Orlando Bosch, biografía de la desmemoria
Tal y como había predicho el ex jefe y actual historiador de la Seguridad del Estado cubana, general (retirado) Fabián Escalante Font, «el terrorista número uno de Miami» murió de viejo, esto es: como consecuencia de enfermedad agravada por sus 84 años.
Su absolución definitiva por la voladura del avión cubano en Barbados, el 6 de octubre de 1976, sobrevino después de haber pasado 11 años en las cárceles venezolanas y haberse declarado cuatro veces en huelga de hambre por la lentitud del proceso penal. El bando de Fidel Castro nunca convalidó este desenlace: a lo sumo admitió que había salido «misteriosamente absuelto» y Bosch acabó siendo disuelto en la barahúnda alrededor de Luis Posada Carriles, quien escapó de prisión antes de recibir sentencia.
Bosch nació en el poblado de Potrerillo, en la antigua provincia de Las Villas, el 18 de agosto de 1926, apenas cinco días después del nacimiento de quien se convertiría en su más feroz antagonista: Fidel Castro.
Bosch se enrumbó temprano por el camino de la violencia, siendo líder de los estudiantes de Segunda Enseñanza en Santa Clara. Como las autoridades no reconstruían la Escuela de Comercio, pese a contar con fondos más que suficientes, Bosch procedió a prenderle candela y la tángana estudiantil subsiguiente forzó a que levantaran una nueva, en 1946. La fiscalía solicitó 10 años de cárcel, pero Bosch salió absuelto y con respaldo popular.
En la Universidad de La Habana sería el primer estudiante de segundo año elegido presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) de la Escuela de Medicina y al año siguiente -1948- desbancó a Alfredo Guevara como secretario general de la organización.
La tángana de Santa Clara
Por otra tángana mayúscula, contra empréstito solicitado por la administración de Carlos Prío Socarrás, el Tribunal de Urgencia resolvió sancionarlo a un año de prisión, el 27 de octubre de 1948, pero su padre, un ex policía, gestionó a su espaldas el indulto, con ayuda del jefe del cuerpo, coronel José Manuel Caramés.
Terminó la carrera y marchó a Estados Unidos en 1953 para hacer la especialidad en pediatría. Al regreso estableció consulta en Santa Clara y quedaría registrado como el primero que aplicó la vacuna antipolio en Cuba, el 15 de abril de 1955.
Para 1957 ingresaba en el Movimiento Revolucionario 26 de Julio (MR-26-7) en Las Villas y luego de advertir «las ambiciones de [Eloy] Gutiérrez Menoyo y de su ideólogo, Max Lesnik», propuso que Fidel Castro enviara una columna guerrillera de la Sierra Maestra para conjurar la ventaja de cercanía a la capital que las guerrillas del Escambray tendrían a la caída de Batista.
Al cabo, su propio tío Armando Bosch, jefe de la policía motorizada, le dijo: «Tienes que irte del país». Viajó a Miami, donde al tercer intento logró llevar, en el barco Cape Home, un cargamento de armas para la columna de Camilo Cienfuegos que la historia oficial refiere sin mencionar a Bosch, como si el episodio no hubiera visto la luz en la revista Carteles en el número de mayo de 1959.
A poco de triunfar Castro se desencantó y pensó que podía tumbarlo con las mismas armas que el MR-26-7 había empleado contra Batista: guerrilla en el monte y comandos de acción y sabotaje en la ciudad. Pero su Movimiento Insurreccional de Recuperación Revolucionaria (MIRR) se malogró en octubre de 1960 con la toma del campamento de Nuevo Mundo y el «Juicio del Escambray» (Causa 829-1960 Tribunal Revolucionario de Las Villas). El 12 de julio de 1960, Bosch había tenido que marchar de nuevo al exilio y buscó apoyo del Frente Democrático Revolucionario (FDR) hasta con fotos de alzados en el Escambray. Sin embargo, el coordinador del FDR, Tony de Varona, despachó el trámite con que aquellas fotos eran de la guerra contra Batista.
El fiasco de Bahía de Cochinos propició que Bosch y su MIRR entraran en las «operaciones autónomas» de la CIA contra Castro. Bosch organizó cinco comandos que debían desembarcar en diversos puntos con armas y explosivos, pero la CIA dio largas a los entrenamientos en la Florida e incluso uno de los instructores hizo un aparte con Bosch para aconsejarle: «Tire fotos, doctor, porque lo están engañando».
A la postre vino el liaison de la CIA con la misión de infiltrarse con equipo de radio y sólo armas cortas para recoger información de inteligencia. «Si tu madre viene con nosotros, replicó Bosch, mi gente sale en esa misión». Enseguida escribió La tragedia de Cuba (1962) y mandó copia al presidente John F. Kennedy, porque lo acusaba de traición a la causa cubana.
Todas las acusaciones del mundo
Sin apoyo de la CIA se dedicó entonces a lanzar bombas sobre objetivos económicos y sabotear barcos de cualquier bandera en comercio con la isla. Hasta declaró la guerra por telegrama a México, España y Gran Bretaña por sus vínculos con el gobierno cubano.
No podían menos que involucrarlo sin razón en el asesinato de Kennedy y el periódico Granma dio hasta cabida a un belga trasnochado que identificó a Bosch en Daley Plaza de Dallas el 22 de noviembre de 1963. Sin embargo, el investigador principal del Comité Selecto de la Cámara de Representantes sobre Asesinatos, Gaeton Fonzi, no solo descartó la imputación, sino que también dejó claro que Bosch procuraba fondos por su cuenta y -cualesquiera fueran sus métodos de recaudación- no había indicio de haberlos tomado para enriquecerse. «Soy el único que no ha hecho dinero en esto», declararía Bosch a Ann Louise Bardach en abril del 2006.
Bosch sorteó tres juicios en Estados Unidos por diversas acciones hasta que paró con 10 años de cárcel luego de cañonear un barco polaco en el puerto de Miami, en 1968. Salió en libertad condicional en 1972 y acorralado por las agencias federales -desde el FBI hasta la Aduana- abandonó el terrotorio norteamericano en 1974 para seguir dando guerra «por los caminos del mundo». Desde entonces se le atribuyen tantas acciones terroristas que hasta se elaboran listas en las cuales no son todas las que están y aún peor: no están todas las que son. Y los caminos acabaron en Caracas, donde todo su historial terrorista se eclipsaría por el crimen de Barbados.
La televisión y las gacetillas de Miami soltaron ya que Bosch se llevó el secreto a la tumba e incluso que la verdad de la voladura del avión sería revelada post mortem «en una cinta y documentos». La clave parece estar desde siempre en el teletipo que pasó la estación CIA en Caracas el 8 de octubre 8 de 1976, pero el entusiasmo propicia que vengan a enredar la pita gente que no sabe de qué están hablando, aunque se abroquelen hasta con credenciales académicas. Ya veremos adónde llegará la autopsia mediática de Orlando Bosch Ávila.
Los funerales de Orlando Bosch Avila se realizaron el viernes 29 de abril en una funeraria de la Calle Ocho de Miami. El entierro se efectuó en el Cementerio Woodlawn del suroeste de Miami.