La más universal de las cubanas

Que una devoción originaria de un pequeño pueblo cubano en el siglo XVII haya peregrinado con el transcurso del tiempo a tantísimos lugares del mundo es un verdadero milagro, quizás el mayor de la patrona.

La más universal de las cubanas
Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba.

Cuba, 1612. Era pequeña y flotaba en la Bahía de Nipe sobre una tablita que decía «Yo soy la Virgen de la Caridad». Tres criollos –dos indígenas y un negrito esclavo– se asombraron al ver que sus ropas estaban secas a pesar de llevar tiempo en el mar. La acercaron a tierra con veneración y algún tiempo después la trasladaron a las minas de Cobre cerca de Santiago de Cuba, donde le erigieron una ermita.

Con el tiempo, los fieles comenzaron a pedirle favores, se le atribuyeron varios milagros y su culto comenzó a expandirse, aunque muy lentamente, por toda la isla, y sus primeros templos fuera de Oriente se construyeron en Camagüey, Marianao y Sancti Spíritus.

Durante nuestra Guerra de los Diez Años contra la dominación española (1868–1878) se fue a la manigua y se hizo mambisa. También protegió a los independentistas durante la Guerra de 1895-1898. En mayo de 1916 desde el Vaticano el Papa la declara Patrona Principal de Cuba y en los años siguientes se erigen altares en todas las iglesias y en la mayoría de los colegios católicos a través de la isla. Proliferan sus estampitas y medallitas. Ha recorrido la isla dos veces (1951-1952 y 2010-2012). Todos la conocen, y quieren, dentro de Cuba.

Cachita del mundo

Mucho menos conocida, sin embargo, es su presencia por el mundo. Y este peregrinar comenzó temprano: uno de los primeros milagros que le atribuyen ocurrió en Jamaica, posesión española hasta 1655. Allí, el canario Esteban Bonagas, condenado a la horca, fue salvado por un inglés, luego de rezarle a la Caridad.

Sabemos también que, en 1731, Francisco José de Cisneros y Mendoza publica en México una Novena a la Caridad (hoy perdida), y que, para 1738, un «indio» llamado Juan Ignacio, de la zona de San Agustín de la Florida, ya le tenía devoción y le había hecho una promesa. Más tarde en ese siglo, en 1773, el licenciado cubano Miguel Contreras y Justis adquirió la casona que Miguel Romero López de Arvizu había construido en Morelia (Michoacán) y la embelleció aún más añadiéndole una capilla con un altar bellamente tallado, presidido por la Virgen del Cobre.

Para la segunda década del siglo XIX se imprime en España, posiblemente en Barcelona, un grabado de la Caridad, el primero conocido en incluir a los «tres Juanes». Fue dibujado por Buenaventura Planella y grabado por J. Amills. Y en la década de 1850 se imprimen en París dos láminas litografiadas de la Caridad, una por la casa Turgis, otra por la casa Frick.

Tarja dedicada a la Virgen en Melilla, territorio español en África.

La Caridad también se hace presente en el Caribe hispanohablante. En Puerto Rico, se edita en 1857 el Novenario de Penitencia a la Purísima Virgen de la Caridad del Cobre para que nos libre de toda clase de calamidades, de Antonio Solórzano y Correozo. Y, en 1861, el sacerdote andaluz Elías González de los Ríos lleva una imagen de la Caridad del Cobre a la ciudad dominicana de San Pedro de Macorís y allí le erige una parroquia. Además, publica en la Imprenta Nacional Santo Domingo una Novena de N. Sra. de la Caridad del Cobre.

En Madrid y Cayo Hueso

Durante el siglo XIX, el Arzobispado de Madrid había designado a Nuestra Señora de Castellanos y del Patrocinio «Patrona de las Castillas, del Barrio de Chambery y de los naturales de la Ysla de Cuba que viven en España». Pero los cubanos querían su propia virgen, y fue así como, en 1871, doña Andrea Valdés de Montoro llevó de Cuba una estatua de la Caridad que donó al Convento de las Descalzas Reales, calle de Bailén, en Madrid.

Años más tarde se formó una asociación de damas cubanas, presidida por su hija Irene Montoro y Valdés, baronesa de Gracia Real. Hacia 1920, para embellecer un altar que ya resultaba modesto, la Junta de Damas, presidida por Caridad Duany de Ros, Caridad M. de Oyarzábal, Isolina Colmenares de Vizoso y María Victoria Chacón Montoro,  inició una suscripción entre la colonia cubana de Madrid y dentro de Cuba. El nuevo altar es obra del escultor Juan García, hecho en los talleres de la Fundación Caldeiro.

