Raúl Castro: La culpa asumida y la justicia inmóvil

Doce años después de esa impactante revelación, todo permanece inamovible en su sitio, sin siquiera un paso de avance para condenar a los culpables de la atrocidad cometida

Raúl Castro: La culpa asumida y la justicia inmóvil
Raúl Castro con periodistas oficialistas en la sede provincial del Partido Comunista en Holguín, el 21 de junio de 1996. Foto: NPC.

Por Wilfredo Cancio Isla

Pocos días después de su designación como hombre al mando de Cuba por voluntad del entonces convaleciente Fidel Castro, en 2006, la voz de Raúl Castro recorrió los medios de comunicación alrededor del mundo con una confesión: la orden de derribar a las avionetas de Hermanos al Rescate y asesinar a sus cuatro tripulantes el 24 de febreo de 1996 provino estrictamente de una decisión suya.

Como he relatado en ocasiones anteriores, el 20 de agosto de 2006, publiqué una información en El Nuevo Herald basada en 11 minutos y 31 segundos de una grabación obtenida en Cuba, con Raúl Castro declarando a viva voz, en un cenáculo de periodistas oficialistas, que él había diseñado el plan y ordenado personalmente el derribo de las dos avionetas de Hermanos al Recate en aquella fecha histórica, devenida ahora fecha de celebración histórica y dolor incurable para los cubanos -o casi todos los cubanos.

 Las circunstancias en que obtuve la grabación, corroboré su origen y confirmé su legitimidad, son ya harto conocidas. Sin embargo, 12 años después de esa impactante revelación, justo a unos días de la salida del máximo poder gubernamental del octogenario en jefe, todo permanece inamovible en su sitio, sin siquiera un paso de avance para condenar a los culpables de la atrocidad cometida contra cuatro personas desarmadas en misión humanitaria en el Estrecho de la Florida.

Las evidencias dormidas

La evidencia con la grabación de Raúl Castro dormita en alguna gaveta de la Fiscalía Federal del Sur de la Florida o el Departamento de Justicia, mientras el encausamiento de los oficiales responsables de la ejecución del derribo no se ha movido un ápice desde su presentación en un tribunal de Miami en 2003.

Nada ha pasado con esa acusación y todo parece indicar que nada pasará.

Pero nos cabe recordar y repetir, afincar la memoria en terreno fértil, inculcar las pruebas en los recovecos de la recordación colectiva de nuestra nación, en la isla o en la diáspora. Ese es el recurso de los que confían en una justicia que tarda, una justicia inmóvil, pero que tendrá que llegar alguna vez para los afectados, los despojados y los desterrrados.

Sin odios, pero sin olvidos. Como nos convocó un célebre poeta del siglo XX: A exaltar la tierra nuestra y alzarla como “fruto de las generaciones que lograron superar el odio”.

He decidido reproducir aquí el artículo original realizado a partir de la grabación y un texto personal realizado cinco años después, reflexionando sobre las implicaciones de haber sacado a la luz las escondidas declaraciones de Raúl Castro. Lo hago a petición de varios colegas muy jóvenes que desconocían la cinta y de otros que quieren rescatarla para no olvidar la verdad.

RAÚL ORDENÓ DERRIBO DE AVIONETAS DE HERMANOS AL RESCATE

Wilfredo Cancio Isla
El Nuevo Herald

El designado sucesor del poder en Cuba, el general Raúl Castro, planificó y ordenó el derribo de las dos avionetas de la organización Hermanos al Rescate en 1996, revela una grabación inédita con su propia voz que obtuvo El Nuevo Herald.

“Yo decía que traten de tumbarlos arriba del territorio, pero ellos entraban en La Habana y se iban …. Claro, con un cohetazo de esos, avión-avión, lo que viene para abajo es una bola de fuego y que va a caer arriba de la ciudad”, relata Castro en la cinta, refiriéndose a una reunión militar previa al 24 de febrero de 1996. “Bueno, túmbenlos en el mar cuando se aparezcan; y [si] no, consulten los que tienen las facultades”.

La grabación de 11 minutos y 32 segundos registra una conversación en la sede provincial del Partido Comunista de Cuba (PCC) en Holguín. El encuentro se celebró el 21 de junio de 1996 con la participación de funcionarios gubernamentales y periodistas de la cadena nacional Radio Rebelde.

La charla con los periodistas, a quien en dos ocasiones Castro advierte que “no publiquen nada de esto”, fue grabada por personal técnico de Radio Rebelde. Hace pocos días una fuente hizo llegar una copia desde Cuba a El Nuevo Herald a través de la agencia Nueva Prensa Cubana, con sede en Miami.

