Fallece Jimmy Carter, el presidente de EE.UU que transformó la política hacia Cuba

A Carter se debe la reapertura de las secciones diplomáticas en La Habana y Washington, en 1977, la promoción del diálogo para liberar a miles de presos políticos y la acogida de 125 mil cubanos durante el éxodo del Mariel.

Fallece Jimmy Carter, el presidente de EE.UU que transformó la política hacia Cuba
James E. Carter (1924-2024). Foto: Centro Carter.

Jimmy Carter, el presidente estadounidense que marcó un giro decisivo en la política de Washington hacia Cuba y posibilitó el histórico éxodo del Mariel en 1980, falleció este domingo a los 100 años.

Icono del genuino humanismo estadounidense y embajador de las oportunidades de desarrollo para los más necesitados, la muerte de Carter marca el fin de una fructífera vida de ejercicio político, vocación diplomática y servicio ciudadano.

Su deceso fue anunciado por su familia en Plains, el pequeño poblado de Georgia donde nació y transcurrió la mayor parte de su vida. Carter pasó casi dos años en cuidados paliativos, afectado de cáncer, pero activo hasta sus últimos días. En noviembre de 2023 asistió en silla de ruedas al funeral de su esposa Rosalynn, quien murió a los 96 años, y votó en las recientes elecciones presidenciales, apostando por la candidata demócrata Kamala Harris. El pasado 1 de octubre, visiblemente deteriorado, estuvo presente en la celebración familiar por su centenario.

El 39 presidente de Estados Unidos falleció a las 3:45 pm en su hogar de Plains, Georgia, rodeado de sus familiares, informó el Centro Carter.

«Mi padre fue un héroe, no sólo para mí, sino para todos los que creen en la paz, los derechos humanos y el amor desinteresado», declaró Chip Carter, hijo del expresidente, en un comunicado difundido por la institución. «Mis hermanos, mi hermana y yo lo compartimos con el resto del mundo a través de estas creencias comunes. El mundo es nuestra familia por la forma en que unió a la gente, y damos las gracias por honrar su memoria por mantener vivas estas creencias compartidas.»

Carter era el presidente de mayor longevidad en la historia de Estados Unidos y acaso el político más dedicado a la tarea ciclópea de pacificar el mundo y conceder una vida mejor para las personas vulnerables, lo que lo llevó a emprender los más disímiles itinerarios internacionales en favor de la paz, los derechos humanos y las vías democráticas para enfrentar los conflictos contemporáneos.

Carter y Fidel Castro, encuentro en La Habana en 2002. Foto: AP.

Y Cuba estuvo en su agenda presidencial y en sus posteriores esfuerzos en defensa de las libertades civiles en la isla.

A Carter se debe la reapertura de las secciones diplomáticas en La Habana y Washington, en 1977, la promoción del diálogo para liberar a 3,600 presos políticos de las cárceles cubanas, la apertura de las visitas familiares y sus empeños negociadores con Fidel Castro para sacar a Cuba de la guerra de Angola a cambio de levantar el embargo económico y comercial establecido desde 1962.

De hecho, fue el primer presidente estadounidense que planteó la normalización de los lazos entre Estados Unidos y Cuba como objetivo explícito de política exterior, según muestra una directiva de marzo de 1977, desclasificada por la organización Archivo de Seguridad Nacional.

No escasearon sus intentos de influir sobre Castro y hasta llegó a enviar al máximo ejecutivo de la Coca Cola en misión diplomática a La Habana para tender puentes con Cuba, en 1978.

Y fue el mandatario que permitió el arribo y la asimilación en Estados Unidos de 125 mil cubanos llegados durante la estampida de cinco meses a través del puerto del Mariel, y el único expresidente estadounidense en visitar Cuba en gestiones de acercamiento político y defensa de los derechos humanos.

Lo hizo en dos ocasiones. En mayo de 2002, Carter pronunció un contundente discurso en el Aula Magna de la Universidad de La Habana y, en presencia de Fidel Castro, defendió el Proyecto Varela, la propuesta de cambios democráticos liderada por el disidente Oswaldo Payá Sardiñas.

En 2011 retornó a Cuba en misión privada para gestionar la liberación del contratista estadounidense Alan Gross y sostener conversaciones con Raúl Castro, quien encabezaba entonces los rumbos del país tras la enfermedad de Fidel Castro.

Su vida estuvo caracterizada por una profunda fe religiosa y sólidas convicciones morales que le guiaron en el camino de las grandes negociaciones que movilizaron su labor política, y en el espíritu de reconciliación y servicio público que animó en sus viajes alrededor del orbe.

