La Guayaba de Cartón: Chavarría descubre la intuición médica de Fidel; Pablo Armando le declara su amor al líder
Durante los días previos y posteriores al 13 de agosto, la prensa oficial cubana ha sido escenario de un aluvión de ditirambos, artículos laudatorios, cartas, poemas y todo tipo de exaltaciones a la figura de Fidel Castro por sus 85 cumpleaños.
Era explicable tratándose de un aniversario emblemático del Comandante, que incluyó hasta seneratas de fidelidad en el Teatro “Karl Marx” con la presencia de ilustres cantores del continente y la búlgara Yordanka Kristova, eterna enamorada de la isla.
La jornada de idolatría al Jefe entre los intelectuales y artistas criollos tuvo textos e imágenes al por mayor, algunos realmente curiosos y reveladores.
La veterana periodista Marta Rojas descubrió al “buen escritor que también ha habido eternamente en él”. Otro periodista con reconocidos “servicios revolucionarios”, Luis Baéz, confesó que esperaba todavía por las 180 preguntas que alguna vez Fidel prometió responderle, y contó una anécdota que apunta a los poderes premonitorios del personaje en vísperas de la invasión de Playa Girón.
Interesante el testimonio de Isabel Monal, con Fidel, Sartre, Simone de Beauvoir y los inolvidables Miriam Acevedo y Francisco Morín descargando en la Cafetería Kasalta tras asistir a una presentación de La Ramera Respetuosa en La Habana de 1960.
El trovador Vicente Feliú aseveró que cantarle a “este gigante” era como cantarle a su papá y el fotógrafo Roberto Chile presentó una muestra de las múltiples fotografías que ha tenido oportunidad de hacerle a Fidel en los últimos seis años, incluyendo detalles de las manos del patriarca que quedarán para la historia.
Para no quedarse atrás, el siempre fiel Miguel Barnet lo calificó, en el proemio de una velada este sábado, de “autor intelectual de la creación de la UNEAC”, así que ya saben los escritores y artistas cubiches a quién deben reclamarle por los problemas de la organización. “La UNEAC es el Moncada de la Cultura”, sentenció Barnet.
Pero realmente hay que quitarse el sombrero en esta carrera de alabanzas del 2011 con lo que escribieron dos ganadores del Premio Nacional de Literatura, el septuagenario Daniel Chavarría (uruguayo devenido caribeño tras secuestrar un avión en 1969) y Pablo Armando Fernández, ese niño eterno que no deja de sorprendernos a sus 81 primaveras.
Las evocaciones de Chavarría y Pablo Armando no tienen desperdicio y sería difícil inclinarse por un ganador.
El uruguayo ya ha dado pruebas contundentes de fervor fidelista cuando en sus memorias contó sin pudor cómo se puso de rodillas frente al Comandante para pedirle un beso. Ahora en este aniversario se lanza a escudriñar la condición de suspicaz del líder y perfila un análisis semántico para argumentar su tesis. Luego repasa las capacidades adivinatorias de Fidel y concluye con la revelación de dos inopinadas virtudes: “la intuición de médico, que le permitiera pesquisar y combatir muy a tiempo un mal absceso del presidente [Hugo] Chávez; y su camaraderil autoridad para prohibirle a su epígono continental morirse en este trance”.
Pablo Armando no se queda nada atrás. Lo llama “Un elegido de la Historia” y advierte que Fidel bien hubiera podido “dedicar toda su vida a viajar por el mundo y a conocer muchachas hermosas que seguro lo estarían esperando”.
El de Chaparra rememora emocionado cuando el de Birán le celebró sus 60 cumpleaños, y cuando Miguelito Barnet le convenció para celebrar los 70 de Fidel entre “personas que lo amamos”.
Según Pablo Armando, es Fidel quien nos ha dado a el rostro y la voz de cubanos (sic) y hay que pedirle “a la luz que lo mantenga bien de salud por mucho tiempo”. Y para rematar por todo lo alto, le colgó a la crónica dos poemas suyos dedicados al Hombre.
