Francisco López Sacha: Soñar el cine

Ha muerto este domingo en La Habana, a punto de cumplir los 75 años, Francisco López Sacha, uno de los grandes narradores de la literatura cubana contemporánea, un orador de valía y un agudísimo polemista.

Francisco López Sacha: Soñar el cine
El escritor Francisco López Sacha (1950-2025). Foto: Facebook/ CMKX Radio Bayamo.

Por Juan Antonio García Borrero

La cultura cubana recibe otro duro golpe: ha muerto este domingo en La Habana, víctima de un cáncer pulmonar, Francisco López Sacha, uno de los grandes narradores que ha tenido la literatura cubana, un orador de valía y un agudísimo polemista. Estaba a punto de cumplir los 75 años.

Quiso la casualidad que justo un día antes de venir a Estados Unidos, en el mes de noviembre del año pasado, me encontrara con él en Camagüey. Y tuvimos la oportunidad de conversar también ampliamente sobre el libro El cuerpo audiovisual de la nación cubana, que supe allí lo había estado leyendo. Agradecí conocer sus puntos de vista, y creo que también agradeció escuchar mis argumentos. Con Sacha siempre vi cumplido el paradigma de debate que tanto me gustaría ver naturalizado en la nación cubana: un debate donde no importen las diferencias que anulan, sino la voluntad de encontrar un punto de vista superior.

También esta vez le recordé una anécdota que mucho le hacía reír. Es que a Sacha lo convertí en uno de los personajes que aparece en una novela policíaca que alguna vez perpetré, aunque he tratado de conservar a buen resguardo.

Y es que la primera vez que vi en persona a Sacha, lo que me impresionó (además de su encendido verbo) era la velocidad con que prendía los cigarros mientras hablaba y lanzaba las colillas con total despreocupación a través de la ventana que daba a la calle en el lugar que estábamos.

Entonces nació aquel capítulo que titulé “La colilla”, donde el personaje principal (un policía abrumado por el nuevo caso de asesinato que le habían encargado), pasa justo frente a esa ventana en el preciso momento en que Sacha lanza el cigarro encendido, y este se introduce por la espalda del pobre hombre, como si hubiese sido Stephen Curry el autor del más espectacular triple, provocando de inmediato un caos que deja al agente de la autoridad prácticamente sin ropa casi frente al tribunal donde eran juzgados los mismos que él apresaba.

Recuerdo que en aquellos años le entregué una copia mecanografiada del capítulo. Y una y otra vez le pedía me disculpara el atrevimiento, pero es que para mí no tenía gracia la historia si no se combinaba la ficción con la realidad. Por suerte, Sacha no solo soltó la carcajada, sino que hizo sugerencias críticas para mejorar la historia.

El legado de Francisco López Sacha está allí. Y también tiene su página en la ENDAC, porque Ediciones ICAIC le publicó Prisionero del rock and roll, en 2017, y como le expliqué en nuestro encuentro último del pasado noviembre, para mí el cuerpo audiovisual de la nación no lo conforman solo las películas, sino también esos libros que nos hacen soñar el cine.

Sacha nació en Manzanillo, antigua provincia de Oriente, el 22 de febrero de 1950. Narrador, ensayista y profesor de Pensamiento Teatral en el Instituto Superior de Arte de La Habana, y de la especialidad de Guión en la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV), en San Antonio de los Baños. Ha publicado El cumpleaños del fuego (novela, 1986, 1990), La división de las aguas (cuento, 1987), Descubrimiento del azul (cuento, 1987), Análisis de la ternura (cuento, 1988), Variaciones al arte de la fuga (cuento, 2011). En 2000 obtuvo el Premio Juan Rulfo con “Escuchando a Little Richard” y en 2002 el Premio Alejo Carpentier con Dorado mundo. Entre sus libros de ensayo, figuran Pastel flameante (2007) y Ensayo en clave de sol (México, 2013).

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