Vargas Llosa: “Las dictaduras deben ser combatidas sin contemplaciones”
En su discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura 2010, el escritor Mario Vargas Llosa no se olvidó de Cuba y los cubanos.
Vargas Llosa reconoció que su decepción de la revolución cubana fue decisiva para afincarlo en la cultura democrática, equiparó a la dictadura castrista con la de Augusto Pinochet en Chile y la de los talibanes en Afganistán, y elogió la temeridad de las Damas de Blanco para enfrentar la represión en la isla.
“En mi juventud, como muchos escritores de mi generación, fui marxista y creí que el socialismo sería el remedio para la explotación y las injusticias sociales que arreciaban en mi país, América Latina y el resto del Tercer Mundo”, recordó Vargas Llosa en una ceremonia en la Academia Sueca, en Estocolmo.
Fue un discurso marcado por las reverencias literarias, las críticas al nacionalisno que ha balcanizado a América Latina, y las confesiones de amor al Perú, a su esposa Patricia y a sus seres queridos.
“Mi decepción del estatismo y el colectivismo y mi tránsito hacia el demócrata y el liberal que soy –que trato de ser– fue largo, difícil, y se llevó a cabo despacio y a raíz de episodios como la conversión de la Revolución Cubana, que me había entusiasmado al principio, al modelo autoritario y vertical de la Unión Soviética”, agregó.
El escritor se refirió en varias ocasiones al régimen dictatorial cubano.
Al rememorar las críticas que recibió por su vertical oposición al gobierno de Alberto Fujimori en Perú, recordó: “Pedí a los gobiernos democráticos del mundo que penalizaran al régimen con sanciones diplomáticas y económicas, como lo he hecho siempre con todas las dictaduras, de cualquier índole, la de Pinochet, la de Fidel Castro, la de los talibanes en Afganistán, la de los imanes de Irán, la del apartheid de Africa del Sur, la de los sátrapas uniformados de Birmania (hoy Myanmar). Y lo volvería a hacer mañana si –el destino no lo quiera y los peruanos no lo permitan– el Perú fuera víctima una vez más de un golpe de estado que aniquilara nuestra frágil democracia”.
El autor de Conversación en la Catedral señaló que su rechazo a Fujimori estuvo en línea “con mi convicción de que una dictadura representa el mal absoluto para un país, una fuente de brutalidad y corrupción y de heridas profundas que tardan mucho en cerrar, envenenan su futuro y crean hábitos y prácticas malsanas que se prolongan a lo largo de las generaciones demorando la reconstrucción democrática”.
Por eso -aseveró el novelista- “las dictaduras deben ser combatidas sin contemplaciones, por todos los medios a nuestro alcance, incluidas las sanciones económicas”.
Vargas Llosa celebró que en la región haya menos dictaduras actualmente, con excepción de Cuba “su candidata a secundarla, Venezuela, y algunas seudodemocracias populistas y payasas, como las de Bolivia y Nicaragua”, pero lamentó la falta de apoyo a los movimientos cívicos que luchan contra los regímenes totalitarios.
“Es lamentable que los gobiernos democráticos, en vez de dar el ejemplo, solidarizándose con quienes, como las Damas de Blanco en Cuba, los resistentes venezolanos, o Aung San Suu Kyi y Liu Xiaobo, que se enfrentan con temeridad a las dictaduras que sufren, se muestren a menudo complacientes no con ellos sino con sus verdugos”, afirmó.
La entrega oficial del Premio Nobel 2010 se realizará el próximo 10 de diciembre.
El video del discurso, aquí
Texto completo del discurso, aquí.
Nota relacionada:
Vargas Llosa: “El mundo parece resignado a esperar que Castro se muera”.