La larga sombra de Hugo Chávez sobre América Latina
Los informes recientes, al igual que las fotos que los acompañan, sugieren que Hugo Chávez podría estarse muriendo. Pero si logra resistir, él está en camino de ser nuevamente reelegido presidente en los comicios nacionales de Venezuela, en diciembre del 2012.
El segundo mayor sobreviviente político en el hemisferio occidental (después de Fidel Castro) está utilizando su condición de paciente con cáncer en beneficio político y, como resultado, su popularidad aumenta.
Su viejo grito de guerra de “Patria socialista o Muerte” ha dado paso a un nuevo lema desplegado en su página de Facebook: “Viviremos y venceremos”. La ambigüedad en cuanto a si se está refiriendo a las elecciones presidenciales del próximo año o a su batalla contra el cáncer no es accidental. Se trata de un desarrollo ulterior del culto a la personalidad de Chávez y la batalla contra el cáncer encaja en su imagen revolucionaria.
Pero si la enfermedad aumenta su popularidad, también disminuye su autoridad. Él está recibiendo el tratamiento médico en Cuba con el fin de controlar el flujo de información que pueda filtrarse hacia Caracas. Pero eso no ha detenido los rumores ni a sus rivales, incluyendo aquellos que dentro del prochavista Partido Unido Socialista de Venezuela compiten para reemplazarlo.
Así que un optimista podría decir que las perspectivas de cambio en Venezuela son excelentes: o se acaba Chávez, por el cáncer o a través de las urnas, o en sus esfuerzos para atraer a la clase media y los pequeños empresarios se ve obligado a moderar sus políticas socialistas. Sin embargo, ahora parece que la magnitud del problema político de Venezuela no se reduce a Chávez. Al margen de lo que suceda con el fundador del chavismo, la evidencia muestra que la clase política del país está marcada por la criminalidad institucionalizada y sus vínculos con el terrorismo internacional.
Pruebas contundentes
Recientemente, el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) publicó la edición en español de su dossier estratégico Los Archivos de las FARC: Venezuela, Ecuador y el archivo Secreto de Raúl Reyes. Reyes era el segundo al mando del grupo guerrillero Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, conocido por sus siglas en español FARC, hasta que fue ultimado en una incursión militar en su campamento en Ecuador en el 2008. El informe del IISS, basado en la información tomada de su computadora portátil, ofrece -hasta la fecha- algunas de las pruebas más contundentes contra Chávez y sus colaboradores en cuanto a su extremismo violento.
Tal vez lo más importante es que ahora sabemos que políticos venezolanos apoyaron a las FARC desde 1997, o antes de que Chávez fuera elegido, y que continuaron su respaldo incluso cuando Chávez se lo retiró por razones de conveniencia política. En otras palabras, un segmento de la élite política venezolana continuaría apoyando el extremismo violento aunque Chávez desaparezca.
Sin embargo, fue Chávez quien consolidó la relación con las FARC. Al parecer, pensaba realmente que los estadounidenses podrían cansarse de sus travesuras en algún momento e invadirían Venezuela. En ese caso, Chávez cree que las FARC, como Hezbolá en el Líbano y los grupos insurgentes iraquíes, podrían servir de alguna ayuda para expulsar las potenciales fuerzas de ocupación. El informe también muestra que el ex subdirector de inteligencia de Chávez afirmó que estaba involucrado en la creación de “grupos de choque urbano” que permitirían a operativos de las FARC penetrar profundamente como paramilitares en Venezuela.
Estos grupos paramilitares eran el núcleo del plan de contrainsurgencia de Chávez en caso de que alguna conspiración, nacional o extranjera, se levantara en armas contra él. Las “Redes de Movilización Instantánea” pasarían por encima de las fuerzas armadas, cuya lealtad sería incierta, y llamaría a los paramilitares a bloquear la capacidad movilizativa de los grupos de la oposición para que no pudieran recibir apoyo y llegar a los principales edificios gubernamentales y otros lugares de interés. Los paramilitares, según el informe, procederían a “atacar, neutralizar o liquidar” la oposición “a través de sabotajes y asesinatos selectivos”.
Terrorismo doméstico
Vale la pena recordar la historia de violencia de los chavistas, con el terrorismo pro régimen de hace una década -incluyendo los asesinatos de manifestantes opositores en Caracas en el 2002 y 2003. En febrero de 2003, el consulado colombiano y la embajada española fueron bombardeados con explosivos C-4, y la embajada de Estados Unidos tuvo que cerrar luego de una amenaza creíble. En 1999, los Tupamaros, uno de los numerosos grupos terroristas venezolanos entrenados por las FARC, bombardearon el consulado de Colombia en Caracas e intentaron hacerle lo mismo a la embajada.
Además del terrorismo doméstico, existe apoyo al terrorismo internacional, e independientemente de lo que ocurra en las elecciones presidenciales de diciembre del 2012, será difícil acabar con ello. Miles de terroristas extranjeros han recibido documentos nacionales de identidad que los identifican como ciudadanos venezolanos y les dan pleno acceso a los beneficios de ciudadanía. En 2003, el General Marcos Ferreira, quien había estado a cargo del Departamento de Inmigración y Extranjería de Venezuela, dijo que el ex subdirector de Inteligencia de Chávez le había solicitado que permitiera la entrada ilegal de colombianos en Venezuela. Además, el servicio de inteligencia de Venezuela, conocido entonces como la DISIP, regularmente admitió terroristas en el sistema por vía rápida, incluyendo miembros de Hezbolá y Al Qaeda.
Las FARC y Venezuela también colaboraron ??en los acuerdos de adquisición de armas con gobiernos extranjeros. El miembro del secretariado de las FARC, Luciano Marín, negoció un acuerdo como parte de la compra de armas de Venezuela a Rusia. Chávez intentó llegar a un acuerdo similar con Bielorrusia mediante el cual Venezuela vendería petróleo a Bielorrusia y aceptaría armas del mercado negro para las FARC como parte de pago, lo que a su vez permitiría a Venezuela subsidiar la compra de armamentos destinados a las FARC sin necesidad de ceñirse a los registros habituales de números de serie y controles financieros. Cuba e Irán también están involucrados en los entrenamientos de las FARC.
Estados Unidos ha comprometido sangre, fortuna, tiempo y prestigio en una guerra global contra el terrorismo en el Medio Oriente. No hay razón para hacer caso omiso de esta creciente amenaza en su propio patio.
* Vanessa Neumann es investigadora del Foreign Policy Research Institute, especializada en América Latina y el terrorismo. Este artículo apareció inicialmente en la revista The Weekly Standard y se publica en CaféFuerte por cortesía de la autora.
Traducción: CaféFuerte