Basura e insalubridad: La Habana a la deriva
Estas imágenes fueron tomadas en la intersección de las calles San Rafael y Gervasio, en el municipio Centro Habana, pero el panorama no es exclusivo de esta zona de la capital cubana.
La Habana transmite desde hace tiempo el espectáculo de un basurero gigantesco, maloliente y putrefacto, sin que las autoridades gubernamentales tengan respuesta para solucionar un problema que más allá de las afectaciones al tránsito y la funcionalidad comunitaria es una amenaza permanente a la salubridad.
Estas imágenes fueron tomadas este miércoles en la intersección de las calles San Rafael y Gervasio, en el municipio Centro Habana, que es el más poblado, golpeado por los derrumbes y atestado de desechos sólidos a cada paso. El video fue enviado a Café Fuerte por un colaborador anónimo.
Pero no son exclusivas de Centro Habana. Todos los barrios de la capital cubana enfrentan la crisis de la basura, que se suma al catálogo de calamidades agravadas por la presencia creciente de dengue, Oropouche y Covid a lo largo del país.
Del tema apremiante de la higienización de La Habana se está hablando desde hace rato en reuniones del gobierno provincial y de la alta jerarquía del Consejo de Estado y el Partido Comunista en busca de propuestas para solucionar el flagelo de la putrefacción de la ciudad.
Por estos días de agosto, hace exactamente un año, reunidos con la alta cúpula del poder en el Palacio de la Revolución, se abordó el asunto con la intervención de la gobernadora habanera, Yanet Hernández Pérez.
En noviembre pasado, Hernández Pérez rindió cuentas sobre su gestión ante las autoridades gubernamentales y partidistas del territorio, y destacó la “batalla que se libra por el mejoramiento de la ciudad”.
Sin embargo, la basura sigue ahí, en cada cuadra, inamovible en cada amanecer, como el dinosaurio.
El gobierno de La Habana argumenta que la situación de la basura se ha complicado por el aumento de habitantes y población flotante de los últimos años, la existencia de 73 instalaciones hospitalarias y 557 grandes industrias, así como de 87,991 trabajadores por cuenta propia y 3,592 mipymes. Es difícil no obstante, aceptar el argumento de un crecimiento poblacional en una ciudad que figura entre las más impactadas por el éxodo masivo que desangra a Cuba desde hace hace tres años.
La cantidad de residuos sólidos generados en la capital diariamente alcanza los 23.8 metros cúbicos, de ellos el 69 % corresponde a la actividad de servicios y desechos domiciliarios, y un 31 % a escombros y otros.
A eso se añade como limitación fundamental la falta de combustible de los camiones de servicios comunales y el hecho que de los 440 equipos disponibles solo estaban trabajando 174.
La disponibilidad técnica de los equipos de recogida está al 40 % por falta de neumáticos, baterías y llantas. También existen problemas en la empresa provincial de higiene con la mitad de sus colectores paralizados.
Entre las medidas que se han puesto en marcha para aliviar la crisis está el aumento de incentivos salariales para los trabajadores de comunales, la contratación de empresas privadas (las mipymes ahora son la tabla de salvación ante la ineficiencia estatal) para recoger la basura acumulada en las zonas más densamente pobladas y la creación de brigadas especiales de recogida.
Se ha lanzado también una iniciativa para potenciar la reparación y el mantenimiento de los vehículos destinados a la tarea de recolección de desechos, y los llamados “camiones recuperados” que pueden reinsertarse en las funciones de saneamiento ambiental.
El panorama desolador de la basura es aún más golpeante cuando vemos a decenas de personas en extrema pobreza que ven la basura y los desechos más recientes como una fuente de búsqueda para aliviar sus necesidades básicas de todo tipo.
¿Es este mosaico lúgubre causado por la falta de combustible y de planificación? ¿O es un asunto de la desidia nacional que proviene de la incapacidad del gobierno?