La ola Trump: ¿Se va a bolina Radio Martí?

Ahora que estamos en plena transparencia de conductas y documentos en todos los niveles del gobierno federal, es oportunamente recomendable abrir todas las cajas tapadas en el historial de RadioTV Martí. Elon Musk parece determinado a hacerlo.

La ola Trump: ¿Se va a bolina Radio Martí?
Estudio de RadioTV Martí en el noroeste de Miami. Foto: OCB.

Por Arnaldo Miguel Fernández

El rumbo de los acontecimientos y los mensajes mediáticos desde Washington DC no son muy alentadores para la suerte de RadioTV Martí/Martí Noticias en vísperas de su 40 aniversario.

Tras la auditoría en la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), Elon Musk se empinó sobre el escándalo y siguió la rima con que Radio Europa Libre y Voz de las Américas (VOA) debían cesar sus operaciones “porque hablan solos mientras queman mil millones de dólares al año del dinero de los contribuyentes.”

Ambos medios se cobijan bajo el paraguas de la Agencia de Estados Unidos para los Medios Globales (USAGM), sucesora de la Junta de Gobernadores de Radiodifusión (BBG) desde el 22 de agosto de 2018. Debajo de USAGM se guarecen también Cadenas de Radiodifusión del Medio Oriente, Radio Asia Libre, Fondo de Tecnología Abierta (Internet) y la Oficina de Transmisiones a Cuba (OCB) o RTV Martí/Martí Noticias, que no es lo mismo pero es igual.

Al menos dos fuentes de la administración Trump consultadas sobre este delicado asunto aseguran que la “reestructuración de Radio Martí” está en detallado estudio y que una decisión estará sobre la mesa en la segunda quincena de mayo.

Un asunto de dinero

Este año fiscal (FY2025) USAGM solicitó al Congreso $950 millones y en su página precisó que la porción de OCB sería de $12.97 millones para 117 empleados y audiencia estimada de 3.2 millones. La ficha descriptiva de OCB reporta 0.8 millones de audiencia en 2023 y presupuesto anual de $25 millones en 2024. Así tenemos un crecimiento estimado de 400% en audiencia con relación a 2023 y una reducción de 52% en el presupuesto con respecto a 2024.

Se presupone entonces que OCB opera con eficiencia tanto su televisión por satélite como sus radios de onda corta y amplitud modulada y sus plataformas digitales centradas en Martí Noticias, porque con la mitad del presupuesto de 2024 tendría cuatro veces más audiencia que en 2023.

Sólo que medios como Cubanet reportaron al cierre de 2024 que las noticias quedaban por debajo de remedios para enfermedades, fútbol, bolita, porno y El Toque en la escala de preferencias de los cubanos que buscan en Google. Y el pase de lista mínima a las páginas de asuntos cubanos en Facebook arroja que Martí Noticias tiene 1.1 millones de seguidores: tres veces menos que Cibercuba e igual cantidad que Cubanos por el Mundo y ADN Cuba. Estas tres plataformas juntas no llegan ni por asomo al nivel de respaldo financiero de aquella.

Eclipse de ese sol del mundo moral

La misión declarada de OCB es “promover la libertad y la democracia brindando al pueblo de Cuba programas de noticias e información objetivas”. Eso en el papel y la intención, aunque la realidad no siempre se ajusta a tales superobjetivos.

Cuarenta años y más de mil millones de presupuesto después, Cuba dista mucho de ser más libre y democrática hoy que al salir al aire Radio Martí (20 de mayo de 1985) y TV Martí (formalmente en 1990).

La OCB no ha avanzado ni un tantico así desde 2010, cuando el finado senador Tom Colburn (R-Oklahoma) soltó que BBG, por entonces cobija de aquella, era “la organización más inútil del gobierno federal y estaba repleta de gente que no sabían nada de medios ni de política exterior.”

Al retorno cero de la billonaria inversión en OCB —y sin necesidad de ponerse a discutir si TV Martí nunca se vio en Cuba, y que Radio Martí apenas se escucha allá por unos cuantos— se suma que las entrañas del monstruo quedan expuestas de manera ejemplar en dos escándalos del trato a los empleados.

Reportaje al pie de la horca

El 8 de septiembre de 2006, el periodista Oscar Corral reportó a dos bandas: “10 Miami Journalists Take U.S. Pay”(The Miami Herald) y “Conflicto de intereses en pagos a periodistas locales” (El Nuevo Herald).

Tras averiguar que BBG rociaba a RTV Martí con unos $37 millones al año, Corral había propuesto a los editores Manny García y Myriam Márquez una serie sobre cuánto se daba a quién y para qué. Reforzado con Jasmine Kripalani, Luisa Yanez, Casey Woods y Alfonso Chardy, el reportaje de estreno se concentró en qué periodistas de El Nuevo Herald eran colaboradores —por supuesto que pagados— de RTV Martí, como si tal colaboración no datara desde que la emisora salió al aire.

Corral echóse a andar y esa marcha no se detendría ni siquiera ante la barrera periodística elemental de oír a los presuntos implicados (por cierto, ¿dónde está Corral?). Confesaría que sintió malestar al echar pa’lante a sus colegas Pablo Alfonso y Wilfredo Cancio Isla, quienes vinieron a enterarse del reportaje al ser despedidos la tarde en que se revisaba la plana que saldría a la mañana siguiente, pero rebosó de orgullo al recibir el abrazo de Márquez por el reportaje. Era el Día de la Virgen del Cobre, patrona de Cuba, y Fidel Castro estaba con las tripas retorcidas en una cama de hospital, luchando entre la vida y la muerte.

