Seis editoriales demandan a Florida por prohibición de libros en las escuelas

En el listado de libros prohibidos figuran títulos como Un mundo feliz, de Aldous Huxley; Historia de dos ciudades, de Charles Dickens; Por quién doblan las campanas, de Ernest Hemingway; y Las aventuras de Tom Sawyer, de Mark Twain.

Seis editoriales demandan a Florida por prohibición de libros en las escuelas
Capitolio del estado de Florida en la ciudad de Tallahassee. Foto: Wikimedia Commons.

Seis reconocidas editoriales demandaron al estado de Florida por una ley que consideran inconstitucional y que ha provocado la eliminación de cientos de títulos de las bibliotecas escolares bajo controversiales criterios selectivos.

Como resultado de la legislación estatal HB 1069, que entró en vigor en julio de 2023, clásicos de la literatura contemporánea que fueron parte de la formación de generaciones en Estados Unidos y alrededor del mundo, han pasado a integrar una lista de libros prohibidos.

La demanda -de 94 páginas- fue interpuesta este jueves en un tribunal federal de Orlando, Florida, y sostiene que las disposiciones de eliminación de libros violan decisiones anteriores de la Corte Suprema relacionadas con la revisión de obras por su valor literario, artístico, político, histórico y científico.

En la acción legal contra las autoridades del estado figuran los conglomerados editoriales Penguin Random House (PRH),  Hachette Book Group, Harper Collins Publishers, Macmillan Publishers, Simon & Schuster y Sourcebooks, así como el Gremio de Autores y varios escritores de manera individual.

Los demandantes buscan restaurar la discreción “de los educadores capacitados para evaluar los libros de manera integral para evitar dañar a los estudiantes que, de lo contrario, perderán el acceso a una amplia gama de puntos de vista”.

En el listado de libros que se han retirado por supuestas obscenidades o escenas inapropiadas -con objeción de los distritos escolares a reclamos de números padres- figuran títulos como Un mundo feliz, de Aldous Huxley; Historia de dos ciudades, de Charles Dickens; Por quién doblan las campanas, de Ernest Hemingway; y Las aventuras de Tom Sawyer, de Mark Twain.

 Novelistas como Margaret Atwood, Judy Blume y Stephen King están también calificados de indeseados.

Entre los libros testimoniales de alto impacto y valor histórico se ha llegado a eliminar incluso el célebre Diario de Ana Frank.

“Las disposiciones complejas y excesivamente amplias de la ley HB 1069 de Florida han creado caos y agitación en todo el estado, lo que ha dado como resultado que miles de clásicos históricos y modernos, obras que estamos orgullosos de publicar, hayan sido etiquetados ilegalmente como obscenos y retirados de los estantes”, dijo Dan Novack, vicepresidente y asesor general asociado de PRH en un comunicado.

La legislación fue una pieza clave de la batalla del gobernador republicano Ron DeSantis contra la llamada cultura woke en las entidades universitarias de Florida y en el sistema escolar estatal, una iniciativa que usó para catapultar su fallida candidatura a la presidencia de Estados Unidos.

Los activistas de sectores conservadores han usado la legislación para impugnar cualquier libro y eliminarlo de inmediato de los distritos escolares. El reemplazo de los títulos por otros menos “perniciosos” requiere de un largo y engorroso proceso de revisión, si es que logra validarse la necesidad de remplazarlo, según los demandantes.

El mecanismo utilizado por los distritos escolares permite a los padres objetar cualquier literatura u objeto de estudio que entiendan como inadecuado o pornográfico en detrimento de la educación de sus hijos.

“Los estudiantes necesitan tener acceso a libros que reflejen una amplia gama de experiencias humanas para aprender y crecer. Es imperativo para la educación de nuestros jóvenes que se permita a los maestros y bibliotecarios utilizar su experiencia profesional para hacer coincidir los libros de nuestros autores con el lector adecuado en el momento adecuado de su vida”.

“Las prohibiciones de libros censuran las voces de los autores, negando y silenciando sus experiencias y sus historias vividas”, dijo Mary Rasenberger, directora ejecutiva del Gremio de Autores. “Estas prohibiciones tienen un efecto paralizante sobre lo que escriben los autores y dañan su reputación al crear la falsa noción de que hay algo indecoroso en sus libros.

En el comunicado, Rasenberger recordó que estos mismos libros han educado a los jóvenes durante décadas, “expandiendo mundos y fomentando la autoestima y la empatía por los demás”.

“Todos perdemos cuando se censuran las verdades de los autores”, dijo la ejecutiva.

La demanda es una acción adicional a la inconformidad general que ha movilizado a agrupaciones de padres, activistas de derechos civiles y grupos editoriales a protestar contra las regulaciones impuestas por el estado en el sistema de educación pública.

En junio, un grupo de tres padres presentó otra demanda, insistiendo en que la ley discriminaba a las familias que se oponen a las prohibiciones y la censura de libros, porque permitía a otros dictar lo que sus hijos pueden y no pueden leer.

Sydney Booker, portavoz del Departamento de Educación de Florida, calificó la demanda de los editores de “un truco” en un correo electrónico.

“No hay libros prohibidos en Florida. El material y la instrucción sexualmente explícitos no son adecuados para las escuelas”, dijo el funcionario.

El comisionado de Educación de Florida es el exlegislador cubanoamericano Manny Díaz Jr.

El gobierno de Florida considera que el estado no es responsable por las objeciones de los padres, quienes son los encargados de presentar las quejas por los libros supuestamente inapropiados para retirarlos de los estantes.

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