Santa Bárbara y Changó: Celebrando lo que somos
Hoy es un día de celebración y una fecha de la cultura cubana. Ella es y estará siempre, sin necesidad de más reconocimiento que la idiosincrasia popular. Protectora de quienes están en peligro de muerte. Patrona de la esperanza.
Hoy es un día de celebración para los creyentes, los menos creyentes y también los no creyentes. Es una fecha de la cultura cubana y de los cubanos donde quiera que estén, profesen la ideología que profesen, piensen como piensen, vayan o vengan.
Hoy es Santa Bárbara. Y es también Changó.
Es una de nuestras veneraciones más poderosas en la difusa, pero inapagable religiosidad popular. Santa Bárbara para los católicos, Changó en la santería criolla, celebra su fiesta cada 4 de diciembre. Uno de los puntales de nuestra casa emocional. De nuestro misterioso equilibrio y de nuestra esperanza que no cesa, a pesar de todos los extravíos de la nación.
Son fechas que ningún gobierno puede borrar del imaginario nacional. No lo consiguió el régimen de Fidel Castro ni en los peores momento de ateísmo y persecución de credos. Desde que tengo memoria, un cuadro con la imagen de la santa era veneración de mis abuelos. La santa mártir católica griega, doncella exaltada por el mito y la leyenda, aunque su nombre no figure en los textos auténticos cristianos ni en las listas oficiales del martirologio desde los primeros siglos de Nuestra Era.
Ella es y estará siempre, sin necesidad de más reconocimiento que la idiosincrasia popular. Protectora de quienes están en peligro de muerte. Patrona de la esperanza. Santa Bárbara bendita.
Las celebraciones por Santa Bárbara ocupan casas y espacios por igual en Cuba y en Miami, y en todos los lugares donde palpite un sentimiento de identidad e historia nacional, un atisbo de nuestra personalísima religiosidad.
Aun en las veneraciones más ortodoxas entre los fieles cubanos (a quienes nunca importó que el segundo Concilio Vaticano la retirara del listado de santos certificados en 1969), la festividad tiene siempre como trasfondo el sonido de los tambores y la danza de Changó, el rey de los relámpagos y los truenos, el orisha guerrero e ingenioso, irascible y viril.
Eso somos los cubanos. Un panteón sincrético de emociones. Una condición a veces inextricable, pero definitivamente poderosa, como las pasiones eternas que nos definen. Bendiciones para todos.