La pieza de marras englobó también a otra figura de El Nuevo Herald, la freelancer Olga Connor, así como a Helen Aguirre y Ariel Ramos [Diario Las Américas], Miguel Cossío y Juan Manuel Cao [AméricaTeVe], Ninoska Pérez-Castellón [Radio Mambí], Omar Claro (Univisión) y al columnista sindicado Carlos Alberto Montaner, quien colaboraba con los medios que le daba la gana. Contra Carlos Alberto la infamia fue doblemente dolorosa, porque se trataba de una figura de larga colaboración y pertenencia a los Herald. Pero en la cabeza de los jerarcas del Herald no cuentan mucho estas cuotas pertinentes de la memoria.

Al director de OCB, Pedro Roig, no se le ocurrió ripostar con que The Miami Herald y El Nuevo Herald tenían plena potestad para prohibir a sus empleados que colaboraran con medios gubernamentales, pero ninguna para revirarse contra ellos en ausencia de prohibición expresa por haber colaborado con RTV Martí y cobrar por ello. Mucho menos advirtió que montar semejante escándalo podría obedecer, casi con toda seguridad, al prurito de La Habana.

Entuerto regalado

Esta sospecha afloraría de nuevo en RadioTV Martí cuando Philip Peters, excabildero congresional y bloguero pro Castro, aprovechó que un energúmeno puso una bombita en el buzón de correos de George Soros, el 22 de octubre de 2018, para exhumar de ultratumba el reportaje especial “El magnate George Soros y su influencia en Latinoamérica”, que RTV Martí había lanzado en mayo de ese año.

Peters procedió a tacharlo de antisemita y propició así tanto la cesantía del director de Noticias de RTV Martí, Wilfredo Cancio Isla, como de otros ocho periodistas vinculados de alguna manera al reportaje. La tacha no pudo ser más amañada. Peters endilgó al reportaje haber etiquetado a Soros “como judío no practicante de flexible moral”, ocultando que la etiqueta venía precedida de que es Soros, de su propia voz, quien “se describe a sí mismo como especulador financiero y…”.

Valga decir, a favor de Peters, que estuvo involucrado de lleno en la promoción del negocio de Starwood Hotels & Resorts en La Habana, desde 2016.

De ahí que resultara incomprensible que el director de OCB, Tomás Regalado, cediera a los embates interesados que, a la zaga de Peters, articularon los senadores Jeff Flake (R/AZ), por su abierta militancia a favor del gobierno cubano, y Robert Menéndez (D/NJ), al parecer por resentimiento de que una candidata suya a la dirección de OBC había sido desbancada con la designación de Regalado.

Este último se tornó patético. Tergiversó la etiqueta bien fundada del reportaje con otra inventada: “judío de dudosas morales”, e identificó a Soros como “filántropo norteamericanos” (sic) en pueril enmienda al ID que usó el reportaje: “millonario y filántropo”. De este modo Regalado no advirtió que una medida activa de La Habana cabía como la mejor hipótesis explicativa de la colusión entre Peters y Flake, que se reforzó con Peters abogando por cerrar RTV Martí desde la página digital On Cuba News, donde a raíz del escándalo inauguró columna. Pero fueron dos o tres textos mientras transcurría el temporal y se completaba el ajuste de cuentas.

La cuadratura del círculo

El alboroto premeditado con el reportaje de Soros sirvió como pretexto para que USAGM hurgara en la programación de RTV Martí y dictaminara que esta venía girando en torno a los mismos problemas detectados desde 1998.

Además de falta “de equilibrio, imparcialidad, objetividad y fuentes adecuadas, que afectaban la credibilidad”, se dictaminó falta de “profesionalismo en las transmisiones tanto al combinar noticias y opiniones como al presentar reportajes noticiosos de manera confusa y con criterios desacertados de selección”.

Esas conclusiones derivaron del examen de una sarta de reportajes y programas producidos después que Regalado asumiera como director de OCB, en junio de 2018, casi todos bajo la supervisión de Jorge Jáuregui como Director de Noticias.

Así y todo, el director de USAGM, John Lansing, siguió el patrón castrista de anunciar que las cosas iban a mejorar con el mismo liderazgo que venía metiendo la pata. Al presentar el dictamen final (¿realmente final?), Lansing exaltó a Regalado como “el impulsor clave de las reformas en RTV Martí”. Pero la realidad terminó luego jugándole una mala pasada.

Y Regalado, un presunto reformador que demostró conocer el tema cubano tanto como ahora dice saber de tasación de propiedades en Miami-Dade, renunció a su liderazgo en OCB, en septiembre de 2019, apenas un año después de una hoja de estropicios en sus funciones.

La lista de distorsiones, irregularidades y favoritismos de Regalado es copiosa. Pero sus defensores locales y figurones de ciertos medios locales argumentaron que el hombre había cumplido ya su misión al frente de OCB y por eso decidió renunciar a su salario anual de $165 mil dólares para generosamente dedicarse a otros proyectos útiles a la comunidad y a la “causa de Cuba”. Nadie en la prensa de Miami, por cierto, se tomó el trabajo de escarbar más allá de la vergonzosa mascarada.

Desde entonces las cosas no han cambiado mucho. Más recientemente llegan narraciones de episodios cruentos en la Redacción del lugar, donde ciertos incapacitados de siempre y personajes que tienen récord comprobable de fraude dentro de la agencia, han tenido por estos días aciagos hasta oportunidades temporales de armar noticieros y decidir contenidos.

Ahora que estamos en plena transparencia de comportamientos y documentos en todos los niveles del gobierno federal, es oportunamente recomentable abrir todas las cajas tapadas en el historial de RadioTV Martí. No es una opción: es un imperativo para poner las cosas en su sitio.

Nada indica que se haya superado la repercusión insignificante de RTV Martí en Cuba y Musk parece haberlo oteado desde su altura para bajar con la golilla bien afilada.

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