También por esas fechas, la emigración cubana en la Florida, espantada por la guerra en Cuba y entusiasmada por las oportunidades que brindaba la industria tabacalera en Estados Unidos, quiere tener a su virgen cerca y, en 1879, en la calle Duval de Cayo Hueso, se dedica un altar a la Caridad.

Los emigrados neoyorquinos no desearon quedarse atrás. El 6 de junio de 1920, una talla en madera del escultor valenciano residente en Cuba, Ramón Mateu (1891 –1981), se instala en la parroquia Our Lady of Esperanza / Nuestra Señora de la Esperanza, en Nueva York.

Africa y Asia también reclamarán a la virgen. En 1920, la imagen de la Caridad se entroniza en un altar en la iglesia de la Concepción (Pueblo), en Melilla, Africa. Y se le dedica un santuario en Cuttack, India, en 1957.

Nuevos hogares, todos los continentes

Luego del triunfo de la revolución cubana en 1959, una emigración sin precedentes llevó a la virgen a sus nuevos hogares, principalmente Estados Unidos, España, México, Venezuela y Puerto Rico. A continuación, compartimos un rápido recorrido por la presencia de la Caridad en el mundo, que comprende centenares de manifestaciones en al menos 264 ciudades de 39 países y en todos los continentes.

Deseo señalar que en este trabajo he seguido la huella de la Caridad no solo en su manifestación católica dentro del culto mariano, sino también en su advocación sincrética de Ochún, de raíces africanas. Aunque son completamente distintas en su origen y significado, no debemos olvidar que para muchas personas esa distinción no es tan nítida como pudiera parecer a otros.

También es importante aclarar que la devoción a la Virgen de la Caridad (genérica) es muy antigua –al menos desde el siglo XIII en España– y existen otras devociones a Our Lady of Charity o Notre Dame de la Charité, pero aquí sólo he consignado la huella de nuestra «Cachita» del Cobre.

LAS AMÉRICAS (22 países, 196 ciudades): Argentina (2), Bolivia (2), Brasil (1), Canadá (7), Chile (3), Colombia (8), Costa Rica (2), Ecuador (3), El Salvador (1); Estados Unidos de América (92), Guatemala (2), Honduras (3), Islas Vírgenes Británicas (1), Jamaica (1), México (25), Nicaragua (2), Panamá (2), Perú (4), Puerto Rico (12), República Dominicana (2), Uruguay (1), Venezuela (17).

EUROPA (5 países, 54 ciudades): España (47), Francia (3), Italia (2), República Checa (1), Suecia (1).

ÁFRICA (2 regiones españolas, 1 país, 1 ciudad): Melilla, Islas Canarias, ambas formando parte de España y Togo (1).

MEDIO ORIENTE (1 país, 2 ciudades): Israel (2).

ASIA (6 países, 9 ciudades): China (1), Corea (1), Filipinas (4), India (1), Japón (1), Viet Nam (1).

Imagen de la Caridad del Cobre en el santuario dedicado a la patrona cubana en las montañas del Ganjam, Cuttack, India, desde 1957. Foto: Cortesía Emilio Cueto.

OCEANÍA (2 países, 2 ciudades): Australia (1), Nueva Zelanda (1).

Presencia en Estados Unidos

Nuestra presencia en este país es muy antigua y ha crecido mucho en las últimas décadas. Hacia 1959 el número de cubanos en Estados Unidos era de alrededor de 50,000 y durante las seis décadas siguientes el número ha ido aumentando de manera considerable. Según el censo norteamericano del año 2000, se reportaron como «cubanos» (nacidos o no en Cuba) 1,241,685 personas, en 2010 la cifra fue de 1,785,547, y en el de 2020 sumábamos 2.4 millones. Las migraciones de los últimos tres años han elevado esta cifra aún más. Conocida, como es, la devoción de los cubanos por su patrona, no sería inapropiado sugerir que la huella de la Caridad (una estatua, una lámina, un calendario, una medalla, una estampa) está en primerísimo lugar en cientos de miles de hogares esparcidos por muchas ciudades de la Unión.

