Kamala Harris no tiene nada que aprender de Janet Reno

Argumentar que la conducta de Reno es un ejemplo del que Kamala Harris debería aprender, se contradice con el registro real y los hechos relevantes. Es hora de centrarse en el futuro y no en el pasado.

Kamala Harris no tiene nada que aprender de Janet Reno
Histórica imagen del un agente federal apuntando a Elián González durante el operativo ordenado por Janet Reno. Foto: Alan Díaz/AP.

Por José García-Pedrosa*

Por razones que parecen difíciles de entender, el Consejo Editorial del Miami Herald decidió recientemente resucitar la controversia de un cuarto de siglo en torno a Elián González como parte de un editorial titulado “What Kamala Harris can learn from Janet Reno” (Lo que Kamala Harris puede aprender de Janet Reno). Elogiando a Reno por “no tratar con zonas grises”, el Herald escribió: “La ley decía que el niño debía ser devuelto a su padre cubano y eventualmente enviado de regreso a La Habana”.

Por el contrario, simplemente no existía tal “ley” – y nunca había existido. Como afirmó claramente el Tribunal de Apelaciones del 11° Circuito federal al confirmar el derecho del niño a solicitar asilo:

Este caso trata sobre la discreción del poder ejecutivo para hacer políticas, no sobre la aplicación ministerial de la “ley” por parte de funcionarios ejecutivos. Se ha sugerido que la política precisa adoptada por el INS en este caso era requerida por la “ley”. Sin embargo, esa caracterización de este caso es inexacta. (Las comillas y el subrayado aparecen en la decisión del Tribunal; no se han añadido aquí.)

A pesar de las continuas protestas de los abogados cubanoamericanos que representaron con carácter voluntario a Elián y a su familia de Miami, un grupo del que este autor se enorgullece de haber formado parte, Reno insistió en repetir la falsa declaración de que estaba obligada a “hacer cumplir la ley”. Engañó a otros haciéndoles creer que quienes habíamos presentado una demanda en el Tribunal de Familia de Florida para mantener al niño alejado del régimen represivo de Fidel Castro estábamos de alguna manera fuera de la ley; algunos incluso nos llamaron proscritos. Sus falsedades también ocultaron el hecho de que su decisión de ordenar al FBI que se llevara al niño por la fuerza efectivamente negaba la oportunidad de que el destino del niño fuera decidido por los tribunales de familia, donde el estándar legal es el interés superior del menor según lo determine un juez de un tribunal estatal.

Además, la discreción que tenía como Fiscal General no era ilimitada. Cuando la ley confiere discreción a un funcionario público, el ejercicio de esa discreción está limitado por el principio bien establecido de que si el expediente muestra que el funcionario público ha actuado de manera arbitraria y caprichosa, dicha conducta constituye un abuso de discreción y debe ser anulada. Quienes conocemos íntimamente la investigación del caso que Reno llevó a cabo inmediatamente antes de la redada del FBI sabemos que ese expediente era patéticamente escaso y, en algunos aspectos, posiblemente vergonzoso.

De hecho, a pesar de la decisión del 11º Circuito citada anteriormente, Reno se negó a permitir que nuestro equipo de abogados, como representante del padre del niño, siquiera presentara una petición de asilo en nombre del niño, presumiblemente porque el 11º Circuito no lo había indicado explícitamente en su decisión. (Reno simplemente ignoró el hecho de que un juez de un tribunal estatal hubiera aprobado explícitamente tal presentación).

La saga de Elián tiene otro episodio, aún no publicado, que evidencia la mala conducta de Reno.

Reno había concebido la idea de que Elián, sus parientes de Miami y su padre se reunieran en algún lugar apartado de la zona rural de Georgia para resolver las cosas. Decidió tratar con nosotros a través de Aaron Podhurst, un abogado respetado quien fungió como su agente. Pensé que la idea de un Kumbaya moment (el término puede usarse para describir un momento raro y positivo de bipartidismo en política, o un intento de reconciliar intereses opuestos en nombre de la armonía) era tonta y casi con toda seguridad inútil, pero Reno prometió a través de Podhurst que si la familia de Miami le entregaba un documento firmado en el que aceptara ese arreglo, no habría “ninguna acción coercitiva”, su frase para prometer que no permitiría que el FBI se llevara a Elián por la fuerza.

La noche antes de la redada, Aaron y yo discutimos la redacción del documento. Personalmente lo escribí a máquina y le leí varias versiones a Aaron, quien finalmente aprobó su contenido en nombre de Reno. (El único cambio propuesto por la familia de Miami fue la incorporación de un sacerdote, con lo que Reno estuvo de acuerdo). Luego imprimí el documento, se lo llevé a los parientes de Miami, repasé los términos en español, les pedí que firmaran el documento y se lo entregué a Podhurst como exigía Reno. Recuerdo haber llamado al entonces gobernador Jeb Bush alrededor de las 11 de la noche para informarle de la firma y entrega del documento. Expresamos mutuamente nuestra alegría por el hecho de que no se llevaría a cabo ninguna “acción coercitiva”. Sin embargo, unas seis horas después, a las 5:15 de la mañana, comenzó la “acción coercitiva” autorizada por Reno cuando el FBI allanó la casa de los González en Miami y tomó a Elián, como mostró la ahora famosa fotografía de un asaltante agarrando al niño, ametralladora en mano.

Lamentablemente, esa no fue la primera redada de Reno. La redada contra un grupo de fanáticos religiosos que Reno había ordenado en 1993 en Waco, Texas, que costó la vida a dos docenas de niños y que Reno dijo más tarde que lamentaba, ya había demostrado que el buen corazón de Reno nunca pudo prevalecer sobre su historial de incompetencia como funcionaria pública.

Cuando me postulé para Fiscal Estatal contra Reno en 1984, el Herald me dio su apoyo contra Reno, citando en parte sus fallas y desorganización: “una tasa de condenas por debajo del promedio, una tendencia preocupante a perder casos importantes debido a lapsos administrativos o errores de procedimiento, y una incapacidad crónica para cumplir con los límites de 180 días para juicios expeditos”.

En resumen, argumentar que la conducta de Reno es de alguna manera un ejemplo del que Kamala Harris debería aprender, se contradice con el registro real y los hechos relevantes. Como Kamala Harris ha dicho convincentemente, es hora de centrarse en el futuro y no en el pasado. No reescribamos la historia. Dejemos que Janet Reno descanse en paz.

*Abogado jubilado. Fue administrador municipal de Miami y de Miami Beach, fiscal municipal de Miami y autor de America’s Casablanca y de Pensándolo Bien/On Further Thought. Formó parte del equipo de abogados cubanoamericanos que representó sin éxito a Elián González y a su familia de Miami en 2000.

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