Últimas maniobras: EE.UU retira a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo y levanta sanciones a militares
Las medidas anunciadas también comprenden la congelación del Título III de la Ley Helms-Burton, mientras el gobierno cubano liberará 553 presos, detenidos mayormente por motivos políticos.
La administración de Joe Biden anunció este martes la decisión de retirar a Cuba de la lista de naciones patrocinadoras del terrorismo, lo que abre un umbral de relajamiento para las sanciones comerciales y financieras contra el régimen cubano.
La decisión tomó por sorpresa a expertos y analistas de los asuntos cubanos como a la propia comunidad de Miami, y constituye un paquete de medidas de última hora que el gobierno saliente implementa como “un gesto de buena voluntad” para facilitar la liberación de presos políticos en la isla.
La noticia se hizo oficial en horas de la tarde, aunque desde el mediodía comenzaron a adelantarse las versiones de medios de prensa. Altos funcionarios gubernamentales informaron de las medidas en una conferencia telefónica con periodistas, pero la información quedó oficialmente embargada hasta las 3 pm.
Un funcionario dijo que se trataba de decisiones unilaterales en consonancia con los esfuerzos de la Iglesia Católica para favorecer el acuerdo de excarcelación de prisioneros injustamente detenidos, entre ellos entre ellos un numeroso grupo de condenados por su participación en las manifestaciones populares del 11 de julio de 2021.
Poco después de difundirse la noticia, el gobierno cubano informó que liberará un total de 553 presos, encausados por delitos de diversa índole, aunque no se difundieron nombres ni se precisó una fecha para la liberación.
En una declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX), el gobierno cubano dijo que había mantenido contactos regulares con el Papa Francisco y las autoridades del Vaticano para propiciar la liberación de personas que cumplen sanción por diversa índole, y hacerlo en “el espíritu del Jubileo Ordinario de 2025”.
El cambio radical en la política de Washington hacia Cuba se produce exactamente a cuatro años y dos días de que el presidente Donald Trump retornara a Cuba al listado de patrocinadores del terrorismo, del cual la había sacado Barack Obama en 2015.
Cuba figura en un listado donde están Irán, Corea del Norte y Siria. La designación implica severas restricciones para las actividades comerciales y financieras, las cuales han cerrado el cerco a la ya devastada economía de la isla.
Junto con este giro inesperado, Biden también decidió suspender el Título III de la Ley Helms-Burton, lo cual impide presentar reclamaciones en tribunales estadounidenses por confiscaciones de propiedades en Cuba, y rescindió la llamada Lista Restrigida de Cuba (CRL), creada por la admiistración Trump en noviembre de 2017 para sancionar a entidades asociadas a los militares cubanos, fundamentalmente al conglomerado GAESA.
Biden envió este martes sendas cartas al Congreso y a todos los organismos federales comunicando la eliminación de Cuba de la lista de patrocinadores del terrorismo y la congelación de las demandas de propietarios certificados mediante la Ley Helms-Burton. El Título III de la legislación fue activado por Trump el 2 de mayo de 2017, y desde entonces se han presentado 45 demandas (16 demandantes certificados y 29 demandantes no certificados), con seis acuerdos extrajudiciales y un solo veredicto judicial, aún sin retribución monetaria.
El hecho de retirar a Cuba de la “lista negra” del terrorismo no significa, sin embargo, que la reversión de las sanciones será inmediata, pues implica un proceso de implementación de la medida a través de los organismos federales implicados.
Por ejemplo, la reimplantación del otorgamiento de la visa waiver ESTA para ciudadanos de origen cubano con nacionalidad europea, requiere de una normativa del DHS para que las autoridades consulares y migratorias puedan aplicar la medida. El tema ha obligado a cientos de cubanos nacionalizados como españoles a realizar una petición de visado, sin posibilidad de obtener un ESTA, de acuerdo con una regulación emitida en julio de 2023.
Pero no está claro el alcance y la permanencia que estas medidas pudieran tener con la entrada de la nueva administración, el 20 de enero. Es evidente que el rumbo establecido por Biden va en dirección opuesta a lo previsto por Trump y su gabinete, compuestos por políticos de línea dura hacia el régimen cubano, entre ellos el senador cubanoamericano Marco Rubio, nominado como Secretario de Estado.
Rubio tiene prevista su audiencia de confirmación en el Senado para este miércoles.
Pero a la vez, reinstalar la designación de Cuba en la “lista terrorista” requiere de un proceso en el cual se reporta y certifica ante el Congreso la situación del país en cuestión. Generalmente, el primer paso es reimponer a la nación una cláusula de no completa cooperación con los esfuerzos antiterroristas de Estados Unidos, para luego designarla como país patrocinador del terrorismo.
Por otro lado, la prioridad más candente de Trump en la región es Venezuela, donde Nicolás Maduro ha impuesto un gobierno inconstitucional desconociendo la votación popular del pasado 28 de julio. El régimen venezolano carece de reconocimiento internacional y las principales figuras tienen puesto precio por su captura por parte de Estados Unidos.
Paralelamente, el plan de Trump de deportaciones masivas incluye también a 42,084 cubanos inelegibles para regularizar su estatus en Estados Unidos, con orden final para ser deportados. En su primer mandato, Trump estableció el récord histórico de deportaciones de inmigrantes cubanos, con 3,385, y la designación de Cuba como país patrocinador del terrorismo no se produjo hasta los días finales de su permanencia en la Casa Blanca.