¿Quién es el triunfador en este pulso por el amor de Castro? ¿Chavarría o Pablo Armando? Aquí le van íntegramente los dos artículos para que usted decida. Allá va eso.
LOS 85 DE FIDEL
Por DANIEL CHAVARRIA
En su cumpleaños anterior, en esta misma Jiribilla le festejé al Comandante dos cualidades que no suelen mencionarse y yo considero sobresalientes en su trayectoria de gran estadista: en primer lugar, su aguda suspicacia; y luego, su exposición a ser tildado de absurdo, exagerado o ridículo, y a cuanto adjetivo denigratorio contengan los diccionarios, con tal de poner al servicio de la Humanidad y de la Paz, su gran prestigio mundial.La condición de suspicaz es una virtud que muchos no osarían atribuirle por considerarla un sinónimo de “desconfiado”, lesivo para su gloria. Para mí, en cambio, es una de las dotes que más han protegido a los que vivimos desde hace tantos años bajo su guía augural.
El vocablo deriva del verbo latino suspicare (sub-spicare) y es un calco semántico del griego hypopteuo (hypo-opteuo), que significa “mirar abajo”. Con la sintética expresividad de las lenguas antiguas, suspicare caracteriza a quien camina vigilante por un sendero enyerbado, para precaverse contra el acecho de serpientes y otras sabandijas; o contra el interlocutor amable y sonriente que puede esconder entre una manga, o bajo sus ropas, un puñal asesino.
Y esa virtud congénita de “mirar abajo”, de sospechar con tino, lo llevó muy temprano a despreciar las cacareadas ventajas del capitalismo triunfalista de los EE.UU. No creía en ellas desde la adolescencia, convencido por su comprensión precoz de la miseria cubana durante los años 30 y 40. Y cuando ya el ambiente universitario lo proveyó de bagaje teórico y asistió a debates entre jóvenes politizados, leyó a Marx, Engels, Lenin y otros, vislumbró la posibilidad latente de movilizar al pueblo cubano y generar cambios sociales.
Por eso, cuando derrocó a la tiranía de Batista, ya sabía muy bien que después vendrían la mentira, la calumnia y las criminales intenciones de los EE.UU. Ellos siempre ignoraron el fecundo aporte de José Martí a la formación en Cuba de una poderosa conciencia libertaria, de la que Fidel ha sido un inspirado heredero. Por eso, le fue fácil adivinar el programa de Eisenhower, cuando propuso, para defender su fraudulenta democracia, someter a Cuba al hambre y las enfermedades; y vio también el puñal asesino bajo la manga de Kennedy con sus Cuerpos de Paz, y supo derrotarlo en Playa Girón y enfrentarlo con ejemplar dignidad durante los días luminosos y tristes de la Crisis de Octubre.
Desde entonces, su naturaleza suspicaz le permitió la cadena de éxitos políticos, militares y humanos que lo han cubierto de gloria, como talentoso estratega y campeón mundial de la verdadera solidaridad, franca y desinteresada, en la lucha contra el apartheid y en la atención médica a los pobres de este mundo.
En cuanto a su desprecio por el “qué dirán”, él sabe que su excepcional condición de escudo humano provocaría una mayor difusión de sus advertencias sobre la guerra y los peligros ecológicos. Y yo consideraba posible que muchos políticos, aun contra su voluntad, reconocerían las advertencias de Fidel y lo oyeran hasta convencerse de que él nunca actúa por obstinación.
Por cierto, a la altura de este cumpleaños se consuman las predicciones que Fidel ha reconocido como más lamentables. De una parte, la OTAN abusa de su poder militar y se convierte en un mandante pandillero; y de otra, el desastre humano del capitalismo muestra sus costuras en Europa y EE.UU, con protestas contra el desempleo, la injusticia y el desamparo de los necesitados a favor de los banqueros; y mediante alzamientos populares contra la privatización y el encarecimiento de la enseñanza; o reclamaciones de igualdad en la atención a la salud y la asistencia social. El llamado estado de bienestar ya genera un malestar que crece y contamina al planeta.
