Hijo de legendario pelotero escapa a EEUU para probar suerte en Grandes Ligas
Por Wilfredo Cancio Isla
Dyan Rey Anglada, hijo del legendario Rey Vicente Anglada, vino a Estados Unidos con el sueño de probar suerte en la pelota de Grandes Ligas.
El joven pelotero viajó desde La Habana a México y luego se trasladó a la frontera para solicitar refugio ante las autoridades estadounidenses. Hace exactamente un mes se encuentra en Miami, donde lo acogen familiares de su esposa.
“Un amigo me hizo el favor de sacarme de Cuba y traerme a México, y luego me completó el favor de llevarme hasta la frontera para llegar hasta aquí”, dijo sin precisar más detalles.
Con 23 años y una carrera en ciernes, Dyan Rey jugó en la Liga de Desarrollo para noveles figuras, integrando en equipo Constructores en el 2009. Como su padre, se desempeña como segunda base, aunque en las categorías infantiles y juvenil también jugó la tercera base y el campo corto.
“Jugué en la Liga de Desarrollo y en la primera categoría con el equipo de [el municipio] Diez de Octubre para mantenerme, pero traté de no crear compromisos, porque ya tenía en la cabeza la idea de ‘desaparecer’ de allí”, relató a CaféFuerte. “Quiero probar suerte en Grandes Ligas y haré todo lo posible por salir adelante con el mayor esfuerzo”.
En Cuba quedaron su madre y su hermana Dianelys, de 17 años. Su padre se encuentra desde hace tres años como preparador técnico en la liga profesional de Panamá, al frente del equipo Bocas del Toro.
La conversación se centra en el gran Rey Vicente Anglada, una estrella de la pelota cubana de los años 70 que fue suspendido en el esplendor de su carrera bajo acusaciones infundadas. Anglada, estelar segunda base de Industriales, fue involucrado junto a otros 16 peloteros en un caso de venta de juegos en 1982.
Una injusticia colosal
“Mi padre habla poco de eso, pero lo que siempre me dijo es que con él se cometió una gran injusticia”, comentó Dyan Rey.
Anglada cumplió prisión por dos años y ocho meses. Se le aplicó una condena por peligrosidad, aunque nunca pudo probarse su participación en delito alguno. Su carrera deportiva quedó frustrada justamente cuando se hallaba en un momento de plenitud.Su caso se considera una de las más colosales injusticias cometidas por el gobierno cubano contra un atleta en activo.
En diez series nacionales promedió para 291 y acumuló 197 bases robadas en 286 intentos, además de exhibir dotes excepcionales como fildeador en torno a la segunda base.
“Lamento que no he podido ver películas de mi padre cuando jugaba, solo algunas fotos que se guardan en la casa”, recordó.
Tras años de silencio y marginación, las autoridades deportivas le entregaron las riendas del equipo Industriales en el 2001, en tácito reconocimiento de la injusticia cometida. Como mánager del emblemático conjunto de la capital cubana, Anglada ganó el campeonato nacional en el 2003, 2004 y 2006.
También dirigió en dos ocasiones el equipo Cuba. En el 2007 triunfó con la selección cubana que intervino en los Juegos Panamericanos en Río de Janeiro.
“Creo que todo eso fue un reconocimiento de que mi padre era inocente de todo lo que se le acusó”, expresó Dyan Rey. “El tiempo le ha dado la razón”.
Un papá muy crítico
Graduado de la Licenciatura en Deportes en el Instituto “Manuel Fajardo” de La Habana, el más joven de los Anglada confiesa que su padre es extremadamente exigente con su desempeño beisbolero.
“No va mucho a verme jugar, pero cuando va lo que hace es criticarme”, dijo sonriente. “Haga lo que haga, siempre me suena un latigazo, porque es un perfeccionista del béisbol”.
Anglada, de 59 años, ha abogado por “un cambio de mentalidad” en el béisbol de la isla y ha dicho que “hay que respetar a los peloteros que toman la decisión de marcharse de Cuba”.
Uno de los empeños inmediatos que tiene Dyan Rey en Estados Unidos es poder localizar al ex jugador Bárbaro Garbey, quien abandonó Cuba en 1980 y ganó un anillo de Serie Mundial en Grandes Ligas con los Tigres de Detroit, en 1984. Anglada y Garbey coincidieron en los equipos Industriales desde 1972.
“Mi padre siempre me habló de él como un gran amigo, con mucho afecto”, manifestó. “Me gustaría saber de él y dejárselo saber”.