Las declaraciones de Castro tuvieron lugar pocos días antes de que se conociera públicamente un informe de la Organización Internacional de Aviación Civil de Naciones Unidas (OACI), el cual confirmó que las dos avionetas Cessna C-337 fueron abatidas en aguas internacionales por cazas MiG de la fuerza aérea cubana. El reporte de la OACI fue divulgado el 27 de junio de 1996.

Castro dice a los presentes que no quería dar opiniones “hasta que la OACI no se manifestara”, pero les advierte que “como lo tienen redactado hasta el momento [los miembros de la OACI), no es beneficioso para nosotros”.

Cuba siempre sostuvo que las avionetas fueron abatidas dentro de las 12 millas que demarcan sus aguas territoriales. Las conclusiones de la OACI tomaron en cuenta los documentos aportados por ambos países, así como las posiciones marítimas del crucero Majesty of the Seas y del barco pesquero Tri-Liner, cuyos respectivos tripulantes presenciaron la destrucción de las avionetas.

Aunque la luz verde para actuar contra las avionetas siempre se atribuyó al gobernante  tras sus confesiones al periodista Dan Rather para la cadena televisiva CBS, en julio de 1996, la grabación obtenida por El Nuevo Herald apunta a que Raúl Castro tuvo en sus manos la planificación y la orden directa del derribo, que costó la vida a los pilotos Armando Alejandre, Carlos Costa, Mario de la Peña y Pablo Morales.

Todo indica que la decisión se tomó premeditadamente durante una reunión con altos mandos militares el 13 de enero de 1996, fecha en que aviones de Hermanos al Rescate violaron el espacio aéreo cubano y lanzaron proclamas sobre La Habana.

“Yo aclaré que [la decisión] había que descentralizarla si queremos que jugara su papel, y a cinco generales se les dio las facultades”, explica en la grabación el actual mandatario interino y ministro de las Fuerzas Armadas (FAR). “Ellos [Hermanos al Rescate] iban a ir incrementando esto y no se tuvo más remedio que tomar esta decisión”.

No se especifican los nombres de los generales designados, aunque expertos consultados consideran que uno de ellos debió ser el general de división Rubén Martínez Puente, quien se desempeñó como jefe de las tropas de defensa antiaérea (DAAFAR) entre 1987 y 1998. Actualmente dirige la Unión Agropecuaria Militar.

En una detallada descripción, Raúl Castro confiesa que desde una incursión de las avionetas del 13 de julio de 1995, las fuerzas militares cubanas estaban listas para actuar.

“Yo me fui [en 1995] al puesto de mando del MININT y trasladamos el mando de la Aviación para allí, o sea para el edificio del Ministerio del Interior en la Plaza de la Revolución”, recuerda. ‘Teníamos cámaras
en el Morro, en diferentes azoteas, se captó y se filmaron. Un MiG 23 se les puso detrás … `Lo tengo, lo tengo’, dijo. ‘Déjalo que se vaya’, se le ordenó”.

Más adelante afirma que la orden de actuar permanece en vigor después de la acción militar cumplida. “La orden está dada, pero ahora tenemos que actuar con más flexibilidad”, asevera. “Y se mantiene”.

La grabación corrobora múltiples datos de los sucesos ocurridos en torno al incidente y aporta pormenores del estado de alerta extrema que se generó entre la jerarquía militar y las esferas gubernamentales en los días posteriores al 24 de febrero.

La tensión que rodeó entonces a los mandos militares motivó precauciones especiales para proteger los viajes de Fidel Castro dentro del país y la presencia de los máximos dirigentes gubernamentales en movilizaciones políticas masivas, según la cinta.

En la narración, Raúl cuenta que en días recientes tuvo que dar una orden de aterrizaje forzoso al avión donde viajaba Fidel Castro desde Ciego de Avila, debido a que la base aérea de San Antonio de los Baños
detectó “varios objetivos en el centro de la provincia Habana”.

”Cuando [Fidel] iba para allá [La Habana], yo ordené que lo aterrizaran en Varadero. Hubo que decir que la orden era mía”, dice. “¡Que aterricen en Varadero!, y él [Fidel] mandó que la cumplieran”.

Al mencionar los objetivos aéreos, Raúl dice que ”le pusimos los OVNIS”, pero no aclara si en esa ocasión se trataba de aviones de exploración estadounidenses o interferencias electrónicas artificiales
en el radar.

En otro momento de sus declaraciones, cuenta que el gobierno cubano advirtió a Washington que derribaría cualquier avioneta o avión de inteligencia militar que se acercara a La Habana durante las celebraciones del 1ro. de mayo de 1996 en la Plaza de la Revolución.

