Salvat, con Cuba en el corazón

Salvat canalizó su amor por Cuba en el mundo del libro. Su Librería Universal se convirtió en una referencia indispensable para la cultura cubana.

Salvat, con Cuba en el corazón
Juan Manuel Salvat (1940-2024) en la Librería Universal de Miami. Foto: JMS/Facebook.

Por Javier Figueroa*

Ha muerto un gran ser humano. Juan Manuel Salvat Roque, El Gordo, falleció en Miami este martes 26 de noviembre. Había nacido en Sagua la Grande, Cuba un 27 de mayo de 1940. Cursó sus primeros estudios en su pueblo natal en el Colegio Sagrado Corazón de los jesuitas. Graduado de bachillerato en 1957 ingresó en la Universidad de La Salle en La Habana hasta que, en 1959, al reabrirse la Universidad de La Habana, pasó a estudiar Ciencias Sociales en el más antiguo de los centros
universitarios cubanos.

Para esa época era miembro de la Agrupación Católica Universitaria ACU), una congregación mariana fundada en La Habana por el padre Felipe Rey de Castro, S. J., en 1931, y dedicada al trabajo espiritual entre universitarios y profesionales cubanos. En la Universidad de La Habana, Salvat fue parte de la dirección del periódico Manicato de la Facultad de Ciencias Sociales y colaboró con Trinchera, periódico universitario fundado por Alberto Muller junto a varios estudiantes.

En las elecciones que se celebraron en 1959 para constituir la dirigencia de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), Salvat fue elegido vicesecretario de Ciencias Sociales, apoyando a su vez la candidatura de Rolando Cubela, comandante del Directorio Revolucionario 13 de Marzo, para presidir el gobierno estudiantil. Esa alianza, sin embargo, se resquebrajó muy pronto. La radicalización del proceso revolucionario que vivió Cuba entre 1959 y principios de 1960 colocó a Salvat en el campo de los estudiantes que temían la entronización de un régimen autoritario en Cuba.

El evento que marcó el rompimiento definitivo fue la visita del dirigente soviético Anastas Mikoyan a La Habana. Enterados de que Mikoyan estaría depositando una ofrenda floral ante la estatua de José Martí en el Parque Central de la capital cubana. Salvat, junto a Muller y otros estudiantes preocupados por la deriva de Cuba hacia un sistema político de orientación comunista, organizaron un contrahomenaje para honrar al Apóstol de la independencia cubana. La protesta se llevó a cabo el 5 de febrero de 1960 y como consecuencia del acto, varios de los organizadores fueron expulsados de la Universidad de La Habana, entre ellos Salvat.

Roto el camino político, Salvat tomó la decisión de sumarse a la oposición que se enfrentaría al régimen de Fidel Castro. El primer paso que tomó fue salir hacia el exilio y junto a dos de sus compañeros universitarios, Alberto Muller y Ernesto Fernández Travieso, viajaron a Miami con el propósito de organizar un movimiento estudiantil de carácter insurreccional. Ese primer movimiento fue el Directorio Revolucionario Estudiantil del Frente Revolucionario, que derivó en el Directorio Revolucionario Estudiantil (DRE) cuando aglutinó en suelo cubano a diferentes organizaciones de estudiantes que promovían la democratización del país.

Para consolidar la iniciativa, Salvat, Muller y después Fernández Travieso, entraron clandestinamente en Cuba y desarrollaron su lucha desde el DRE. La responsabilidad que asumió Salvat en aquella etapa fue la de Secretario de Propaganda del Directorio. El esfuerzo, sin embargo, pareció retroceder a raíz del fracaso sufrido por la Brigada de Asalto 2506 en la invasión por Bahía de Cochinos el 17 de abril de 1961.

Debilitado el DRE internamente, con cuadros de militantes presos o víctimas del paredón de fusilamiento, Salvat logró salir al exilio con el propósito de reorganizar al movimiento tanto en Cuba como en el exterior. En diciembre de ese año intentó un nuevo regreso clandestino al suelo cubano pero la operación fracasó cuando el grupo que lo esperaba en Cuba fue sorprendido por milicianos. No solo no pudo entrar en Cuba con aquella operación, sino que el DRE perdió a su máximo responsable en la Dirección Nacional del movimiento, Juanín Pereira Varela, quien murió en el enfrentamiento con los milicianos.

