The Economist: Chávez, el enfermo de La Habana
La influyente revista británica The Economist viene dedicando una exhaustiva cobertura a la enfermedad del presidente Hugo Chávez y las implicaciones políticas y sociales de su enigmática convalecencia para el futuro de Venezuela y su principal aliado regional: Cuba.
Esta semana, la publicación incluye en sus páginas un artículo titulado “The sick man of Havana” (El enfermo de La Habana), que valora los nexos entre enfermedad, secretismo y poder. Ya sabemos, por declaraciones del propio Chávez ante sus partidarios, vía telefónica, que la primera fase del tratamiento de quimioterápia ha concluido. ¿Qué viene ahora? ¿Regresará a Venezuela o seguirá gobernando por Twitter desde La Habana?
A la “minicumbre latinoamericana” de este jueves entre Chávez, el presidente ecuatoriano Rafael Correa y los hermanos Castro, todos cantando, como colofón, “Alma Llanera”, se sumó este viernes la visita de un viejo amigo: Diego Armando Maradona.
“Doy las gracias a Diego Armando Maradona por la fraterna visita que esta tarde me hizo. Estuvimos juntos con Fidel. Gracias Pibe! Viviremos!”, anunció Chávez por Twitter.
A solicitud de varios lectores, CaféFuerte reproduce una versión en español de este incisivo texto periodístico.
El enfermo de La Habana
Cuán enfermo está es el secreto
La Constitución de Venezuela garantiza a los ciudadanos el derecho a la “información oportuna, veraz e imparcial”. Pero como Hugo Chávez, el hombre que inspiró el documento, partió el 16 de julio para continuar su tratamiento contra el cáncer en Cuba, amigos y enemigos quedaron una vez más sin respuesta a la pregunta del momento: ¿cuán enfermo está el presidente y cuál es el pronóstico?
Según la versión oficial, el señor Chávez fue operado de urgencia por un “absceso pélvico” a comienzos de junio, después que aparecieran los síntomas cuando se encontraba en Cuba. No fue hasta el 30 de junio que él admitió, en un vídeo grabado, lo que algunos periodistas independientes habían venido afirmando desde hace algún tiempo: que una segunda operación le había extirpado un tumor canceroso. Volvió a Caracas, sin previo aviso, el 4 de julio a tiempo para ver (por televisión) las celebraciones del bicentenario de la independencia de Venezuela. En breves (para sus normas de costumbre) apariciones en los medios, dejó escapar algunos detalles más de su condición. Pero no ha habido un solo boletín médico e incluso la localización precisa del tumor del “tamaño de un pelota de béisbol” no ha sido todavía revelada.
Su elección de Cuba para el próximo tratamiento sugiere además que el secreto continuará. El gobierno de Brasil ofreció un hospital de São Paulo, donde tanto Dilma Rousseff, actual presidenta del país, y el líder de Paraguay, Fernando Lugo, fueron tratados con éxito de cáncer linfático. La comunidad de médicos venezolanos se siente ofendida porque el señor Chávez ha buscado atención fuera del país. Algunos opositores han señalado que cuando el veterano líder de Cuba, Fidel Castro, se sometió a una cirugía abdominal en el 2006, se reportó que los médicos cubanos habían fallado en la operación quiriúrgica inicial. Pero en la Cuba comunista, el apagón informativo sobre el tratamiento de Chávez puede mantenerse en pie. El insiste en que “ni una sola célula maligna” se le ha hallado en ninguna otra parte de su cuerpo. Sin embargo, admite que requerirá quimioterapia, contradiciendo declaraciones anteriores de sus allegados en el gobierno.
Los temores de Chávez
Cuando solicitó el permiso de la Asamblea Nacional para salir del país, Chávez, un ex oficial del ejército, no dio una fecha de retorno. Por primera vez, ha delegado algunas de sus poderes administrativos y decisiones presupuestarias en el vicepresidente Elías Jaua y el ministro de Finanzas y Planificación, Jorge Giordani. Ambos hombres son civiles intensamente leales al ala radical del chavismo. Jaua se ha arrogado el poder de firmar los decretos de expropiación en consulta con Chávez.
La oposición dice que el país no puede continuar dirigiéndose desde el extranjero. La Constitución establece que el vicepresidente debe estar en pleno ejercicio de sus facultades cuando el presidente está “temporalmente ausente”. Legisladores progubernamentales argumentan que la oposición está buscando poner a Chávez fuera del poder por la vía más fácil. Pero sus múltiples exhortaciones en las últimas semanas instando a la unidad, tanto en el partido gobernante como en el ejército, sugieren que el presidente está preocupado de que cualquier relajamiento de su control desencadene una lucha por el poder.
Esto se debe a que Chávez ha creado un régimen personalizado de gobierno-por-televisión-en-vivo, en el que funcionarios de alto nivel debe interpretar todos sus caprichos, so pena de despido. Para tratar de demostrar que él permanece en el cargo, antes de su partida, creó, ante las cámaras, una firma electrónica para su uso mientras esté ausente. Pero hará falta algo más que teatro para disipar las dudas acerca de su capacidad de microgestión de asuntos de Estado desde un hospital cubano. El gobierno de Venezuela está ahora a expensas de la enfermedad del presidente. Y tratando esto como un secreto de Estado sólo podría aumentar la tensión de vuelta a casa.
Traducción: CaféFuerte
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