”Se lo mandamos a decir el 1ro. de mayo”, rememoró. “Yo con Fidel nunca estoy junto, como ustedes saben, pero el 1ro. de mayo yo estaba allí en la tribuna y la orden era que el que se apareciera por allí, sea el que sea, sí había que llevárselo al pico”.

El contenido de la grabación adquiere particular interés en momentos en que Raúl Castro, de 75 años, ha tomado las riendas del gobierno cubano tras la operación intestinal de urgencia que obligó a Fidel Castro a delegar sus funciones el pasado 31 de julio.

Familiares de los pilotos asesinados y José Basulto, el  de Hermanos al Rescate, han insistido en llevar a Raúl Castro ante la justicia estadounidense como responsable de la acción de los MiG cubanos. En agosto del 2003, la fiscalía federal de Miami encausó a tres oficiales cubanos vinculados directamente con el derribo: el general Martínez Puente, así como los hermanos Alberto y Francisco Pérez Pérez.

”Nunca hemos oído una descripción tan detallada que comprometa a Raúl Castro en el crimen”, expresó Maggie Alejandre Khuly, hermana del piloto Armando Alejandre. “Este es el tipo de prueba que estamos buscando desde el primer día como confirmación de que el asesinato fue premeditado”.

La fiscalía se limitó a decir que el proceso se halla aún en fase preparatoria, a cargo del fiscal John Kastrenakes.

”La acusación está vigente y los acusados no han sido detenidos”, manifestó Alicia Valle, una portavoz de la fiscalía.

Sin , una fuente gubernamental en Washington apuntó que “definitivamente la grabación puede ayudar en el proceso judicial”.

”Todas las evidencias que se acumulen sobre el derribo pueden ser de mucha utilidad para el futuro inmediato”, dijo la fuente bajo condición de anonimato.

Basulto, un sobreviviente de la  de los MiG cubanos el 24 de febrero y crítico del comportamiento seguido por el gobierno estadounidense en el caso, considera que la cinta “señala a Raúl Castro
como causante directo de la decisión de abatir las avionetas”. ”Es un recordatorio del planeamiento del crimen”, manifestó.

El activista señaló como detalle de singular interés en el testimonio la referencia a presuntas imágenes falsas en el radar, que activaron los MiG cubanos apenas horas antes de que las avionetas de Hermanos al escate salieran rumbo a Cuba. El despegue desde el  de Opa-locka se produjo alrededor de la 1 p.m. del 24 de febrero.

Las autoridades estadounidenses rechazaron haber generado imágenes artificiales esa mañana.

”Este caso ha sido como un rompecabezas y las piezas siguen cayendo una a una”, comentó Basulto.

Además de la grabación, El Nuevo Herald pudo obtener dos fotografías que registran el encuentro de Raúl Castro con los periodistas en Holguín en junio de 1996. Una de las fotos es durante una visita a la casa de los Castro en la finca de Birán, en el municipio de Cueto, declarado sitio histórico.

El Nuevo Herald, Domingo 20 de agosto de 2006

LA CONFESION DE RAUL CASTRO QUE LE DIO LA VUELTA AL MUNDO

Por Wilfredo Cancio Isla

Había pasado apenas un mes de que Fidel Castro cayera enfermo y designara por proclama a su hermano menor como sucesor del poder en Cuba cuando llegó a mis manos una comprometedora grabación con la voz inconfundible de Raúl Castro.

A través de la agencia Nueva Prensa Cubana (NPC) de Miami, una fuente envió desde La Habana 11 minutos y 31 segundos de una charla, a puerta cerrada, ofrecida por Raúl Castro a periodistas oficiales en la sede del Partido Comunista (PCC) en Holguín, el 21 de junio de 1996.

La cinta -grabada por personal técnico de Radio Rebelde- contenía una  confesión reveladora sobre lo ocurrido el 24 de febrero de 1996 en la acción militar que terminó con el derribo de dos avionetas Cessna C-337 de la organización Hermanos al Rescate y la muerte de sus cuatro tripulantes: Armando Alejandre (45 años), Carlos Costa (29 años), Mario de la Peña (24 años) y Pablo Morales (29 años).

Aunque en julio de 1996 el gobernante Fidel Castro había asumido total responsabilidad por la acción durante una entrevista con el periodista norteamericano Dan Rather, fue con esta cinta que por primera vez se conocieron los pormenores de la operación que concluyó con la pulverización de las dos avionetas con dos cohetazos de los MiGs de la Fuerza Aérea cubana.

El testimonio grabado adquiría una mayor significación, pues se trataba ahora de la declaración del hombre que había tomado las riendas del gobierno cubano.

El documento venía con dos fotografías tomadas a Raúl Castro en la fecha de la grabación, una acompañado por los periodistas en Holguín y la otra en la casa de la familia Castro en Birán, declarado sitio histórico.

