A la luz de la historia: ¿Qué revelan documentos desclasificados sobre el asesinato de JF Kennedy?
Hasta ahora nada significativo, pero la algarabía se agita en los medios y las redes sociales, donde se han sucedido hasta lecturas distorsionadas sobre la presunta implicación de Fidel Castro en el magnicidio.

Por Arnaldo M. Fernández
Hasta ahora no hay nada significativo entre los documentos desclasificados sobre el asesinato del presidente John F. Kennedy. Y no cabe esperarse ninguna prueba concluyente de conspiración, sino más bien pruebas cómo la CIA, el FBI y el Servicio Secreto encubrieron sus fallas de seguridad y acaso otras peripecias.
Al filo de la Orden Ejecutiva 14176, los Archivos Nacionales acaban de publicar en línea tres lotes de documentos de la Colección JFK:
- Marzo 18, 2025 (7 PM EST): 32,000 páginas en 1,123 archivos PDF
- Marzo 18, 2025 (10:30 PM EST): 31,400 páginas en 1,059 archivos PDF
- Marzo 20, 2025 (9:30 PM EST): 13,700 páginas en 161 archivos PDF
Estos documentos pueden descargarse de la página correspondiente de los Archivos Nacionales. Casi todos habían sido publicados ya entre 2017 y 2023, pero con tachones en negro. Al publicarse ahora sin ellos, ninguno ha generado nada significativo más allá de algarabía en los medios y las redes sociales, donde -como era de esperar- se han sucedido lecturas distorsionadas sobre la presunta implicación de Fidel Castro en el magnicidio. Eso no falla en Miami.
Las descargas vienen dando pie a chismes sin aclarar las cuestiones pendientes desde que la Junta de Revisión de los Registros de Asesinato (ARRB) principió el proceso de desclasificación tras el impacto causado en la opinión pública y en la cultura popular por la película de Oliver Stone, JFK (1991).
Tientos y diferencias
La Administración de Registros de los Archivos Nacionales (NARA) había estimado que faltaban por desclasificar unas 80 mil páginas. Así que más de 77 mil sugieren que no queda mucho por revelar, aunque una revisión final debe ser obligatoria para precisar lo que se escapó por las grietas de la burocracia.
Más de 60% de los 2,343 archivos provienen de la CIA, pero no revelan nada esencial vinculado al asesinato en sí.
Por donde más agua entra al coco del secretismo hasta ahora es por la documentación sobre:
- Acciones de la CIA más allá de su misión institucional, por ejemplo: una operación de contrainteligencia que incluyó allanar la embajada de Francia en Washington para sustraer documentos consulares.
- Oficiales y agentes de la CIA que prestaron asistencia en el complot para asesinar al dictador dominicano Rafael “Chapitas” Trujillo.
- Detalles sobre la ayuda financiera encubierta de la CIA a partidos políticos en el exterior comprometidos en la lucha contra el comunismo.
- Actividades de la estación de la CIA en Ciudad México, que a principios de la década de 1960 se consideraba Ground Zero de la labor de espionaje por la presencia de las embajadas de Cuba, Rusia Soviética, Checoslovaquia y otros países socialistas.
- Operaciones de la CIA en el hemisferio occidental entre 1946 y 1965 con los presupuestos de las estaciones en América Latina y, en particular, las operaciones de influencia en Bolivia, incluyendo los fondos aportados, para que el General René Barrientos fuera electo presidente.
Al respecto de Lee Harvey Oswald, declarado oficialmente culpable del asesinato de Kennedy tanto por la Comisión Warren en 1964 como por el HSCA en 1978, se confirma que antes del 22 de noviembre de 1963 la CIA disponía de un dossier de 181 páginas sobre este sujeto y al menos 35 oficiales de la CIA manejaron los informes de inteligencia correspondientes.
Nadie mejor que Jefferson Morley ha venido investigando en su blog JFK Facts cómo y por qué tres aparatos de la CIA siguieron la pista de Oswald desde su deserción a Rusia (1959) hasta su aparición en Dallas (1963): el Grupo Especial de Investigación de Contrainteligencia (CI-SIG), la sección de Operaciones de Contrainteligencia (CI-OPS) y la unidad de Contraespionaje de la División de la Rusia Soviética (CE-SR/6).
El grueso expediente sobre Oswald tenía tres fichas de índice. La primera fue creada por el Buró de Operaciones Encubiertas el 25 de mayo de 1960; la segunda quedó fijada al expediente de personalidad [201-289248], que se abrió el 9 de septiembre de 1960; y la tercera se generó el 25 de octubre de 1965 para el expediente [100-300-011] sobre el Comité de Justo Trato a Cuba (FPCC), del cual Oswald era presuntamente presidente de filial en Nueva Orleans.
La clave del asunto radica en por qué un sujeto tan conocido por la CIA pudo apostarse en la trayectoria de la caravana y matar al presidente de Estados Unidos, a la luz del día y en medio de la calle, como si fuera un perro.
Lista de espera
Quedan por aflorar los resultados que el ejército de investigadores del tema publicará tras examinar a fondo el panorama de la desclasificación:

En orden descendente tenemos la CIA, el Departamento de Estado, el FBI, el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, la Agencia de Seguridad Nacional, el Comité Selecto del Senado sobre Actividades de Inteligencia [Comité Church], las Bibliotecas Presidenciales de Kennedy, Johnson y Ford; el Comité Selecto de la Cámara de Representantes sobre Asesinatos, el Comando de Inteligencia y Seguridad del Ejército, el Cuerpo de Ingenieros, el Ejército (Army), el Estado Mayor Conjunto y la Junta Asesora del Presidente en Asuntos Exteriores.
Quedan también a la espera las declasificaciones anunciadas en la orden ejecutiva precitada sobre los asesinatos del Senador Robert F. Kennedy y el reverendo Martin Luther King, Jr.