Cuba: ¿abrió Raúl Castro la caja de Pandora?
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El sector campesino, clave para el avance de las reformas raulistas
Para los que siguen con atención los acontecimientos económicos en Cuba, los últimos 10 meses han traído, de la noche a la mañana, un escenario de transformaciones que por más de cinco décadas estuvieron ajenas a generaciones de cubanos.
La cortina de hierro impuesta por Fidel Castro por más de medio siglo se está diluyendo de manera silenciosa, dando paso, a una suerte de fe muda e invisible que comienza a despertar en millones de hogares cubanos.
En realidad, el estado paupérrimo de la economía, la ineficiencia del sistema, la grave situación social del país, la falta de acceso a créditos internacionales, la dependencia de Venezuela y el convencimiento de que un cambio de los métodos para impulsar la economía es una prioridad inaplazable, son los factores fundamentales que han desencadenado estos pasos aperturistas.
Para el anquilosado gobierno cubano, eliminar la burocracia y construir una economía eficiente es algo muy complejo que necesita un cambio por etapas. Remontar arcaicas filosofías de trabajo, reeducar a millones de personas en el nuevo paradigma, aceptar que el trabajo privado es el verdadero motor que empuja el desarrollo, son elementos que necesitan un tiempo de reacción por parte de la sociedad para poder asimilarlos como factores de progreso.
Hoy 11.2 millones de cubanos en la isla y otros dos millones en la diáspora se enfrentan a las nuevas circunstancias. El flujo habitual de viajes y el movimiento de capital en efectivo y mercancías ha aumentado de manera considerable en los dos últimos años. En el 2010, los envíos de remesas llegaron por primera vez a los $2,000 millones de dólares en efectivo y más de $2,000 millones en mercancías (entiéndase ropa, alimentos, medicinas, equipos electrodomésticos, etc). Los cubanos que viajan a visitar a sus familiares o planean invertir con ellos podrían pasar este año la cifra de medio millón, afianzándose como el segundo mayor grupo de turistas después de Canadá.
Nueva dinámica en la diáspora
La diáspora cubana nunca ha estado tan activa ayudando a sus familiares en la isla, un respaldo que proviene mayormente de los emigrados a partir de los años 90. En un reciente estudio exploratorio realizado por The Havana Consulting Group en una muestra de 250 cubanos residentes en los Estados Unidos, 11 de cada 14 entrevistados dijeron que estaban ayudando de una manera u otra a invertir a sus familias en la isla.
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Compraventa de carne de puerco en plena calle, en el barrio de La Lisa.
Las cinco modificaciones de mayor impacto entre las decisiones económicas anunciadas por el gobierno de Raúl Castro en los últimos cuatro meses son las siguientes:
1. Autorización de la compra y venta de autos.
2. Autorización de la compraventa de casas.
3. Eliminación del Ministerio del Azúcar (MINAZ) y creación de un grupo empresarial para manejar los negocios de la producción azucarera y sus derivados.
4. Eliminación del monopolio estatal de productos agrícolas. Los campesinos le pueden vender directamente a empresas estatales y a los hoteles.
5. Autorización de créditos bancarios a los pequeños empresarios y trabajadores independientes, lo que permite que éstos se conviertan en contratistas regulando las formas de pago por sus servicios o bienes.
Una oportunidad única
Por primera vez en algo más de cinco décadas el cubano de a pie tiene la oportunidad de convertir sus casas y sus viejos autos en activos financieros reales. ¿Qué significa esto? Que su casa y su auto van a tener un valor en el mercado y que cada dueño tendrá por lo menos la oportunidad de incursionar en el libre mercado de la oferta y la demanda sin la mediación del Estado.
Esta oportunidad que se dibuja hoy en los hogares cubanos tendrá ilimitadas consecuencias. Ni siquiera el gobierno tiene una dimensión exacta de lo que pudiera generar en la vida doméstica.
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Paladar El Gringo Viejo, en El Vedado
Incluso para los que quieran emigrar definitivamente, ambos activos son una fuente de financiamiento del viaje y un capital para comenzar de cero en el nuevo destino, a diferencia de años atrás, cuando el Estado confiscaba (o se robaba) todos los bienes particulares y patrimoniales.
Desde el punto de vista del mercado, la compraventa de casas y autos van a dinamizar la venta de materiales de construcción y de todos los insumos necesarios para la reparación de esas mismas propiedades y autos. Mientras, los trabajadores por cuenta propia se beneficiarán por la alta demanda de servicios que ambas medidas ya están generando.
A través de sus cadenas de tiendas en divisas, El Estado verá también una inusual rapidez de movimiento en sus inventarios y, por consiguiente, aumentarán sus ganancias como nunca antes. El mercado inmobiliario verá asimismo crecimientos vertiginosos. La dinámica del crecimiento ya comienza a moverse en los sitios en la internet donde se anuncian ofertas de casas entre $10,000 y un millón de dólares.
Estímulo para competir
En el sector agricultura, el Estado rompió finalmente las cadenas de la anti-producción al permitir que los campesinos puedan vender sus producciones a los hoteles y a entidades estatales. Esta oportunidad libera las producciones agrícolas y pudiera ser un estímulo para competir en el mercado de tú a tú con muchos productos importados. A partir de ahora hay que observar cómo responden los campesinos ante estas nuevas oportunidades.
El desmantelamiento del MINAZ pudiera representar en un principio una nueva oportunidad para agricultores e inversionistas extranjeros. En este sector pudieran crearse decenas de empresas mixtas para la producción de azúcar y sus derivados. Los campesinos podrían jugar un rol importante en el aumento de la producción cañera y la eficiencia de las cosechas.
Y en cuanto a la nueva política crediticia, se permitirá constituir hipotecas como garantía, todo un acontecimiento desde que hace más de 50 años el Estado prohibió el uso de la vivienda como seguridad de pago, aunque la nueva medida está limitada solo a las viviendas “destinadas al descanso o veraneo” y a “solares yermos”.
Una ventana entrabierta
El mecanismo para que campesinos y trabajadores por cuenta propia puedan cobrar sus productos o servicios a las empresas, implementará a la vez diferentes instrumentos, desde pago en efectivo y transferencias bancarias hasta cartas de crédito y letras de cambio.
¿Demasiado optimismo? ¿Es todo este movimiento un espejismo de cambio o realmente estamos en presencia de los pasos iniciales para la renovación del sistema?
En todo caso, estas medidas hay que mirarlas como un signo positivo desde cualquier punto de vista, al menos para los cubanos que viven en la isla. Los próximos meses hablarán del primer impacto en la economía y la sociedad, pero por lo pronto entreabrir una ventana es siempre mejor que clausurarla.
Para la generación en el poder esta es la caja de Pandora que Fidel Castro nunca permitió descubrir y que ahora su sucesor no tiene más remedio que abrirla.