Diálogos EE.UU-Vietnam sobre derechos humanos: ¿Un modelo para Cuba?
Es significativo que dos archirrivales de la Guerra Fría, actores de una guerra que causó miles de muertos a las partes en conflicto, puedan hoy sentarse a hablar sobre derechos humanos y otros temas de colaboración bilateral.
Durante dos días, 1 y 2 de noviembre, delegaciones de Estados Unidos y Vietnam celebraron en Washington DC el 27º Diálogo sobre Derechos Humanos en interés bilateral. La máxima funcionaria de la Oficina de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo en el Departamento de Estado, Erin Barclay, y el diplomático Pham Hai Anh, director general del Departamento de Organizaciones Internacionales del Ministerio de Asuntos Exteriores de Vietnam, encabezaron sus respectivas delegaciones en el encuentro.
Según los reportes de la reunión, el diálogo abordó una amplia gama de cuestiones relacionadas con los derechos humanos y laborales, como el respeto de las libertades de expresión y asociación; la libertad de religión o creencia; el Estado de derecho y la reforma jurídica; la gobernanza del sector de la seguridad; y los derechos de los miembros de poblaciones marginadas, incluidos los miembros de grupos étnicos minoritarios, las comunidad LGBTQI+ y las personas con discapacidad, así como casos individuales preocupantes.
Conversaciones en el Congreso
La delegación vietnamita también mantuvo conversaciones similares con miembros del Congreso y de la sociedad civil estadounidense.
Resulta realmente admirable que dos países que sostuvieron una guerra cruenta con desgarramientos emocionales y traumas sociales para ambos bandos, estén hoy en este nivel de colaboración desde la perspectiva del entendimiento mutuo. ¿Ha dejado Vietnam de ser un régimen de partido único? ¿Acaso desaparecieron violaciones de derechos humanos bajo el manto del totalitarismo y la ideología socialista-marxista? ¿Está garantizada la libertad de expresión frente a la censura gubernamental?
La respuesta a esas interrogantes es No. Sin embargo, Vietnam se ha transformado en una de las economías de mayor crecimiento y prosperidad en la región asiática, y figura entre los principales socios comerciales de Estados Unidos. A la vez, una vibrante comunidad vietnamita se reafirma en territorio estadounidense, y traza vínculos de cooperación con negociantes y empresas establecidas en su país de origen.
Asistencia de seguridad
Vietnam y Estados Unidos normalizaron sus relaciones diplomáticas en 1995 y hace una década tienen establecido un acuerdo amplio de cooperación global.
Entre los años fiscales 2017 y 2023, Vietnam recibió aproximadamente $104 millones de dólares en asistencia de seguridad por el Departamento de Estado bajo el programa de Financiación Militar Extranjera (FMF), con aprobación del Congreso. El Estado vietnamita recibió además otros $81.5 millones de dólares de FMF en 2018 para apoyar la Estrategia Indo-Pacífica.
Vietnam tiene como base de su política actual que Estados Unidos es un socio comercial y un adversario ideológico, aunque ambas diferencias no son irreconciliables en otras relaciones bilaterales de Washington a través de la historia, en un espectro que cubre fundamentalismos de izquierda y de derecha.
Diferencias abismales
No es que ambas partes no tengan desacuerdos frontales. El Departamento de Estado ha incluido a Vietnam en la Lista de Vigilancia Especial sobre libertades religiosas, lo que provocó roces diplomáticos desde el pasado año.
Apunto estas reflexiones pensando, obviamente, en el tema que centra mis empeños informativos desde hace tres décadas: Cuba. Y como suele suceder en estos casos, tengo más preguntas que certezas sobre el asunto.
Las diferencias entre Vietnam y Cuba son cada vez más abismales en términos de prosperidad. El lúcido economista cubanoamericano Carmelo Mesa Lago hizo hace años un estudio sobre el modelo económico vietnamita a la luz de lo que podría servir para el reajuste de la debacle cubana, pero los cambios necesarios para adoptar esa transformación han sido bloqueados, justamente, por el empecinamiento del régimen cubano por largo tiempo.
Ha sido también la obstinación totalitaria de Cuba lo que ha impedido propiciar un diálogo sincero en materia de derechos humanos en beneficio de sus ciudadanos nacionales, que son víctimas inclementes de vejaciones y atropellos de todo tipo por parte del gobierno imperante desde 1959.
Archirrivales reconciliados
Pero es significativo que dos archirrivales de la Guerra Fría, actores de una guerra que estremeció la sociedad norteamericana y causó miles de muertos a las partes en conflicto, puedan hoy sentarse en la mesa de negociaciones para dialogar sobre derechos humanos y avanzar en dirección positiva, mientras que Washington y La Habana apenas pueden mencionar el tema en un diálogo migratorio.
Dice el comunicado del Departamento de Estado sobre el encuentro concluido este jueves: “En el marco de la Asociación Estratégica Integral entre Estados Unidos y Vietnam, la promoción de los derechos humanos es un elemento esencial de la política exterior estadounidense y clave para nuestro compromiso ampliado con Vietnam. Nos comprometemos a proseguir las conversaciones francas y basadas en resultados con el gobierno vietnamita sobre esta cuestión”.
Habría que cuestionarse si este vínculo provechoso de hoy ente Hanoi y Washington no sirva también como acicate para mover de una vez la estancada situación cubana en un momento de crisis tan aplastante y nociva para la población de la isla.
Porque los cambios futuros de un país empiezan siempre a prefigurarse desde el presente posible.