Fallece en Miami el escultor Manuel Carbonell
Manuel Carbonell, el último patriarca de la escultura moderna en Cuba, falleció en Miami a los 93 años.
Carbonell murió a las 3:25 p.m. de este jueves en el Hospital Kindred de Miami, víctima de un derrame cerebral. Desde el pasado agosto había ingresado en varias instituciones médicas con problemas renales, pero su situación se fue agravando por otras complicaciones derivadas de su edad.
Escultor, dibujante y grabador, artista versátil y hombre emprendedor, Carbonell deja una obra que lo consagra entre los más singulares cread0res del arte escultórico cubano del siglo XX. Con su muerte, termina una ejecutoria de tradición y modernidad que logró imponer un estilo personalísimo y dotar sus piezas de un inusual sentido de calidez.
Nacido el 25 de octubre de 1918 en la ciudad de Sancti Spíritus, en el centro de la isla, Carbonell se trasladó con su familia a Cienfuegos, donde curso sus estudios de primaria. Desde niño comenzó su inclinación por el dibujo y la obsesión de concretar sus ideas en figuras de arcilla.
En La Habana asistió al colegio jesuita de Belén e ingresó, en 1937, en la Escuela de San Alejandro, donde fue discípulo del maestro Juan José Sicre, y compartió con notables artistas de su generación como Agustín Cárdenas, Fidelio Ponce, Roberto Estopiñán y Amelia Peláez.
Graduado en 1945, iniciaría una etapa creativa de intensa proyección religiosa. Entre sus obras de esta etapa están los bajorelieves sobre Las Doce Estaciones del Via Crucis, realizados en las Lomas del Jacán, en San Miguel de los Baños; la espectacular Mater Dolorosa, tallada en piedra; y La crucifixión, una talla en madera, a tamaño natural, para el antiguo central Covadonga, en la localidad de Aguada de Pasajeros, hoy provincia de Cienfuegos.
Con la llegada de la televisión a Cuba, en 1950, Carbonell se convirtió en conductor de un programa de entrevistas con grandes artistas por Unión Radio Televisión, y se involucró en aspectos de producción y diseño escenográfico. Entre sus entrevistados figuró el célebre pintor cubano Wifredo Lam.
En 1955 su pieza Fin de una raza ganó el Primer Premio en la III Bienal Hispanoamericana de Arte, en Barcelona. La escultura pasó a formar parte de la colección permanente del Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana.
Por esos años sus intereses profesionales desembocaron también en el diseño y la decoración de interiores, y favorecieron el establecimiento de su propio negocio: Carbonell Studio.
En 1959 decide tomar el camino del exilio y se radica en Nueva York, donde comenzará un nuevo período para su obra escultórica.
“El arribo a Nueva York y le dio un giro total a su obra, con especial acento en la distorsión de las formas y el cuerpo humano”, apuntó el crítico y coleccionista Gustavo Orta. “Carbonell inicia una resurrección artística en Estados Unidos y puede considerarse uno de los grandes maestros de la escultura de nuestros tiempos”.
En 1961, el influyente galerista neoyorquino Fred Schoneman lo invitó a incorporarse como escultor invitado de su institución en Madinson Avenue. Las esculturas de Carbonell comenzaron así a exhibirse junto a pinturas de Braque, Chagall, Monet, Picasso, Gauguin y Renior. La suerte que le acompañó en sus éxitos habaneros comenzaba a sonreirle de nuevo.
Dos años después, realizaba la primera de las siete exposiciones personales que le organizó la Galería Schoneman en Nueva York durante una estrecha colaboración que se extendió por más de 12 años.
Sus trabajos no sólo habían cambiado del metal hacia los bronces pulidos. También experimentaban una virtuosa asimilación de formas abstractas con sorprendente humanidad.
En 1974, Carbonell se mudó a Miami para estar cerca de su familia. Fue una época de efervescencia creadora y reconocimiento público para sus piezas monumentales.
Al celebrarse dos siglos de la Declaración de Independencia de Estados Unidos, el artista dio a conocer su Aguila Bicentenaria durante una ceremonia en la Casa Blanca. Tras permanecer por un tiempo en exhibición en Washington, la pieza pasó a formar parte del Museo Presidencial Gerald R. Ford en Gran Rapids, Michigan.
Otras de las grandes creaciones de la época fue su Virgen de Fátima (1977), una figura de 26 pies y 12 toneladas que se considera entre las más importantes esculturas en bronce realizadas en Estados Unidos con temática religiosa.
En estos años, las piezas de Carbonell pasaron a formar parte del ámbito de Miami, así como de otrros espacios públicos e instituciones en el sur de la Florida.
Es el creador de la estatua de José Martí que pertenece al Instituto San Carlos de Key West, y de El Centinela del Río, el monumento de 21 pies colocado sobre el puente de Brickell, en Miami, ambas realizadas cuando ya rondaba los 70 años.
Además, en Miami, su pieza Couple in Love decora el lobby del lujoso Hotel Mandarín Oriental de Brickell Key, y Lovers fue ubicada a la entrada del Condominium Carbonell, nombrado así en honor al artista.
En el Parque Xujianhui de Shanghai, en China, está colocada una gigantesca pieza suya titulada Nueva Generación.
Desde 1987, la representación exclusiva de su obra corría por Beaux Arts Gallery en Miami, entidad que dirige su sobrino Ricardo González III.
En noviembre del 2009, Carbonell participó en la exposición 31 Escultores Cubanos, auspiciada por el Miami Dade College West, en la ciudad del Doral.
Lo sobreviven en Miami sus hermanas Josefina y Angela, así como sus sobrinos Luis, Clara y Ricardo J. González III.
Cumpliendo su última voluntad, su cadáver será cremado. Se realizará una misa y celebración de vida en su memoria el 18 de noviembre, a las 6 p.m., en la capilla del Colegio de Belén, sito en 500 SW 127 Ave, en Miami.