Censura y homofobia: “Matar a un hombre” excluida del Festival de Cine de La Habana
Otra película cubana que es apartada de los circuitos de exhibición. Orlando Mora Cabrera, director del filme de Matar a un hombre, cuenta los avatares en torno a este acto de censura en el Festival de Cine de La Habana.
Otra película cubana que es apartada de los circuitos de exhibición. Un detallado relato de su realizador Orlando Mora Cabrera que pone en evidencia lo que desde hace demasiado tiempo, muchos venimos denunciando. Exclusiones, censuras y manipulaciones por parte de un aparato cultural retrógrado y temeroso que prefiere hablar de los males del mundo para no ocuparse de los propios.
En el pasado festival fueron dos las películas cubanas censuradas, ahora le toca a este corto. Hace año y medio, la violación del Derecho de Autor de un artista (Juan Vilar) motivó el resurgimiento de la Asamblea de Cineastas Cubanos. Su justo reclamo a la justicia, sigue sin respuesta.
Los funcionarios de la cultura detrás de aquellos y otros tristes eventos represivos siguen en sus puestos, vigilando, sospechando, creando comisiones y firmando decretos para controlar aun más los medios, las palabras, el arte y las ideas de los ciudadanos. ¡Y todavía, después de tantos años, hay gente presta a aplaudirlos y felicitarlos! Intelectuales que han preferido callar y olvidar. Mis respetos y solidaridad para Orlando Mora a quien tuve durante dos años, de alumno. (Gustavo Arcos Fernández-Britto)
“MATAR A UN HOMBRE” CENSURADA EN EL FESTIVAL DE CINE DE LA HABANA
Por Orlando Mora Cabrera*
A continuación, relato los hechos que constituyen otro episodio de exclusión y censura en el cine cubano.
El 20 de noviembre se realizó la conferencia de prensa del 45 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, donde se anunciaba la selección de Matar a un hombre dentro del concurso de cortos y mediometrajes. Llamo la atención sobre la ya habitual retención de las obras cubanas en su notificación, que se produjo mucho después de haber anunciado el programa internacional.
El 7 de diciembre, se publicó la Cartelera Cine y Video del ICAIC, que la señala entre las cintas cubanas participantes en el evento, incluye su cartel en la portada del diario y la destaca entre las 10 recomendaciones latinoamericanas en competencia, según el crítico Antonio Enrique González Rojas.
El domingo 8 de diciembre a las 5:30 p.m., la primera proyección fue fallida por falta de servicio eléctrico. Los directivos del Multicine Infanta me explicaron que, aun si volviera la electricidad, habían recibido la indicación de no proyectar nuestro cortometraje -de 12 minutos de duración- para no retrasar la siguiente tanda. Informé al programador Alberto Ramos, quien se dispuso a reprogramar el filme.
La segunda exhibición, el lunes 9 de diciembre a las 5:30 p.m., también fue frustrada por similar motivo. Recibí el apoyo del público, amigos, familiares, así como del equipo que asistió para acompañar nuestro trabajo. Vale destacar que se encontraba Priscilla Valdez, productora de la película, quien viajó desde República Dominicana con recursos propios para nuestro estreno nacional en el festival.
Sobre las 6:30 p.m. llegó la electricidad al barrio y se iluminaron todos los edificios de la manzana, excepto el cine 23 y 12. Irinka Cordoví, directora del Proyecto 23 del ICAIC, se mostró atenta con el equipo y se comunicó de inmediato con Programación del Festival. El programador Alberto Ramos manifestó su inquietud y se comprometió a reprogramar ambas proyecciones.
El martes 10 de diciembre, en horario del mediodía, recibí una llamada del programador Ángel Pérez en la que me confirmaba una primera reprogramación para ese mismo día, a las 8:00 p.m. en el Cine Acapulco. Compartí la información de inmediato para que tuviera todo el alcance posible, sin embargo, menos de una hora después, la programadora Elvira Rosell hizo una segunda llamada y me expuso razones para la suspensión de esa proyección.
