La guayaba de la semana: Evita Perón a la manera del Che Guevara
La presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner lo pregonó a los cuatro vientos: el mural gigantesco de Eva Duarte de Perón (1919-1952) que ahora identifica la fachada sur del Ministerio de Desarrollo Social y Salud en Buenos Aires se inspira en el Che Guevara.
El mural de estructuras de hierro se inauguró a las 8:25 de la noche del pasado 26 de julio, justamente a la hora en que se produjo el deceso de la mítica Evita hace 59 años.
Pero las cosas no paran ahí, porque Fernández de Kirchner ya anunció que para el 22 de agosto se develará una imagen similar en la fachada norte del edificio, coincidiendo con la fecha en que moribunda por un cáncer, la venerada mujer renunció a su candidatura a la vicepresidencia ante una multitud que la aclamaba.
Transcurría el año 1951, el cáncer era una enfermedad realmente irreversible y no existía el Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas (CIMEQ) de La Habana, donde tal vez ahora se lo hubieran hecho desaparecer con un tratamiento como el que operó el milagro curativo de Hugo Chávez.
Pero volviendo a la imagen de hierro, todo ocurrió porque la presidenta argentina tuvo una revelación en la Plaza de la Revolución en La Habana, luego de visitar al convaleciente Fidel Castro en su casa de Punto Cero.
Así lo contó la mandataria: “Yo me acuerdo que había estado en Cuba en enero de 2009. Y en el homenaje a José Martí en la Plaza de la Revolución vi la imagen del Che, representada en el ministerio que él trabajaba. Y allí me vino a la cabeza cómo es posible que una sociedad homenajee a uno hombre que no es de su país, y nosotros no tengamos un homenaje a una mujer que significó no solamente el ingreso de las mujeres a la política argentina, no solamente la revolución social más importante de nuestro país, sino que asumió, sin cortapisas, sin dobleces, la representación del pueblo y de la patria tal vez con más pasión y amor que nadie”.
Imaginaron lo mismo
Y así fue como la Fernández llamó al secretario general de la presidencia, Oscar Parrilli, y le contó emocionada del mural guevarista en La Habana. Ambos decidieron contactar a un artista plástico para presentarle el proyecto, pero cuál no sería la sorpresa cuando fueron a hablar con Daniel Santoro, quien confesó haber imaginado lo mismo que la presidenta.
Con tanta coincidencia imaginativa, Santoro y el escultor Alejandro Marmo echaron manos a la obra que, además de patriótica, estaba costeada por el siempre generoso dinero público.
Fernández de Kirchner siguió el proceso desde los bocetos. Hizo sugerencias y corrigió las propuestas de Santoro y Marmo hasta llegar a los dos enormes murales que la recordarán para siempre, instalada en el imaginario de la capital argentina.
La inspiración soplaba desde La Habana, cobijada por la monumental efigie del guerrillero argentino que cuelga del actual Ministerio del Interior (MININT), antiguo Ministerio de Industria, donde trabajó el Che. El relieve escultórico del Che fue realizado por el artista holguinero Enrique Ávila en 1993 para sustituir los antiguos murales en cartón que eran reemplazados periódicamente en la fachada ministerial.
Avila es también autor de una docena de relieves escultóricos y monumentos dedicadas a figuras patrióticas, entre ellas un mural similar con la figura del Comandante Camilo Cienfuegos que puede verse en el actual Ministerio de Informática y Comunicaciones.
Las dos miradas de Eva
No se sabe si Avila y Santoro dialogaron sobre sus respectivas obras, pero el resultado es muy parecido.
La escultura del Che mide 36 metros de alto y pesa 16 toneladas. Fue fundida en acero sobre la base de la famosa fotografía de Korda. El mural de Evita tiene 31 metros de alto por 24 de ancho, pesa 15 toneladas y toma como referencia la imagen de la portada de su libro La razón de mi vida.
Pero en lugar de una escultura, Fernández de Kirchner prefirió subir la parada, que para eso gozan de fama los argentinos. Y mandó a hacer dos murales, uno mirando hacia el sur de Buenos Aires, sobre la legendaria Avenida 9 de Julio, y otro sobre la fachada norte, que mira hacia el Obelisco.
Como no podía perder la oportunidad ante esta dicotomía Norte-Sur, la viuda de Kirchner ha elaborado una teoría sobre el significado de cada perfil: “La Evita hada, dadora de dones y generosa, la Evita sonriente tenía que “mirar hacia el Sur”. Otra Eva, profunda, política, combativa, alzando su voz frente al micrófono, es la que mira al norte de la ciudad”.
Y así tenemos a Evita Perón instalada e inmortalizada, con el aliento guevarista que la presidenta argentina preconizó en La Habana. Un tango que Doña Cristina trata de pasar como memoria cultural, pero que tiene demasiadas mañas de politiquería y populismo latinoamericano.
Video de la inauguración del mural de Evita: