La Serie Mundial comienza con crespón de luto: Ha muerto el coloso Fernando Valenzuela

Ha muerto una leyenda del béisbol de todos los tiempos. El zurdo Valenzuela hizo historia desde el montículo de los Dodgers, estremeció multitudes y cambió para siempre el béisbol mexicano.

La Serie Mundial comienza con crespón de luto: Ha muerto el coloso Fernando Valenzuela
Fernando Valenzuela, el Toro, en sus días gloriosos en Grandes Ligas. Foto: Lennox McLendon/AP

La Serie Mundial 2024 comenzará este viernes con un enorme crespón de luto. Ha muerto Fernando Valenzuela, El Toro, una leyenda que hizo historia desde el montículo de los Dodgers de Los Angeles, estremeció multitudes y cambió para siempre el béisbol mexicano.

Valenzuela falleció este martes en un hospital de Los Ángeles, California, donde estaba en terapia intensiva desde hacía días, afectado por problemas hepáticos. Tenía 63 años.

Fue protagonista del triunfo de los Dodgers sobre los Yankees en la última Serie Mundial que enfrentó a ambos equipos, en 1981. Cuarenta y tres años después vuelven a encontrarse en el Clásico de Otoño, pero Valenzuela no estará siquiera para narrarlo como comentarista y voz de las transmisiones en español de la franquicia angelina.

Valenzuela impuso una singularísima mecánica de lanzar que incluía una mirada hacia el cielo antes de soltar la pelota. Sin gran velocidad, se convirtió en un as del screwball, un lanzamiento que empleaba con regularidad y maestría en los momentos cruciales. Su presencia en el box cobró por todo eso un aire de destreza celestial.

Al principio de su carrera hablaba poco inglés y tenía problemas para comunicarse con sus catchers. Fue el entonces novato Mike Scioscia quien aprendió español y se convirtió en su receptor personal antes de compatir a tiempo completo en los terrenos.

En ese octubre glorioso de 1981 Valenzuela afianzó las credenciales para establecer un récord en Grandes Ligas que no ha podido ser igualado por ningún lanzador en la historia: ganó a la vez el Premio Cy Young y el galardón de Novato del Año en la Liga Nacional.

Su triunfo sobre los Yankees en el tercer juego de la Serie Mundial, el 23 de octubre de 1981, marcó el viraje del enfrentamiento y abrió el camino para que los Dodgers ganaran cuatro al hilo y se agenciaran el trofeo. Fue al mismo tiempo el único anillo de Serie Mundial para la Valenzuela, porque en 1988 quedó fuera del róster de los campeones por estar lesionado.

El Toro fue un gladiador victorioso de los 80. Debutó con la franela de los Dodgers a los 20 años y en la temporada siguiente se encaramó en el pedestal de la franquicia con balance de 13-7 y 2.48 de PCL, además de ser líder de aperturas (26), juegos completos (11) y blanqueadas (8).

El novato comenzó con un impresionante 8-0 y cinco lechadas en su andar, algo que no ha podido ser igualado por ningún otro lanzador, ni de los Dodgers ni de ninguna otra franquicia.

Valenzuela en el momento de conocer su designación como Novato del Año en 1981. Foto: X-Los Angeles Dodgers.

Fue justamente esa temporada de Valenzuela lo que desató la pasión en los estadios, reanimó el interés por el béisbol de los latinos en Grandes Ligas y le dio a México su mejor pelotero de por vida.

Su contratación fue fortuita, pues el cazatalentos cubanoamericano Mike Brito se había trasladado hasta Silao, en Guanajuato, para observar a Ali Uscanga, un shortstop que parecía un prospecto prometedor. Valenzuela entró como relevó al juego y ponchó a Uscanga con tres strikes seguidos. Brito quedó tan impresionado que olvidó al shortstop y se enfocó en el zurdito de 17 años, que en 1979 terminaría firmado por los Dodgers.

Y como mismo sucedió con su selección para Grandes Ligas, a puro azar, a puro golpe de casualidad, su entrada como pitcher de staff ocurrió de manera inesperada. Tommy Lasorda le dio la pelota en el día inaugural por una lesión del abridor designado, Jerry Reuss, y logró un triunfo de 2×0 sobre los Astros de Houston.

Había nacido la “Fernandomanía”, una devoción de la fanaticada que se reactivó en estos días infaustos de gravedad y muerte. Porque Valenzuela tuvo siempre el cariño incanjeable de sus admiradores, su comunidad y sus paisanos.

Fue elegido seis veces consecutivas al Juego de Estrellas entre 1981-86. Fue un coloso del box de los Dodgers en la postemporada, con marca de 5-1 y efectividad de 2.00 en ocho aperturas.

Lanzó un juego sin hit ni carrera -el 29 de junio de 1990- en el Dodger Stadium frente a los poderosos St. Louis Cardinals.

Su mejor temporada fue en 1986, cuando tuvo foja de 21-11 y 3.14 de PCL, pero quedó segundo en las votaciones del Cy Young de la Liga Nacional. Su adversario Mike Scott, de los Astros de Houston, le aventajó con 34 aperturas y 20 juegos fueron completos.

Las dolencias en el hombro y las lesiones persistentes lo fueron alejando del béisbol hasta su retiro oficial de Grandes Ligas en 1991.

En total, su balance en 17 temporadas fue de 173-153, con 2074 ponches y efectividad de 3.54. Tuvo también un excelente desempeño como bateador, con 10 jonrones en su carrera y varios turnos como emergente.

Pero como sucede con otros lanzadores latinos, como el cubano Luis Tiant, no está en el Salón de la Fama de Cooperstown.

Está en el Salón de la Fama del Béisbol de México desde 2014. La Liga Mexicana retiró su número 34 en 2019 y cuatro años después los Dodgers lo hicieron también en 2023.

Además de su desempeño como comentarista en español de los Dodgers, Valenzuela estaba al frente de la sociedad accionaria del Club Tigres de Quintana Roo, de la Liga Mexicana de Beisbol. Era realmente un consentido de su público, un caballero del béisbol que compartía con la gente y se tomaba fotos con ellos.

Su contribución fue inmensa para impulsar el béisbol en Latinoamérica y para consolidar los vínculos entre México y los Dodgers. Nunca antes habían sido como con la entrada y el fervor desatado por Valenzuela.

Es de destacar que tras su salida de Grandes Ligas se mantuvo activo en el béisbol invernal de México hasta los 44 años, cuando anunció oficialmente su retiro en diciembre de 2006.

Con la selección nacional mexicana integró los cuerpos de dirección en los Clásicos Mundiales de 2006, 2009, 2013 y 2017.

Para los Dodgers, su muerte en la arrancada de la Serie Mundial es un golpe de dolor y un acicate para repetir hazañas.

“En nombre de la organización de los Dodgers, lamentamos profundamente el fallecimiento de Fernando”, dijo Stan Kasten, presidente y director general de la franquicia angelina. “Él es uno de los jugadores de los Dodgers con mayor influencia en todos los tiempos… se ha mantenido cerca de nuestros corazones desde entonces, no solo como un jugador sino también como comentarista”.

La prensa estadounidense le ha dedicado desde este martes extensos obituarios. “Fernando Valenzuela, el pitcher cuyos screwballs mareaban a los bateadores“, tituló The New York Times.

El Dodger Stadium ya se prepara para el homenaje del viernes, que será un tributo de todos los amantes del béisbol en este mundo. Buen viaje, Fernando Valenzuela. No se te olvidará ni en los terrenos ni en la vida, como el guerrero simple y grandioso que siempre demostraste ser.

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