En 2002, recibió el Premio Nobel de la Paz en reconocimiento a labor en el Centro Carter y las “décadas de incansable esfuerzo por encontrar soluciones pacíficas a los conflictos internacionales, para promover la democracia y los derechos humanos y promover el desarrollo económico y social”.

Nacido el 1 de octubre de 1924, Carter se unió a la Marina de Estados Unidos tras cursar estudios en el Georgia Southwestern College y graduarse de ingeniero el Georgia Institute of Technology. En 1946 ingresó en la Academia Naval de Estados Unidos y se casó con Rosalynn, quien sería su esposa y compañera en las causas políticas y humanitarias por 77 años.

Jimmy y Rosalynn Carter, unidos en matrimonio por 77 años. Foto: AP.

Estuvo asignado a submarinos nucleares en diferentes destacamentos del país hasta que un suceso familiar cambió el rumbo de su vida. La muerte prematura de su padre, en 1953, lo obligó a retornar a Georgia para encargarse del Carter Warehouse, un negocio de semillas y productos agrícolas.

Carter revitalizó el negocio, laboró como granjero en el cultivo de cacahuetes y multiplicó las ganancias familiares. También se convirtió en predicador bautista.

Con esas credenciales decidió entrar en la política, afiliado al Partido Demócrata. Entre 1963 a 1967 sirvió en el Senado estatal y desde ese puesto saltó a la gobernación de Georgia (1971-1975).

Era muy poco conocido cuando decidió lanzarse como candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos. El país había atravesado por el escándalo de Watergate y la derrota en la guerra de Vietnam, y el electorado estadounidense estaba ávido de un cambio en la Casa Blanca.

Su lema de campaña hizo énfasis justamente en eso: “Un líder, por un cambio”. Fue así que logró motivar al electorado americano, mostrándose como un demócrata moderado que mantenía distancia de las posturas radicales. El primer endorso en el Senado lo recibió de un joven político que estaba entonces en su primer término como legislador por Delaware, llamado Joe Biden.

Foto oficial de James E. Carter durante su presidencia. Foto: Biblioteca del Congreso.

Con una amplia sonrisa, una campaña sin lujos y la promesa de no mentir al pueblo, Carter ganó la nominación demócrata de 1976 y derrotó en cerrada votación al incumbente republicano Gerald Ford, convirtiéndose así en el primer nativo de Georgia en llegar a la presidencia de la nación americana.

“Si alguna vez les miento, si alguna vez hago una declaración engañosa, no voten por mí. No merezco ser su presidente”, repetía Carter, que logró vencer a Ford con 297 votos electorales.

Su mandato estuvo signado por múltiples presiones internas y los aldabonazos de la Guerra Fría en sus momentos de mayor tensión. Enfrentó así mercados petroleros turbulentos y agitación social por el racismo, los derechos de las mujeres y el papel global de Estados Unidos.

Su logro más aclamado como presidente fue el acuerdo de Camp David para la paz en Medio Oriente, que negoció con el presidente egipcio Anwar El Sadat y el primer ministro israelí Menachem Begin, en 1978.

En la arena internacional, Carter pactó además los tratados para entregar el Canal de Panamá, estableció oficialmente las relaciones diplomáticas con China, promovió la segunda ronda de negociaciones de limitación de armas estratégicas (SALT II) y, al final de su mandato, enfrentó la crisis de los rehenes de Irán en 1979-1981, que erosionó su popularidad.

Decidió también retirarle la ayuda a regímenes del continente como Nicaragua y El Salvador por sus flagrantes violaciones de derechos humanos.

Al producirse la invasión soviética de Afganistán, canceló su voluntad de distensión y lideró el boicot internacional de los Juegos Olímpicos de Moscú, en 1980. Ese verano también enfrentó la llegada de los inmigrantes cubanos por el puente Mariel-Cayo Hueso.

Histórica foto en la Oficina Oval, el 7 de enero de 2009. De izq. a der., George W.H. Bush, Barack Obama, George W. Bush, Bill Clinton y James Carter.

A nivel nacional, la inflación y los exorbitantes precios de la gasolina conspiraron en su contra, aunque sus promesas de campaña fueron cumplidas. Carter perdonó a todos los evasores del servicio militar durante la Guerra de Vietnam, estableció una política energética nacional con atención a la protección ambiental, y estableció dos nuevos departamentos a nivel de gabinete: el Departamento de Energía y el Departamento de Educación, que ahora intenta desmantelar el presidente electo Donald Trump.

Bajo la tutela de Carter se aprobó la Ley de Desregulación de Aerolíneas, en 1978, que eliminó la Junta Aeronáutica Civil, y también impulsó la desregulación del transporte por carretera, ferrocarril, comunicaciones, finanzas e industrias.

