Raúl García, el prisionero cubano que nunca existió

Raúl García, el prisionero cubano que  nunca existió
Raúl García, en un limbo legal en Barbados.

Por Margaret Ann Harris*

Raúl García, un preso “sin estatus” quien recientemente terminó una huelga de hambre para protestar por su encarcelamiento indefinido en el sistema penal de Barbados, será cambiado de cárcel.

García, quien cumplió 15 años de prisión por tráfico de drogas en 2010, va a ser trasladado desde su celda en la prisión de Dodds a un edificio gubernamental en la histórica zona de Garrison, situado junto a la Fuerza de Defensa de Barbados.

De acuerdo con reportes oficiales, García, de 58 años, estará bajo medidas de máxima seguridad en el edificio, que ahora se convertirá en una casa de máxima seguridad del gobierno de Barbados.

Este nuevo giro se produce después de la visita hace un mes de Navi Pillay, Comisionada de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Aunque impresionada favorablemente con el historial de Barbados en relación con otros territorios del Caribe, la funcionaria insistió en que el gobierno liberara a García, quien se encuentra detenido en la cárcel nacional después de haber cumplido dos años adicionales aparte de su condena de 15 años.

El Sunday Sun de Barbados informó que García será recluido en una casa rodeada por una valla de 10 pies, y que tres hombres de la Fuerza de Defensa de Barbados montarán guardia afuera, tanto para la protección el reo como para proporcionar garantías de que no se fugue.

Casa donde permanecería recluido García.

Casa donde permanecería recluido García.

Pillay expresó su preocupación por el encarcelamiento continuo de García a pesar de cumplir su condena con el sistema penal. Barbados y otros países de la Comunidad del Caribe tienen una legislación obsoleta con respecto a las personas sin patria, situación que ha hecho del caso de García todo un reto para las autoridades de esta nación caribeña.

Representantes de la ONU en el país describieron su estado como “absolutamente condenable” y deploraron las veces que Barbados había administrado justicia -según lo fallado por tribunales locales- de forma tardía. Después de su visita, Pillay emitió una carta formal pidiendo la liberación inmediata de García y dijo que la ONU prevé la constitución de un observatorio en Barbados de Consejero de los Derechos Humanos en el puesto Hastings, a fin de supervisar de manera más estrecha los casos de derechos humanos en el Caribe.

García sigue siendo un prisionero estatal en función de la generosidad de un gobierno comprensivo. A falta de una decisión de un gobierno internacional sobre la ciudadanía de García, sus opciones son limitadas.

Probablemente habría sido relegado a los anales de la historia carcelaria de Barbados junto con el 14.7 por ciento de los otros presos extranjeros, excepto por tres razones principales:

Lady in Blue, lienzo de Raúl Garcia

Lady in Blue, lienzo de Raúl García

(1) Él es cubano y Cuba le revocó su ciudadanía como hace con todos los ciudadanos que se han ido y “sobrepasado” el permiso de salida, o que no tenían permiso del gobierno para salir.

(2) Él era residente permanente en Estados Unidos, y EEUU no lo acepta porque es un narcotraficante convicto, a pesar de que toda su familia vive y tiene ciudadanía de ese país.

(3) Barbados no es signatario de la convención internacional que regula la mayoría de casos de personas sin nacionalidad.

García llegó a Barbados desde Cuba por una ruta peligrosa e indirecta. Natural de Santiago de Cuba, su familia emigró a España en 1964 y luego a Estados Unidos. Involucrado en negocios de droga y perseguido por las autoridades estadounidenses, escapó en 1988 a Colombia, donde adquirió una nueva identidad falsificando documentos. Su nuevo nombre fue desde entonces Edilberto Coronell Muñoz.

Entró en Barbados como un narcotraficante colombiano. Fue arrestado en septiembre de 1994 y encausado bajo cargos de tráfico de drogas. La condena inicial fue de cadena perpetua, pero cinco años después apeló el caso y le fue reducida. La sentencia expiró el 11 de mayo del 2010.

En 2001 su vida dio un giro radical tras una devastadora noticia familiar. Su hijo mayor murió como consecuencia de una sobredosis de heroína. Entonces García decidió revelar toda la verdad a las autoridades de Barbados y asumir entera responsabilidad por su conducta.

A pesar de esta historia escabrosa, ha ganado mucho apoyo de la comunidad local de Barbados, porque ha cumplido su condena y ha demostrado ser un preso ejemplar, con un amor y talento para el arte, reproduciendo muchas escenas del antiguo Barbados.

Morro de La Habana, lienzo de Raúl garcia

Morro de La Habana, lienzo de Raúl García

Tras cumplir su condena, creó la organización Arte contra las Drogas (AAD), dedicada a prevenir a prevenir a las personas sobre los peligros del uso de narcótricos.

El caso de García no es único en la historia de los refugiados, inmigrantes ilegales y otras personas que huyen de situaciones difíciles en su patria. Pero sí figura entre los que han puesto de relieve la ineficacia de la legislación internacional sobre las personas que carecen de nacionalidad, los llamados apátridas. Las jurisdicciones nacionales todavía tienen fuerza legal en la determinación del resultado de esos casos.

La primera convención internacional sobre los apátridas se creó después de la II Guerra Mundial, cuando millones de personas huyeron del escenario europeo del conflicto bélico: la Convención de 1954 sobre el Estatus de los Apátridas. La cantidad de personas sin nacionalidad se eleva con las guerras y los conflictos regionales. En la década de 1990, por ejemplo, con la caída de la Unión Soviética, el número de apátridas en todo el mundo creció.

La ONU dice que pocos países cuentan con procedimientos para tratar adecuadamente los casos de apátridas. No obstante, Estados tiene el derecho de determinar a quiénes van a permitir ser ciudadanos, adoptando enfoques diferentes. García, por lo tanto, ha sido tratado efectivamente como una persona que nunca ha existido: no ha nacido ni ha sido acogido por tres países, utilizando sus propios medios independientes de adjudicación.

Encerrado en el pasado

Sólo 66 estados son signatarios de la Convención de 1954 sobre los derechos mínimos para los apátridas y muchos menos -38 naciones- la más reciente Convención de 1961 sobre la reducción de la apátridas.

Pareciera que sólo un pequeño giro en la legislación nacional daría solución al problema, impidiendo que presos como García caigan en las grietas legales. Sin embargo, el preso cubano cometió un error fatal. Traficó drogas y falsificó la nacionalidad. Estos son quizás dos de las principales razones por las cuales, a pesar de haber cumplido su condena y gozar de popularidad por sus obras de arte, los Estados son reacios a ofrecer clemencia.

La gran pregunta es: ¿Cuba tiene el derecho de negar la entrada a su patria a una persona nacida y criada allí como García?

Hay otros puntos fundamentales planteados por este caso:

  • Cómo poner fin a las personas sin nacionalidad, con más de 12 millones apátridas en el mundo de hoy, la mayoría de Estonia, Iraq, Kenya, Letonia, Myunmar, Nepal, Siria y Tailandia.
  • Cuál es la mejor forma de abordar la crisis de las leyes nacionales de inmigración y su difícil intersección con la legislación internacional.

Los ex presos también tienen derechos. Las prisiones, después de todo, se supone que cumplen una función rehabilitadora, ¿verdad? Después de 20 años de cárcel, ¿se ha reformado o no una persona como Raúl García, y qué derecho tiene cualquier Estado para mantenerlo encerrado en su pasado?

*Periodista barbadense. Este artículo fue especialmente escrito para CaféFuerte.

CATEGORÍAS

COMENTARIOS