Centenario de una leyenda: El día que Orestes Miñoso desafió a Fidel Castro

Con todo su sarcasmo personal y en medio de un silencio tenebroso, Castro levantó la cabeza y en tono autoritario preguntó: “¿Quién es aquí Miñoso?”

Centenario de una leyenda: El día que Orestes Miñoso desafió a Fidel Castro
Orestes Miñoso en sus días de gloria con los Medias Blancas de Chicago, a mediados de la década de los 50s. Foto: Osvaldo Salas/NATIONAL BASEBALL HALL OF FAME AND MUSEUM.

Por Alberto Águila

La reunión estaba convocada para las 9 am en un salón del Coliseo de la Ciudad Deportiva de La Habana, pero Fidel Castro llegó poco después de las 10 de la mañana. Mientras transcurrieron los primeros minutos, el Comandante se mantuvo hojeando unos libros abultados donde se registraban los salarios de los peloteros cubanos.

Transcurría febrero de 1961, recién concluido el último campeonato de la Liga Profesional Cubana. El gobierno revolucionario preparaba el golpe definitivo contra el deporte profesional y la “pelota rentada” mediante la creación del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) como organismo rector de las actividades físicas, y fraguaba el proyecto de una serie nacional, que finalmente abriría sus puertas en enero del año siguiente.

Orestes Miñoso era el presidente de la Asociación de Peloteros Profesionales Cubanos y estaba allí, sentado en primera fila entre un centenar de destacados jugadores.

Nat King Cole felicita a Orestes Miñoso en el Gran Estadio de La Habana en 1957. Foto: Facebook/Nat King Cole.

Con todo su sarcasmo personal y en medio de un silencio tenebroso, Castro levantó la cabeza y en tono autoritario preguntó: “¿Quién es aquí Miñoso?”

Jugadores y directores de la Liga Cubana de Béisbol se quedaron atónitos por unos segundos, ya que el dictador cubano sí conocía perfectamente a Orestes Miñoso, el deportista más famoso de la isla en 1961, por su rica trayectoria en Grandes Ligas y sus actuaciones en las contiendas cubanas. Es como si hoy en día algún dirigente estadounidense preguntara ¿quién es LeBron James?

“Miñoso soy yo”

Ante la interrogante lanzada a los presentes, Miñoso respondió: “Miñoso soy yo”, a la vez que se incorporó, con porte impecable, vistiendo un traje de corte italiano, color gris claro que tradicionalmente adornaba con una corbata azul oscuro.

Fidel Castro, que siempre fue reacio a aceptar una popularidad ajena que pudiera competir con la suya, volvió a preguntar: “¿Cuánto ganas tú aquí?”. El aludido contestó: “Yo gano cinco mil dólares mensuales”. De nuevo el Interrogador en Jefe fue a la carga y levantando la voz expresó: “Yo que soy el máximo dirigente de este país gano 700 pesos y tú y los demás peloteros, todos ganarán lo mismo…¡No puedes ganar más que yo!…”.

Miñoso durante un homenaje en el estadio de los Medias Blancas en Chicago. Foto: CWS.

El Cometa Cubano, como le decían a Miñoso en Estados Unidos, era un ejemplo de modestia, pero experimentó un rapto de exaltación por el tono utilizado por Castro, y le ripostó: “Usted es un bobo entonces… ¿cómo yo voy a ganar igual que Juan Vistuer que siempre está en el banco?”.

Castro puso su mano derecha en el oído y replicó: “¿Qué tú dijiste?”.

Uno de los peloteros que estaban sentados detrás, tocó a Miñoso por la espalda como para que se calmara, pero el jugador estrella de los Medias Blancas de Chicago respondió: “Sí dije que usted es un bobo, porque todos los dirigentes de otros países ganan miles de pesos…”.

Mr. White Sox, en el hogar beisbolero. Foto: CWS

De inmediato Miñoso recogió un pequeño maletín y se disponía a marchar, pero Juan Ealo, Gilberto Torres y otros jugadores, y hasta el Capitán Felipe Guerra Matos, quien actuaba como director de Deportes y estaba sentado al lado de Castro, trataron de impedir la partida del estelar pelotero, pero, no pudieron evitarlo.

Miñoso, muy molesto por lo sucedido, fue hasta su lujoso Cadillac y no paró hasta el hotel Habana Hilton, que ya había sido rebautizado como Habana Libre. Allí pidió dos tazas de café caliente y enseguida varias personas que notaron su presencia se le acercaron para pedir autógrafos y fotos y conversar con el ídolo nacional.

Después quiso trasladarse hacia su hogar, un lujoso chalet ubicado casi al frente del Parque Zoológico de La Habana, pero cuál no sería su sorpresa al querer entrar al portal: cuatro oficiales de raza negra se lo impidieron a la fuerza y uno de ellos, le expresó: “Ya esta no es su casa”.

Junto al narrador deportivo Felo Ramírez en el Big Five Club de Miami, en 2009. Foto: CF

Estupefacto por lo ocurrido, Miñoso parqueó su auto unas cuadras más adelante por unos minutos y de pronto pensó en los temibles nubarrones que congestionaban el panorama nacional. Entonces, decidió irse al banco donde acumulaba sus ahorros de varios miles de dólares. Se entrevistó con el director para sacar un monto de su dinero, pero tras proceder a revisar su cuenta la respuesta fue negativa:

Lo siento. Su cuenta fue intervenida –le dijo el director del banco.

De súbito, Miñoso se percató que ni siquiera tenía dinero para regresar al campo de entrenamiento de su equipo en Estados Unidos, ya avanzada la segunda semana de febrero. Pero llamó a México, donde estaba su amigo, el boxeador Ultiminio Ramos, a las puertas de convertirse en campeón mundial de los pesos pluma (57 kg).

Ultiminio acababa de ganar con facilidad dos combates en Panamá y estaba en compañía de su mentor Cuco Conde. Ambos se habían dirigido a México con la decisión de no regresar a Cuba. Por supuesto que le prestó el dinero que necesitaba para salir de Cuba, decidido a no retornar.

Salida sin regreso

Nunca volvió. Se hicieron muchos intentos por personas enviadas por el gobierno e incluso se le incluyó en el Salón del Béisbol Cubano, pero no regresó.

En la reunión de la Ciudad Deportiva, José Llanusa, quien semanas después fue nombrado director del INDER, trató de explicar a los peloteros la importancia de ejecutar la política deportiva delineada por la revolución en contra del profesionalismo.

Lo demás es historia. Todos sabemos lo ocurrido con aquellos jugadores y su destino. Unos se fueron y permanecieron en Estados Unidos, otros se sometieron a las reglas de las series nacionales. La pelota cubana tuvo un pico de calidad, pero estelares jugadores se vieron imposibilitados de acceder a Grandes Ligas y seguir los pasos de Miñoso y otras estrellas de la época.

Luego, la debacle general del país terminó por erosionar la pelota y las aspiraciones de los jóvenes talentos son las mismas que sustentaron la voluntad de Miñoso en aquella reunión histórica hace ahora 62 años.

La anécdota de la reunión con Fidel Castro la confirmé con el propio Orestes Miñoso en un homenaje en el Big Five Club de Miami, en 2009, en presencia del narrador Felo Ramírez. Este 29 de noviembre estamos celebrando el centenario de Miñoso (1923-2015), gloria del béisbol de todos los tiempos.

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