A pesar del revés sufrido en Cuba, el DRE pudo reorganizarse dentro de Cuba mientras que en el exterior el Directorio se mantuvo firme en su empeño de seguir la lucha por la liberación de Cuba. Una vez más Salvat estuvo en la primera fila como responsable de la propaganda de la organización y luego como su Secretario General.

En 1962 participó en una de las operaciones más audaces del Directorio. La noche del 24 de agosto, una embarcación del DRE, el “Juanín”, de apenas 32 pies de eslora y con un cañón de 20 milímetros, bombardeó el hotel Rosita de Hornedo en el litoral habanero, donde se alojaban delegaciones técnicas de la URSS. El propósito fue el de alertar ante la opinión pública internacional sobre la presencia militar soviética en Cuba y su alianza con el régimen de Fidel Castro. El manifiesto sobre la operación fue leído por Salvat mientras se disparaba contra el objetivo. La operación militar tuvo una exposición mundial y fue preámbulo de la Crisis de Octubre, que puso al mundo al borde de la guerra nuclear.

La etapa de militancia insurreccional tuvo su fin hacia 1965. El DRE, con Salvat como Secretario General, llegó a organizar una base militar en la República Dominicana que tuvo que ser cerrada abruptamente. El Directorio había desaparecido de la lucha clandestina desde 1962, cuando muchos de sus cuadros fueron delatados por un miembro de la organización que trabajaba para la Seguridad del Estado. El último reducto del Directorio como organización se manifestó en el presidio político de Isla de Pinos, donde los militantes del DRE que estaban recluidos en la prisión fueron parte de la resistencia al trabajo obligatorio y los malos tratos. Con el cierre de aquella cárcel en 1966, el presidio político se dispersó entre varias instituciones de la isla marcando el fin del DRE.

Salvat, por su parte, canalizó su amor por Cuba en el mundo del libro. Poco a poco fue organizando una librería, la Librería Universal, que se convirtió en una referencia indispensable para la cultura cubana. Allí no solo se vendían libros, sobre todo de temas cubanos, sino que también reunía a los principales autores e intelectuales cubanos que vivían en el exilio. Sus tertulias y las presentaciones de libros, fueran de su editorial o no, hicieron un gran aporte para el conocimiento y difusión de la temática cubana.

Esa labor se complementaría con la publicación de libros que tuvieron como eje principal a Cuba. Salvat fundó y dirigió hasta el fin de su vida Ediciones Universal, una editorial indispensable para quienes quieran saber sobre la vida cubana en general, desde su historia y literatura hasta el arte, la música y la gastronomía. Un sueño de Salvat, que ojalá se cumpla en un futuro cercano, era enviar a Sagua la Grande todos los títulos de su editorial.

Y para colofón de su amor por Cuba, su último proyecto fue el renacimiento de Trinchera, el periódico que había iniciado en la época universitaria y luego se convirtió en órgano del DRE por muchos años. El, junto a Muller y otros colegas hicieron renacer en formato digital la publicación, que expresa el ideal de una patria mejor.

Al margen de su quehacer en la política y en el mundo de la cultura, la mejor contribución de Salvat a la sociedad en ue vivimos es la de su familia y sus amigos. Buen esposo, buen padre y buen abuelo, el Gordo estuvo siempre presente para esa familia que bien puede ser descrita como un clan y para quienes él, junto a su Marta, fueron y son un centro indispensable. Generoso como pocos, el Gordo siempre estuvo rodeado de buenos amigos, a quienes quería entrañablemente y para quienes siempre tuvo palabras de afecto.

Hay que destacar también su fe cristiana. El día que sufrió el percance que le llevó a la muerte, Salvat estaba preparándose para entrar en una tanda de Ejercicios Espirituales de San Ignacio de
Loyola como hacía todos los años. Esta vez no pudo ser pero recibió a cambio la llamada para “vivir en el Reino de Dios”, como él solía decir cada vez que comunicaba el fallecimiento de un amigo.

Descansa en paz, querido Gordo. Te extrañaremos pero daremos gracias a Dios por tu vida y por haberte tenido por tantos años.

*Historiador y profesor universitario. Autor del libro El sueño inconcluso. Historia del Directorio Revolucionario Estudiantil (2022).

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