Fue el primer presidente estadounidense que se propuso abordar el tema de los derechos de los homosexuales en momentos en que se pretendía bloquear legalmente el derecho de los homosexuales y sus defensores a ejercer el magisterio en escuelas públicas.

Entre los presidentes que han servido al menos un término completo, Carter es el único que no realizó ningún nombramiento en la Corte Suprema. ​

Pero su presidencia no convenció a los estadounidenses. Carter inició su mandato con un índice de 66% de respaldo y terminó con un 55% de desaprobación.

A la hora de la reelección, el encanto de Ronald Reagan arrasó con el temperamento introspectivo y las indecisiones de Carter. Los problemas económicos y la crisis de los rehenes de Irán, tema que dominó las noticias durante los últimos 14 meses de su administración, fueron estocadas mortales contra su postulación y la derrota en las urnas constituyó una humillante derrota a manos del candidato republicano.

Carter en plena faena constructiva con la organización Habitat for Humanity. Foto: Centro Carter.

En la clasificación histórica de presidentes de Estados Unidos, Carter ha oscilado entre el puesto 19 y el 34, con puntos a favor por sus esfuerzos humanitarios y la lucha por la paz desde que abandonó la Oficina Oval.

Curiosamente, el descalabro en la reelección lo encaminó hacia otra misión enaltecedora. El matrimonio fundó el Centro Carter, en 1982, que resultó una organización única de su tipo a nivel global, convertidos en emisarios de paz y defensores de la democracia, la salud pública y los derechos humanos.

“No me interesaba simplemente construir un museo o almacenar mis registros y recuerdos de la Casa Blanca”, escribió Carter. “Quería un lugar donde pudiéramos trabajar”.

El trabajo en múltiples frentes ha sido el signo del Centro Carter. La institución ha sido altamente eficaz en desarrollar sistemas comunitarios de atención de la salud en África y América Latina, construir casas para los desamparados y personas de bajos ingresos, supervisar las elecciones en democracias débiles o en peligro, y promover la paz en el Medio Oriente.

Desde su creación, la entidad ha buscado aliviar las tensiones nucleares con Corea del Norte, ha mediado para evitar intervenciones militares en Haití y ha negociado ceses del fuego en Bosnia y Sudán. Para 2022, el Centro Carter había declarado libres o fraudulentas al menos 113 elecciones en América Latina, Asia y África.

Recientemente invalidó los resultados electorales efectuados el pasado 29 de julio en Venezuela.

Ya cumplidos los 90 años, Carter siguió trabajando como voluntario para Habitat for Humanity, la organización sin ánimo de lucro que se dedicó a construir y reparar viviendas para personas pobres y necesitadas. La colaboración se extendió por más de 35 años y lo llevó a viajar a 14 países, generalmente acompañado de su esposa, quien también se sumó a la faena de edificar hogares.

A partir de 2015, Carter enfrentó varias recaídas de salud por aparición de cáncer en el hígado y luego en el cerebro. Comenzó así tratamientos de radiación y su agenda de trabajo se vio alterada sustancialmente.

El tratamiento sobre las lesiones cerebrales fue efectivo y Carter reanudó algunas de sus actividades, pero el pasado año las lesiones retornaron y el expresidente optó por cuidados paliativos.

Durante los funerales de su esposa Rosalynn, en noviembre de 2023, en Maranatha Baptist Church, en Plains, Georgia. Foto: Alex Brandon/AP.

«Es difícil vivir hasta los 95 años», dijo Carter en 2019. «Creo que la mejor explicación para eso es casarse con el mejor cónyuge: alguien que te cuide y se comprometa y haga cosas para desafiarte y mantenerte vivo e interesado en la vida».

Le sobreviven sus hijos John William, James E. «Chip», Donnel Jeffrey y Amy, además de 11 nietos y 14 bisnietos.

Los funerales del expresidente compreden actos públicos en Atlanta y Washington DC, seguidos de un entierro privado en Plains, Georgia. Aún no se han ultimado los preparativos del funeral de Estado, incluidos todos los actos públicos y los itinerarios de la comitiva.

El Centro Carter sugiró al público a visitar el sitio web oficial de homenaje a la vida del Presidente Carter en www.jimmycartertribute.org. Este sitio incluye el libro de condolencias oficial online, así como material biográfico impreso y visual que conmemora su vida.

La familia Carter ha pedido que, en lugar de flores, se hagan donativos a The Carter Center, 453 John Lewis Freedom Parkway N.E., Atlanta, GA 30307.

 

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