Tomás Fernández Robaina, el laborioso incansable
A los 83 años se nos ha ido Tomasito, un pilar de información y cultura cubana. Un erudito de los temas afrocubanos y un investigador imprescindible de la historia de los negros en Cuba.
Se nos ha ido Tomás Fernández Robaina (1941-2024), un pilar de información y cultura cubana. Un erudito de los temas afrocubanos y un investigador imprescindible de la historia de los negros en Cuba.
Recibo la noticia con dolor, culpándome por no haberle escrito un mensaje o llamarlo alguna vez en los últimos tiempos, aunque estuve al tanto de sus crisis de enfermedad que anunciaban un final cercano. Son las cosas terribles del exiliado: las pérdidas en la distancia. La certeza de que siempre es perder.
Conozco a Tomasito, como siempre le llamábamos los amigos y conocidos, desde 1981, año en que me sumergí con furor investigativo en la Sala Cubana de la Biblioteca Nacional para revisar toda la papelería disponible de Alejo Carpentier y consultar publicaciones de reserva. Yo tenía entonces 21 años y andaba enfrascado en elaborar mi tesis de licenciatura, al amparo de dos personalidades que han sido determinantes para mi desenvolvimiento profesional hasta este minuto: Araceli García Carranza y Ana Cairo Ballester.
Coincidíamos en una mesa, con frecuencia, Tomasito, Walterio Carbonell y Julio Domínguez. Me era difícil concentrarme, porque los comentarios, acotaciones y preguntas ocasionales entre estos tres personajes fueron una experiencia reveladora. A veces me iba a otro lugar en el salón para tratar de acelerar la pesquisa, pero confieso que ansiaba sentarme en esa mesa de privilegio que me distraía del foco carpenteriano, pero que cada día dejaba algún aprendizaje, alguna revelación.
Después de graduado regresé en múltiples períodos a la Sala Cubana y a las cajas con los legajos de Carpentier. Allí siempre me encontraba con Tomasito y nuestras conversaciones tendieron a hacerse más extensas. Cuando comenzó a circular furtivamente en Cuba la autobiografía póstuma de su amigo Reinaldo Arenas, Antes que anochezca, en el mismo 1992, el tema del personaje de La Goyesca cobró una larga explicación de su parte que recuerdo con detalles casi fotográficos.
Tomasito es una figura plantada en lo mejor de la contribución intelectual en Cuba, indagador sagaz, trabajador infatigable en los temas que le obsesionaban. Su libro El negro en Cuba 1902-1958: Apuntes para la historia de la lucha contra la discriminación racial, publicado en 1994, es un puntal de documentación histórica, lleno de hallazgos y de justiciera reivindicación. Su obra es extensa, también fraguada con importantes aportes testimoniales del universo marginal y las manifestaciones ancestrales que no habían ocupado la atención de los historiadores y las cátedras universitarias.
A puro trabajo, a pura dedicación y tenacidad, emergió el magisterio de este hombre que tuvo que imponerse a discriminaciones y ninguneos de todo tipo en el pasado no muy lejano. Su lugar y su permanencia le han ganado ya la partida al olvido.
Mucha luz en tu viaje, querido Tomasito. Gracias por tu autenticidad, tu lucha encarnizada frente a los vestigios discriminatorios (que suelen ser algo más que vestigios en nuestra cultura) y tu compromiso en defender las cosas que valen la pena en este mundo.