Represión en Cuba: Relatividad y ecuaciones de libertad
Cualquiera sea mi suerte en los meses que se avecinan, hay leyes de la naturaleza y de la existencia humana que son inviolables. La luz, a pesar de su curvatura, algún día llegará.
Por Jorge Fernández Era
Hoy perdí mi tiempo en la Unidad de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) de Aguilera. La segunda jefa de Instrucción Penal, quien me había citado para las 10:00 de la mañana, no apareció por todo aquello. «Ni va a aparecer», anunciaron finalmente. Andan muy ocupados. Más o menos como me tienen a mí, que tendré que regresar el lunes.
Una anécdota: ¿recuerdan que el 6 de abril del pasado año, a raíz de mi primera detención, les señalé a mis captores un error ortográfico que tenía una pancarta del Comandante impresa por el MININT que adornaba la oficina donde me impusieron las medidas cautelares? Pues ayer, mientras esperaba en el salón a que me atendieran, se abrió casualmente la puerta y descubrí que lo habían retirado (al policía no: al afiche). En su lugar hay otro con el rostro de Albert Einstein y una larga y subversiva frase del físico alemán que en uno de sus fragmentos reza: «El problema de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones».
La solución al problema mío lleva veinte meses sin concretarse desde que Manolito, el agente de la Seguridad del Estado, se apareciera en mi casa y me citara a una entrevista a la que me negué a asistir. La Fiscalía me pide ahora fotocopias de dicha citación y de la otra a la que tampoco fui, no sé qué habrán hecho con todas las que he entregado desde que comenzó el proceso judicial en mi contra.
Si apelo a la Ley de la Relatividad, debo admitir que en tanto espacio-tiempo es la primera vez que Fiscalía me solicita algo. La reclamación que le presenté en marzo de 2023 fue peloteada hasta caer, vaya absurdo, en la Fiscalía General del MININT, que como mal juez y buena parte falló a favor de los verdaderos violadores de la ley, léase el DSE y la PNR.
Ahora se mueven a la velocidad de la luz porque saben que la instrucción penal se ha dilatado más allá de lo que establece la Ley de Proceso Penal. No hay forma de justificar que un simple caso de «Desobediencia» conlleve este pica y se extiende. Quizás la complejidad radique en que le estén pidiendo explicaciones a la Seguridad del Estado por las múltiples ilegalidades cometidas sobre mi persona, especialmente el secuestro de once horas que experimenté el 18 de agosto pasado y, sobre todo, las presiones, chantajes y represalias que han sufrido mis familiares («Te lo has buscado», me dijo Kenia anteayer).
Pudiera ser que además de llevar a la teniente coronel a los tribunales, el banquillo de los acusados se enriquezca con la presencia de los directivos del Departamento Ideológico del Comité Central del PCC, del Ministerio de Cultura, de la UPEC, de la UNEAC y de Cubadebate, que, violando lo establecido por la Constitución de la República y por la Ley de Atención a Quejas recientemente aprobada, han hecho mutis con la reclamación entregada por mí entre el 24 de julio y el 11 de agosto del pasado año. Ni hablar de la Fiscalía General del MININT, vaya juristas reincidentes: desde el 28 de diciembre espero por su pronunciamiento respecto a los desmanes de Unonoventaicinco y sus compinches.
Cualquiera sea mi suerte en los meses que se avecinan, hay leyes de la naturaleza y de la existencia humana que son inviolables. Así lo predijo el gran científico que he evocado en estas líneas, quien además de deducir la más conocida ecuación de la Física, defendió la libertad de expresión y los derechos individuales.
La luz, a pesar de su curvatura, algún día llegará.