Y ahora, al cumplir los 85, Fidel nos descubre otras dos inopinadas virtudes: la intuición de médico, que le permitiera pesquisar y combatir muy a tiempo un mal absceso del presidente Chávez; y su camaraderil autoridad para prohibirle a su epígono continental morirse en este trance.
¡Bravo, Comandante! Felicidades por este y por sus próximos 30 aniversarios.
UN ELEGIDO DE LA HISTORIA
Por PABLO ARMANDO FERNANDEZ
En 1926 nació en la provincia de Oriente Fidel Castro Ruz. Un joven inteligente, culto, de buena posición económica, que hubiera podido dedicar toda su vida a viajar por el mundo y a conocer muchachas hermosas que seguro lo estarían esperando. Pero se dedicó a tratar de recuperar a Cuba, a hacerla libre, independiente, soberana, como lo hizo el primer cimarrón que construyó un palenque o nuestro Padre de la Patria Carlos Manuel de Céspedes.
Fidel es pura historia, es un elegido, un enviado. Hace medio siglo que él supo alcanzar lo que otros no pudieron hacer otorgando sus vidas y sus fortunas. Eso es lo que todo cubano debe respetar, su lucha por darnos un rostro y una voz propios, que es ser cubanos.
Fidel es un hombre extraordinariamente culto, que ha leído lo esencial, lo imprescindible para conocer aquello que se nos hace absolutamente necesario. Él lo dijo en un almuerzo en el que estuvimos junto con Harry Belafonte: “la cultura es lo único que nos enseñará ese proceso ético y espiritual de ser cubano”.
No hemos tenido una amistad en el sentido de compartir el tiempo que para eso se necesita. En 1955 le escuché un discurso en Nueva York, en 1959 lo encontré en el suplemento literario Lunes de Revolución donde trabajaba y fue la primera vez que lo vi de cerca. Luego lo encontraba en las recepciones, encuentros o eventos en que participábamos y, en 1990, cuando iba a cumplir mis 60 años, él me los celebró.
Resulta que estábamos en una recepción del Premio Casa de las Américas en el Palacio de las Convenciones y, de momento, él se me acercó muy gracioso y me dijo: “tú siempre tomando Juanito el Caminante en vez de tomar whisky cubano”. Le respondí que en Cuba había muy buena cerveza, buen aguardiente y ron, pero yo había tomado mi primer trago en los EE.UU. a los 17 años y era whisky. Estuvimos conversando de esas cosas por un rato, y cuando se iba me dijo que me llevara whisky cubano. Miguelito Barnet se le acercó y le comentó que era el primer regalo que me hacían antes de cumplir 60 años, y Fidel dijo entonces que había que hacerme una recepción. Esther Pérez, quien entonces trabajaba en la Casa de las Américas, ofreció realizarlo allí y se celebró una fiesta bellísima, con muchos amigos e intelectuales.
Ese día me preguntó cómo me sentía y yo contesté: “soy el hombre más feliz de la Tierra, y no es un acto de vanidad ni de egoísmo, pero este momento yo no lo merezco. Lo merece usted, usted es el que debería tener un cumpleaños como este, pero no tiene un Fidel Castro que se lo haga”.
Después, Miguelito vino y me propuso celebrar el 70 cumpleaños de Fidel en mi casa. Hablé con Antonio Núñez Jiménez y Armando Hart Dávalos, que trabajaban por entonces con él, y reunimos a ese mismo grupo de personas que estaba en la Casa de las Américas seis años antes, personas que lo amamos. La idea no era que él estuviera aquí, sino que un grupo de amigos brindáramos por su salud, pero él llegó a compartir con nosotros junto con otros invitados. Al rato de estar aquí lo llamaron por teléfono porque lo estaban esperando en una cena y él, muy generoso y noble, le confesó a Maruja, mi mujer, que ojalá la vida le diera solo una hora más para compartir con nosotros en esta casa.
