I love you, Miami: El Castillo de Coral

Por REDACCIÓN CAFÉFUERTE

– Durante 28 años, un hombre de sólo 100 libras de peso esculpió en secreto mil 100 toneladas de roca para crear una inusual obra: el Castillo de Coral en Homestead.

El escultor, Edward Leedskalnin, nació en Riga, Lituania, en 1887, y un desafortunado suceso marcó su vida: el abandono de su prometida Agnes Scuffs, el día antes de la boda. A la joven está dedicado el Castillo de Coral.

Años después, Leedskalnin viajó a América y trabajó en el sector maderero en Canadá, California y Texas antes de radicarse en Miami, en busca de un mejor clima para tratar su tuberculosis.

Se trasladó a Florida en 1918 y vivió en la actual Florida City hasta 1936. Fue allí donde comenzó a levantar su Castillo de Coral, pero cuando supo que se planeaba una subdivisión del terreno cerca de su casa, decidió mudarse unas 10 millas al noreste. En 1936 compró 10 acres de tierra en Homestead y pasó los tres años siguientes desplazando hasta allá las rocas que había comenzado a esculpir.

Usando el chasis de un viejo camión armó un trailer y con la ayuda de un amigo que tenía un tractor fue trasladando poco a poco las piedras.

Leedskalnin nunca tuvo auto. Solía recorrer 3,5 millas en su bicicleta cuando necesitaba comprar alimentos y suministros.

Celoso de su privacidad como pocos, esculpió las rocas de noche, a la luz de una linterna, para evitar ser visto por curiosos.

En 1940 concluyó su castillo, erigiendo paredes de 125 libras por pie cúbico. Cada sección pesa más de 58 toneladas.

Nadie sabe a ciencia cierta cómo logró desplazar esas piedras, y cuando alguien le preguntaba, respondía que conocía las leyes del peso y el equilibrio, a pesar de sólo tener cuarto grado de escolaridad. Incluso construyó un generador de corriente eléctrica.

El misterio que rodea la forma en que construyó el Castillo de Coral ha hecho que a esa obra se le denomine “el Stonehenge americano”.

Leedskalnin vivió muy modestamente. Cobraba 10 y 25 centavos por dar giras en el castillo y por la venta de folletos sobre su obra. Era un excelente anfitrión y cocinaba perros calientes para los niños visitantes en una olla de presión creada por él mismo.

Murió en 1951, a los 64 años, a causa de cáncer de estómago.

Su Castillo de Coral no sólo atrae a numerosos visitantes cada año, sino que ha sido fuente de inspiración de canciones.

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