julio Casas y apoyado por Amadito, el ayudante y secretario del general.

Yo velaba porque se cumplieran estrictamente las medidas de seguridad y la incipiente empresa además de cumplirlas era probablemente la única rentable en el país en esos momentos.

Después amplió las ramas empresariales y abarcó hoteles, centros de recreación, cotos de caza y otras instalaciones

Al mismo tiempo, dato importante, mientras se le atribuía la victoria de la campaña de Etiopía al general Arnaldo Ochoa, se ignoró el papel clave del General Casas en garantizar toda la logística de la operación, sin la cual no hubiera sido posible el éxito.

No creo en las teorías del comportamiento influenciado por condiciones genéticas. Pero sí en la influencia de los padres y el ejemplo del hogar. Julio provenía de una familia de campesinos ricos. De burgueses rurales que mostraron a sus hijos -Julio me lo contó varias veces con visible orgullocuán exitosa puede ser una economía de mercado y cuán importante es el valor de las cosas y el esfuerzo personal de los hombres.

En los años que trabajamos juntos no recuerdo jamás que hubiera habido abuso de poder ni decisiones autoritarias. Como jefe de la DAAFAR creo que él fue el mejor. No puedo hablar de su trayectoria después que salí de Cuba, pero si de algo estoy seguro es que, sin su dedicación y exigencia, las empresas dirigidas por militares cubanos no hubieran tenido el éxito que hoy se les reconoce.

Para su familia, su viuda y sus hijos mis condolencias sinceras.

*Piloto de guerra y ex General de Brigada de las FAR. Veterano de Playa Girón y Angola. Desertó con su familia piloteando un avión Cessna el 28 de mayo de 1987.

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