Cuba, el refugio de la esperanza

Ningún otro símbolo nacional resulta más unificador, ninguno es fuente de mayor concordia y añoranza por un país diferente, que nos acoja, nos abrigue y nos permita una vida de plena libertad.

Cuba, el refugio de la esperanza
Imagen de la Virgen de la Caridad en la Ermita de Coconut Grove, Miami. Foto: Café Fuerte.

Como cada 8 de septiembre, los cubanos celebramos, oramos y pedimos a la Virgen de la Caridad del Cobre, Cachita, nuestra Patrona Nacional.

 Cachita (Ochún en el sincretismo yoruba), sigue siendo el refugio espiritual más seguro, la esperanza más tangible para millones de cubanos, estén donde estén, piensen como piensen.

Ningún otro símbolo nacional resulta más unificador, ninguno es fuente de mayor concordia y añoranza por un país diferente, que nos acoja, nos abrigue y nos permita una vida de plena libertad.

Para una nación dividida y desgarrada económica y espiritualmente por las razones que va siendo cada vez más tedioso repetir, la Virgen de la Caridad del Cobre emerge como uno de los pocos destellos de genuina confluencia nacional.

Ella es nuestro pilar verdaderamente ecuménico, nuestro puerto seguro en cada tormenta.

Hemos atravesado por años difíciles, pero este 8 de septiembre, abrumados por la debacle de un país económicamente arruinado, por la fuga indetenible de su población, y también por múltiples retos e incertidumbres en los destinos adonde hemos ido a parar, las súplicas a la Madre de todos los cubanos nos resultan más apremiantes, como si el abismo y la desolación nos acecharan al límite de nuestras fuerzas.

En esta hora complicada para Cuba y sus hijos, nos corresponde implorar por una oportunidad de renacimiento nacional, por un futuro posible, por una vía sensata para salir del extravío y hallar el camino que nos conduzca a una vida más llevadera.

Nos corresponde también actuar con la responsabilidad y la sabiduría que nos han faltado en momentos cruciales de nuestra historia reciente. Porque necesitamos proteger y cohesionar la nación cubana.

La veneración a la Patrona de Cuba se nutre de nuestras esencias nacionales, conforma nuestra tradición y aviva las ilusiones mejores a lo largo de la historia patria. Las plegarias son siempre un reclamo de luz en tiempos de tinieblas. Confiemos en ese amanecer soñado por generaciones de cubanos, con nuestra perseverancia y la bendición de la Virgen de la Caridad del Cobre.

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