Acto seguido, la productora del filme le escribió a Tania Delgado, directora del Festival, para agradecerle la presencia de nuestra obra en el evento y solicitar su ayuda en aras de compartir la película con el público cubano. Hasta el día de hoy, no recibimos respuesta.
El miércoles 11 de diciembre, María Félix Morales Lotz, responsable del Departamento de Distribución de la EICTV, escribió a los programadores del Festival pidiendo información sobre las nuevas fechas de proyección y requiriendo se atendiera nuestra consulta. Hasta el día de hoy, no recibimos respuesta.
El jueves 12 de diciembre fui personalmente al Hotel Nacional, una de las sedes del evento, y me dispuse a esperar a su directora, Tania Delgado. Un par de horas más tarde, la encontré acompañada de Roberto Smith, quien funge actualmente como programador. A la pregunta “¿qué está pasando con mi película?”, Delgado responde: “Absolutamente nada. Hemos tenido dificultades con esos bloques por los apagones, pero esas películas se van a reprogramar durante el fin de semana”.
También el jueves 12 de diciembre, salió al aire el programa Papel en Blanco, de Canal Habana, donde se dio promoción a “Matar a un hombre” mediante una video entrevista solicitada el 16 de noviembre por el responsable de Prensa del Festival, Rubén Ricardo Infante.
El viernes 13 de diciembre fui personalmente a la Casa del Festival. Los programadores Alberto Ramos y Elvira Rosell me explican que han incluido dos pases de “Matar a un hombre” en la propuesta de programación para el fin de semana posterior a la clausura, pero dicho programa aun no estaba autorizado.
El sábado 14 de diciembre, se publicó el programa correspondiente. No incluía nuestra película.
Hoy, domingo 15 de diciembre a las 12:35 p.m., compartieron el programa del último día, desde los canales del festival. Tampoco incluía nuestra película.
Intuyo que Matar a un hombre ha sido censurada por razones esencialmente homofóbicas, por poner en relieve un discurso crítico sobre diferentes manifestaciones de violencia, dominación o control que se pueden ejercer sobre nuestros cuerpos. Me entristece que se convierta en otra película censurada y excluida por las autoridades políticas y culturales cubanas. Una cinta más que espera por un espacio para su estreno y circulación nacional.
El Festival de La Habana ha sido significativo y relevante para las cinematografías de la región. Sin embargo, se ha visto convertido en un escenario propicio para que se produzcan atropellos tales como los que han enfrentado mi película y las de tantos otros en situaciones similares.
Quienes forman parte de este entramado perverso, no solo ejercen violencia institucional sobre las obras y sus creadores, sino también sobre el público y el propio Festival, que se vuelve indigno e inmoral, como lo son quienes mienten a los cineastas y se vuelven cómplices de la infamia. De estas consideraciones excluyo al equipo de programación del Festival, cuyo trabajo y criterio también se han visto vulnerados; si los menciono es porque han sido mis interlocutores, pero fueron también quienes intentaron programar la película hasta el último día.
Se ha convertido en un festival incoherente: un festival de excesos, en tiempos que claman austeridad. Un festival de encuentros deshonestos entre partes que hace mucho no miran de frente a la realidad. Un festival que censura una película de la Escuela Internacional de Cine y Televisión -no olvidemos el origen fundacional de esta prestigiosa casa de formación cinematográfica- mientras se abren las puertas al imperialismo cultural y se sirve como plato principal la superproducción de una empresa de entretenimiento estadounidense. Un festival donde se habla oportunistamente del sufrimiento del pueblo palestino cuando no son capaces de reconocer las propias contradicciones de nuestra nación.
La palabra cine, deriva de la voz griega kiné: “movimiento” … Solo así sería posible la existencia, y no en medio de la inmovilidad y el estancamiento. Hay demasiado miedo a las imágenes y sonidos, a la capacidad transformadora del arte.
¡Vergüenza!
*Cineasta cubano, residente en La Habana. Director de Matar a un hombre.