Sierra Maestra: Un artículo de odio contra el pueblo cubano
Aquellos a quienes les gusta tanto hablar de la "labor de la contrarrevolución" y de los "odiadores", en este texto publicado en un periódico oficial tienen un claro ejemplo de desprecio por los que sufren y han sido marginados.
Por Mauricio de Miranda Parrondo*
En horas de la mañana, recibí una publicación firmada por Mayté García Tintoré en el periódico provincial de Santiago de Cuba, Sierra Maestra, que, como todos los medios de prensa en Cuba responden a la línea ideológica y comunicacional del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC) y muy especialmente de su Departamento Ideológico.
Necesité un tiempo para superar la indignación que me produjo su lectura.
Frente a esto, yo quisiera preguntarle a los militantes del PCC que me leen si consideran que este artículo expresa la línea del Partido.
En mi opinión, si la respuesta es NO esperaría que la militancia del Partido en todo el país exija desde sus núcleos al Departamento Ideológico y al Comité Provincial de Santiago de Cuba, una disculpa pública ante el pueblo de la capital de la provincia oriental, pero muy especialmente esa disculpa debe dirigirse a las madres desesperadas que junto a sus niños salieron a exigir “comida y corriente” (además de quienes pidieron libertad) y que han sido tildadas de “criminales”; a los jóvenes tildados de vagos; al pueblo entero que tiene derecho igual que los burócratas a la “tranquilidad”, pero esta no puede lograrse si hay hambre, si no hay luz y la poca comida que queda en los refrigeradores se daña, si los equipos eléctricos se dañan con los altibajos en la corriente.
Si la respuesta es SI, en mi opinión, estamos ante el desprestigio total de esa organización política y de su dirigencia a todos los niveles, porque no hay algo más contrarrevolucionario y reaccionario que lo que expresa este libelo, cargado de odio y de desprecio hacia el pueblo desesperado. Y no diré más sobre lo que implicaría un SI porque eso sería “harina de otro costal” y dependerá de la respuesta obtenida, si es que alguien responde.
Por lo que puede observarse sobre el desarrollo de una serie de acontecimientos recientes en el país, parece que la organización que se ha atribuido el papel de “vanguardia organizada de la nación cubana” y de “fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado” está inmóvil esperando órdenes superiores en lugar de actuar como tal y reivindicar ese papel en el que muchos cubanos no creemos.
Dejemos que sean las palabras de esta “escribana” las que hablen por sí solas:
“Sin embargo, detrás de los hechos hay mucho más. Usted no debería pecar de ingenuo y pensar que estos actos sucedieron de manera espontánea, que el pueblo al unísono -sin una manipulada convocatoria subversiva-, salió a las calles, un domingo (el mismo día de la semana que aquel 11 de julio) y justo cuando el país, y por consiguiente la provincia, atravesaban una complejísima situación con el déficit energético y con la distribución de la canasta familiar.
“Por desgracia o quizás por suerte estuve allí. La primera porque fue denigrante el espectáculo de ver en primera fila reclamando a muchos de los que la Revolución protege con asistencia social y ayuda bajo el concepto de vulnerables; esos que en algunos casos venden hasta los módulos que les entregan gratuitamente, y se dan el lujo de ir a gritar y apoyar a aquellos que les pagaron tres kilos para buscar desestabilizar a la Cuna de la Revolución.
“Fue un acto criminal el de esas madres que a pleno sol salieron con sus hijos a cuestas, para reclamar una leche que a veces ni los pequeños se toman, pues no pocas la venden a 2,000 pesos. Esas caras me las conozco bien, viven irritadas cuando el producto se demora, pues es una jugada perfecta que el Estado lo dé a precios módicos y sin disparar un chícharo, logren con su venta mucho dinero.
“Otro punto y aparte merecen los desvinculados. Sí, esos vagos de mi zona y de áreas aledañas que estuvieron allí; muchachones jóvenes y fuertes, que ni estudian ni trabajan pero que reclamaban con fuerza. A ellos los quisiera ver por un segundo en medio del capitalismo, serían carne de presidio, o terminarían con una bala en la cabeza, porque nadie puede ir a bailar en casa del trompo.
“Aquí, son los más hambrientos que nadie, los que más calor pasan cuando se va la corriente, y se dan el lujo de quejarse, cuando deberían bendecir a esta Revolución que ha sido demasiado benévola.
“Ellos, que no tienen horarios para dormir o levantarse, porque no asumen una responsabilidad social ni oficio o profesión; los que pululan por las esquinas, viven del negocio ilícito, del invento, con los bolsillos abultados, tomando ron o cerveza lo mismo a las 9 de la mañana que a las 6 de la tarde; esos parásitos de nuestra sociedad, que reciben iguales beneficios que el pueblo trabajador, gracias a las bondades de un Gobierno que desprestigian, merecen el repudio del pueblo”.
Y al cierre, la señora se erige en jueza, fiscal y verdugo cuando dice:
“Nadie puede lograr que entre cubanos nos enfrentemos, nada ni nadie puede arrebatarnos la paz, que es de nuestros más preciados tesoros. A quienes intenten violentar la tranquilidad ciudadana, quienes pretendan hacer de la Ciudad Héroe una ciudad sitiada, llevarán todo el peso de la ley, y deben tener el repudio de un pueblo que ha sido siempre de Patria o Muerte.”
¿Qué significa para ella “violentar la tranquilidad ciudadana”? ¿No protestar cuando existen causas más que justas por las que hacerlo? ¿Esa tranquilidad bochornosa es lo que para ella es una Revolución?
No, para eso no se hizo en Cuba una Revolución. Para eso no es que varias generaciones de cubanos sacrificaron la normalidad de sus vidas para construir una Patria con Todos y para el Bien de Todos.
Me refiero a quienes combatieron en la sierra y en el llano durante el régimen de Fulgencio Batista, con el objetivo de restaurar la democracia perdida en el país, aunque aun carecemos de ella. Me refiero a quienes -imbuidos de una inmensa entrega personal y muchos riesgos- fueron a los campos de Cuba a alfabetizar a la población campesina. Me refiero a quienes realizaban interminables trabajos voluntarios en actividades productivas que no tenían nada que ver con sus formaciones profesionales respectivas u oficios y que constituían un alto desgaste personal.
Me refiero a quienes día a día no tenían descanso y entregaban todas sus energías a ese proyecto soñado del que hoy no quedan sino unas cuantas consignas huecas carentes de significado real. Me refiero a muchos cubanos, cuya salud se comprometió como resultado del inmenso esfuerzo, el estrés y las responsabilidades.
¿De qué clase de Revolución “de los humildes, por los humildes y para los humildes” pueden hablar quienes se expresan con tanto desprecio por el pueblo que sufre de tanto desastre acumulado?
Por favor, aquellos a quienes les gusta tanto hablar de la “labor de la contrarrevolución” y de los “odiadores”, en este texto publicado en un periódico oficial tienen un claro ejemplo de odio contrarrevolucionario y de desprecio por los pobres, por los que sufren, por los que han sido marginados. BASTA YA.
*Economista. Doctor en Economía Internacional y Desarrollo, y Profesor Titular de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, Colombia. Codirector de CubaXCuba-Laboratorio de Pensamiento Cívico. Este texto apareció inicialmente en su página de Facebook y se publica en Café Fuerte con el consentimiento expreso del autor.