Trump saldrá ganando si pierde las elecciones

Lo que hay que comprender es que la OTAN no ha podido contener a Rusia ni en el teatro de la guerra, con armas y más armas voceadas como decisivas para cambiar el curso de acción, ni en el plano económico mediante sanciones y más sanciones.

Trump saldrá ganando si pierde las elecciones
"Los demonios de la guerra" (2008). Pintura de Alexander Leal Cid. Óleo, tinta lápiz, cera en lienzo (25.6” x 17.7).

Por Arnaldo M. Fernández

Si el candidato de la oposición en Estados Unidos pierde las elecciones del 5 de noviembre, como pronosticó ya el historiador Allan Lichtman, profeta de los resultados del sufragio presidencial con nueve aciertos en diez ocasiones entre 1984 y 2020, Donald Trump tendrá la buena suerte de no cargar con la intensa crisis de la nación americana por causa de la derrota inevitable de la OTAN frente a Rusia en Ucrania.

Lichtman emplea un método analítico de trece variables claves [The Thirteen Keys to the Presidency, Madison Books, 1992] que allanan el camino hacia la Casa Blanca. Al tirar sus acostumbrados 13 caracoles este año, ocho se viraron a favor de Kamala Harris, tres a favor de Trump y dos quedaron sin definición: los indicadores de éxito y fracaso militar o diplomático.

En esas dos variables radica precisamente el núcleo duro de la crisis. Una simple ojeada al mapa, las estadísticas de población y los indicadores económicos en 2022 justificaban de sobra que Ucrania no podía ni debía sostener guerra contra Rusia, pero la elite político-militar de Occidente encandiló a Volodymir Zelesnky con que mucho dinero y muchas armas bastaban para ganarla, como si no se cayera de la mata que, en caso de ir a la guerra en Ucrania y, eventualmente, al verse perdido, Vladimir Putin usaría armas nucleares tácticas y chirrín chirrán.

Crónica de una guerra anunciada

Al intervenir como invitado en la XX Cumbre de la OTAN (Bucarest, 2-4 de abril de 2008), Putin tachó el trumpeteado ingreso de Georgia y Ucrania en la OTAN como amenaza existencial para Rusia. En agosto de 2008 quedaría demostrado que hablaba en serio: Rusia invadió Georgia y puso fin al delirio del presidente Mijeil Saakashvili por entrar en la OTAN.

Para el sábado 19 de febrero de 2022, Kamala Harris intervenía en la Conferencia de Seguridad Europea de Munich para elogiar a Zelensky por su insistencia en que Ucrania ingresara a la OTAN. Zelensky subió la parada con que Ucrania podría procurarse armas nucleares denunciando el Memorándum de Budapest (1994), que implicó la cesión a Rusia del arsenal de Ucrania.

Pasó el domingo y el lunes Putin se apeó con que reconocía la independencia de las provincias ucranianas rebeldes de Luhansk y Donetz, tal como había hecho Estados Unidos en 1991 con las repúblicas separatistas de Yugoslavia para enseguida apoyar a Kosovo en la guerra contra Serbia . El jueves 24, Rusia invadía a Ucrania sin autorización del Consejo de Seguridad de la ONU y con fines preventivos, tal como había hecho Estados Unidos en Irak en 2003.

La clave de la guerra en curso no estriba en la grosera violación de la soberanía de Ucrania, que nada perdía si constitucionalmente se declaraba Estado neutral y no nuclear a perpetuidad para quedar en paz con Dios OTANico y con el Diablo ruso. Tampoco radica en la socorrida contraposición entre democracia y dictadura. La clave de esta guerra reside en nuda geopolítica e indica que Estados Unidos, a la cabeza de eso que llaman Occidente, dejó de campear por sus respetos en el resto del mundo. También lo hacen Rusia y China conforme a sus propios intereses y Occidente no puede ya evitarlo ni refrenarlo.

Cuestionario mínimo

En el pasado debate presidencial, el moderador David Miur preguntó a Trump: Do you believe it’s in the U.S. best interests for Ukraine to win this war? [¿Cree usted que los intereses superiores de Estados Unidos estriban en que Ucrania gane esta guerra?]. En línea con su filosofía de la calle: toda guerra demorona es mal negocio, Trump respondió: I think it’s in the U.S. best interest to get this war finished… [Yo creo que el mejor interés de Estados Unidos reside en terminar esta guerra…].

Así parece ser, porque Ucrania jamás podrá ganarla y los mejores intereses de Estados Unidos —u otra nación— jamás radicarían en apostar a la victoria del bando que, sin remedio, perderá la guerra. Máxime si tal apuesta implica transfundir billones y billones de dólares para endeudar más al país en vez de destinarlos a resolver sus propios problemas.

Sólo que Trump se jactó también de que, si gana las elecciones, I’ll get the war with Ukraine and Russia ended [Pondré fin a la guerra entre Ucrania y Rusia]. Ese fin tendrá indefectiblemente que ajustarse a la voluntad del Kremlin, porque Washington nunca logrará en Ucrania lo que no pudo en Afganistán frente a pandillas de barbudos calzando alpargatas. Y si Trump retornara a la Casa Blanca, quedaría entonces más desacreditado aún por obra y desgracia de Putin.

Tres K al tiro

A la posición de Trump frente a la guerra ruso-ucraniana, Kamala Harris replicó con triple descarga: “We understand the importance of the greatest military alliance the world has ever known, which is NATO. And what we have done to preserve the ability of Zelensky and the Ukrainians to fight for their Independence. Otherwise, Putin would be sitting in Kyiv with his eyes on the rest of Europe.

  • Comprendemos la importancia de la mayor alianza militar que el mundo haya conocido, que es la OTAN.

Lo que hay que comprender es que la OTAN no ha podido contener a Rusia ni en el teatro de la guerra, con armas y más armas voceadas como decisivas para cambiar el curso de acción, ni en el plano económico mediante sanciones y más sanciones. Y que si, por intervención divina, la OTAN lograra que Ucrania pusiera a Rusia al borde de la derrota, Moscú recurriría al arma nuclear.

  • Y lo que hemos hecho para preservar la capacidad de Zelensky y los ucranianos de luchar por su independencia.

Lo único que ha hecho la OTAN, liderada por Washington, es provocar la ruina de Ucrania, que hubiera mantenido su independencia declarándose Estado neutral y no nuclear, así como dejando de tratar a su población rusófila como ciudadanos de segunda clase.

  • De lo contrario, Putin estaría sentado en Kiev con los ojos puestos en el resto de Europa.

Esta agitprop pueril de cierta picazón de Putin por conquistar Ucrania y otros países de Europa quedó desmentida ya con las pruebas concluyentes de las negociaciones de paz en Gomel y Brest (Bielorrusia), el foro diplomático de Antalya (Turquía) y la mediación del premier israelí Naftalí Bennett.

Decadencia y caída de casi toda USA

El liderazgo político actual en Estados Unidos carga con las consecuencias de la aventura contra Rusia por empeñar al país en una guerra que ni le va ni le viene al pueblo americano, pero que sí le viene muy bien al poder constituido, con ínfulas de dominio y gendarmería global, así como a las corporaciones del complejo militar-industrial, con ganancias exclusivas a costa de los contribuyentes.

Y seguirá cargando con tales consecuencias hasta la debacle por efecto del electorado inmerso en la sociedad del espectáculo, que juzga el entretenimiento como valor superior al razonamiento y no tiene más remedio que votar por uno de los dos malestares de la cultura política.

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