Todo lo que está sucediendo en América Latina hoy lo ha despertado Fidel. Evo Morales, Chávez, Correa, Bachelet, Cristina Fernández, y los demás cercanos a Cuba, vienen por él, por lo que ha legado su pensamiento.
Historia es lo que celebramos el 13 de agosto de todos los años, como conmemoramos el 28 de enero, porque entre Fidel y Martí hay una coincidencia inevitable. Su presencia es el apoyo, la asistencia de José Martí. Pidámosle a la luz que lo mantenga bien de salud por mucho tiempo.
“Héroes inmarcesibles”
Para Fidel
¡Qué alegría verte, escucharte!
Saber que el poeta redentor
en la acción se entrega a la Escritura,
como lo hiciera en el Principio, el Verbo.
Sumas unas tras otras las experiencias
compartidas en ciclos dedicados
en defensa de la Naturaleza
y sus especies, entre ellas el Ser Humano,
que ha de luchar por conservar su imagen
en la vasta, inabarcable Infinitud.
Por la Luz amparado,
sabes que en la Escritura se preserva
cuánto acumula el conocimiento.
Y siguiendo lo signos, que en el número
develan los senderos por seguir,
nos instruyes, como Martí, el Apóstol
que nos precediera, para reconocer:
“Patria es Humanidad”.
Atentos a esta revelación continuaremos
hasta alcanzar a plenitud la Paz
que héroes inmarcesibles lograron:
“La victoria estratégica”.
La Habana, 12 de agosto de 2010
“Números reveladores”
Para Fidel
Los números nos revelan
signos de Luz que ilumina
al ser humano y lo inclina
abrir las puertas que velan
penetrar otros dominios,
que esperan nuestro nacer
y nos permiten hacer
posible altos prodigios.
En Martí, el cinco y el tres
prodigan su nacimiento
que predice el monumento
a sus logrados deberes.
En Fidel el dos y el seis
hacen el hombre ejemplar
en el reino del palmar
que torna el mal al revés.
Esas fechas elegidas
por números redentores
se multiplican en flores
que aroman nuestras vidas.
El nueve y el cinco suman
la cifra libertadora
que nos condujo a la aurora
de lumbres que nos aúnan.
Esa cifra dio a Martí
el punto inicial: catorce,
e hizo del machete bronce propio, vencedor, en sí.
Mas, siempre hay que recurrir
al número digital
y es el cinco principal
señal en el combatir.
Martí y su noventa y cinco,
Fidel y el cincuenta y nueve
hacen que la Luz revele
su liberador ahínco.
Pues, el cinco en la estrella
alumbra nuestros sentidos
que manos y pies fluidos
andan por Cubita bella.
En Montecristi está Gómez
y en México Che Guevara
ambos con la luz que ampara
y libera de tenciones,
siguen a Martí y Fidel
por los serpenteantes mares
hasta encontrar los palmares
y los montes de laurel.
Martí eligió Playita
y Fidel Las Coloradas.
Fe y Esperanza aladas,
a la lucha les incita.
El dos y el ocho invocan
a develar lo prescrito
en cursos de lo infinito
que a seguirlos nos convocan.
Números que corroboran
cómo reclama la historia
se recurra a su memoria
que conserva cuanto añoran
quienes en el ocho y dos
regresaron con Fidel
para serles siempre fiel,
corazones enfrenados.
La goleta Brothers saca
a Martí para traerlo
a Cuba, que debe verlo
protegido en su casaca
corporal, como los otros
que regresaron en Granma
con sus defensivas armas
para en ellas ser nosotros.
La Habana, 3 de agosto de 2010