Siendo el Estado de la Florida el de mayor población de cubanos y cubanoamericanos, no es de extrañar que el rastro de la Caridad sea bien extenso, principalmente en el área de Miami (incluyendo Hialeah y Coral Gables).

La presencia más importante en el Sur de la Florida la encontramos en la Ermita de la Caridad (3909 South Miami Ave, Coconut Grove), en Miami. La idea nace del entonces arzobispo Coleman F. Carroll (1905 – 1977), quien el 7 de abril de 1964  le escribe al sacerdote cubano Eugenio del Busto, sugiriéndole que se debía consultar la idea de crearla. Se inauguró el 2 de diciembre de 1973. Dentro de la Ermita, la Virgen se encuentra en varios lugares y formatos: la estatua principal traída de la iglesia en Guanabo por el padre Armando Jiménez Rebollar (1917 – 2008); en un mural de Teok Carrasco (1913 – 1993); en un panel formado de azulejos por la artista colombiana Beatriz Ramírez; en un vitral confiado a una empresa de la zona; en una imagen de San Antonio Ma. Claret; y en una escultura en bronce de Antuán Rodríguez (Santa Clara, 1985), entre otras. La Virgen lleva al cuello un relicario de oro y esmalte con tierra de Cuba, regalo de Violeta del Junco. El niño fue reconstruido por Rogelio Zelada en 1987, para la visita del papa porque estaba muy deteriorado.

Devoción en Miami

Durante varias décadas, la ermita tuvo como mentor y pastor a Monseñor Agustín Román (1928 –2012), quien seguramente tenía otras imágenes de la patrona para devoción personal, además de llevarla en su cruz y anillo episcopales (que pueden verse en un mosaico en las afueras del templo) y en una de sus mitras. Por muchos años la virgen ha salido en procesión por la bahía, saliendo de la ermita, en su fiesta del 8 de septiembre.

Además de la imagen en la ermita, la mayoría de las 102 parroquias de Miami tienen alguna imagen de la Caridad, a la que también encontramos en los cementerios locales, testimonio de la devoción de los cubanos y otros hispanos católicos. Dignas también de mencionar son las importantes colecciones de obras de arte de los hermanos Ramos (Cubaocho) y del abogado Willy Allen representando a la Caridad. El panorama lo completan comercios de todo tipo incluyendo cafeterías, bares, supermarkets, botánicas, auto parts, fábricas de tabaco, etc.)

Otras ciudades floridanas también han tenido y/o tienen huellas de la Caridad: Boca Ratón, Deltona, Cape Coral, Gainsville (estatua en la iglesia de St. Patrick), Hollywood, Jacksonville, Key West (estatua en la Basílica Saint Mary, Star of the Sea), Orlando, Pensacola, Tampa (iglesia de la Encarnación, bodega), Vero Beach (vitral en la iglesia St. Helen) y West Palm Beach (St. Juliana Church).

Verdadero milagro

Que una devoción originaria de un pequeño pueblo cubano en el siglo XVII haya peregrinado con el transcurso del tiempo a tantísimos lugares del mundo es un verdadero milagro, quizás el mayor de la patrona. Claramente, la emigración cubana, tan dispersa, ha sido uno de los principales protagonistas en este fenómeno.

Invito al lector a pensar en el 8 de septiembre. Acompañando las campanadas y oraciones desde El Cobre, Mantua, Guanajay, La Víbora, Nueva Gerona, Güines, Cárdenas, Ranchuelo, Rodas, Santa Cruz del Sur, Mayarí y Baracoa, se unen las de Hialeah, Jacksonville, Nueva Orleans, Houston, Chicago, Detroit, Nueva York, Thunder Bay, Guaynabo, Cancún, Panamá, Quito, Luján, Montevideo, Maracaibo, Madrid, Sevilla, Valencia, La Gomera, Lisieux, Roma, Cuttak… ¡y muchísimas más!

Este día a la Caridad del Cobre se le venera por todo el orbe y no se pone el sol para ella. Es, sin duda, la más universal de todas las cubanas. Es, sencillamente, el mejor regalo de Dios a nuestra tierra y de nuestra tierra a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.

*Emilio Cueto (La Habana, 1944), coleccionista, abogado e investigador. Creador multifacético y explorador infatigable en temas de la historia y cultura cubanas, y autor del libro La Virgen de la Caridad del Cobre en el alma del pueblo cubano. CaféFuerte se enorgullece de poder contar con su colaboración en esta fecha tan significativa para Cuba y todos los cubanos.

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