Otro derrumbe en La Habana: Sobre las ruinas, la vida
Por Wilfredo Cancio Isla
Marina Castro y su hijo lograron salvar la vida por puro azar.
Marina era la propietaria de la casa que se desplomó desde un promontorio en la barriada del Cerro a causa de las intensas lluvias que azotaron la capital cubana la tarde del jueves.
Esta extraordinaria foto testimonio es de Enrique de la Osa, uno de los fotoreporteros más sagaces que laboran en Cuba.
La suerte estaba echada para esta familia. Marina, de 57 años, había ido esa tarde al Hospital Clínico Quirúrgico de Diez de Octubre, más conocido como La Dependiente, para atenderse el reuna que padece. La señora está además operada del corazón.
Pérdida total
Marina ha salvado la vida junto a su hijo, pero lo ha perdido todo. En su dramática situación, aquejada de salud y de carencias cotidianas, desprovista ahora de un techo y tal vez condenada a un albergue, ella merecería una atención particular de protección.
Tal vez pueda ser una historia humana para alguno de los agitadores de políticas exhaustas y demagógicas que cacarean por estas horas en el X Congreso de la UPEC, en La Habana, y prometen un periodismo más cerca de las necesidades de la población.
Sería al menos recomendable que alguno de los escribidores oficiales se fuera hasta esta barriada pobre del empobrecido Cerro para ocuparse y escuchar lo que Marina amerita como ciudadana cubana.
Que Cuba la acompañe. Hace falta otro milagro.