“Yo decía que traten de tumbarlos arriba del territorio, pero ellos entraban en La Habana y se iban… Claro, con un cohetazo de esos, avión-avión, lo que viene para abajo es una bola de fuego y que va a caer arriba de la ciudad”, relata Raúl Castro en la cinta, refiriéndose a una reunión militar previa al 24 de febrero de 1996. “Bueno, túmbenlos en el mar cuando se aparezcan y no consulten los que tienen las facultades”.

Cinco generales con la orden

Las declaraciones tuvieron lugar pocos días antes de que se conociera públicamente un informe de la Organización Internacional de Aviación Civil de Naciones Unidas (OACI), el cual confirmó que las dos avionetas fueron derribadas en aguas internacionales. El reporte de la OACI fue divulgado el 27 de junio de 1996.

Raúl Castro le dice a los presentes que no quería dar opiniones “hasta que la OACI no se manifestara”, pero les advierte que “como lo tienen redactado hasta el momento [los miembros de la OACI), no es beneficioso para nosotros”.

Cuba siempre sostuvo que las avionetas fueron abatidas dentro de las 12 millas que demarcan sus aguas territoriales.

Las conclusiones de la OACI tomaron en cuenta los documentos aportados por ambos países, así como las posiciones marítimas del crucero Majesty of the Seas y del barco pesquero Tri-Liner, cuyos respectivos tripulantes presenciaron la destrucción de las avionetas.

Pero el valor de la grabación apuntaba a detalles verdaderamente importantes de la operación.  Por las propias palabras del General conocemos que la decisión de tumbar las avionetas se tomó premeditamente en una reunión con altos mandos militares el 13 de enero de 1996, cuando aviones de Hermanos al Rescate violaron el espacio aéreo cubano y lanzaron proclamas sobre La Habana.

“Yo aclaré que [la decisión] había que descentralizarla si queríamos que jugara su papel, y a cinco generales se les dio las facultades (…) Ellos [Hermanos al Rescate] iban a ir incrementando esto y no se tuvo más remedio que tomar esta decisión”, expresa Raúl Castro.

No se especifican los nombres de los generales designados, aunque uno de ellos era obviamente el general de división Rubén Martínez Puente, quien se desempeñó como jefe de las tropas de defensa antiaérea (DAAFAR) entre 1987 y 1998.

Listas para actuar

En su detallado relato de los sucesos, Raúl Castro confiesa que desde una incursión de las avionetas del 13 de julio de 1995, las fuerzas militares cubanas estaban listas para actuar.

Con todos estos ingredientes noticiosos emprendí el elemental proceso investigativo para confirmar datos y poner en contexto la información relevante. Finalmente, la noticia apareció en El Nuevo Herald el domingo 20 de agosto del 2006, desatando una reacción en cadena en medios periodísticos, espacios radiales y cadenas de televisión desde Estados Unidos hasta Nueva Zelanda.

Lo curioso fue que la noticia acaparó los titulares de todos los medios locales de Miami y en numeros espacios de la prensa internacional, no así en The Miami Herald. Al parecer los “primos” del diario en inglés andaban por entonces muy ocupados (y preocupados) en otra historia, revisando ya los documentos obtenidos por la Ley de Información (FOIA) sobre sus colegas que colaborábamos en Radio y TV Martí , y no podían permitirse semejante desliz en deferencia con El Nuevo Herald.

Escuchada hoy, 15 años después del trágico desenlace en el estrecho de la Florida, la grabación deja en pie las mismas incógnitas que han acompañado las pesquisas independientes sobre el caso. Por ejemplo, Raúl Castro habla de presuntas imágenes falsas en el radar, que activaron los MiG cubanos apenas horas antes de que las avionetas de Hermanos al Rescate salieran rumbo a Cuba el 24 de febrero de 1996.

Sin embargo, el despegue desde el aeropuerto de Opa-locka se produjo alrededor de la 1 p.m. Las autoridades estadounidenses negaron haber generado imágenes artificiales esa mañana.

La confesión de Raúl Castro le dio la vuelta al mundo gracias a la contribución de una fuente cuya identidad no tengo aún autorización para descubrir. Y está ahí -avalada por decenas de testigos de aquella jornada- como un documento a mano para comprender cómo se gestó, desde los niveles jerárquicos, la orden ejecutada finalmente por los hermanos Lorenzo Alberto y Francisco Pérez Pérez contra dos avionetas desarmadas.

Un documento que también nos servirá para llenar los silencios y las omisiones de nuestra accidentada historia contemporánea.

CaféFuerte, 24 de febrero de 2011

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