Savia de la vida
Nunca serán suficientes el agradecimiento, la retribución y el recuerdo hacia nuestras madres. Una Flor inmensa y permanente en este Día de las Madres.
En este siempre entrañable Segundo Domingo de Mayo, un especial tributo a todas las madres cubanas, en cualquier latitud, en cualquier dimensión, presentes o en la memoria eterna.
Para muchos es una jornada de plenitud, con las madres protagonizando la reunión familiar, el reencuentro en casa, el abrazo interminable. Para otros se trata de una fecha agridulce ante una ausencia que no solo es dolorosa, sino también definitivamente insuperable. Cuando perdemos a nuestra madre -biológica, adoptiva o emocional-, a cualquier edad que se produzca la pérdida, algo empieza a ser diferente en la vida. Sobreviene una certeza de que ya no tendremos una protección única, un puerto seguro, y que ha llegado el momento de la verdadera madurez. Nos tocará ahora decidir sin el candil más confiable, sin la palabra más pura y la verdad menos imperfecta.
No queremos que transcurra esta celebración sin recordar a las madres cubanas que hoy sufren injusta prisión política, alejadas de sus hijos, o a aquellas que deberán sobrellevar la ocasión sin la presencia física de los suyos, encarcelados, emigrados, exiliados, impedidos de la concurrencia afectiva por un impedimento mayor o un obstáculo insalvable.
O a las madres y abuelas que convertidas en pilares grandiosos de los hogares cubanos tratan de sostener, educar y sacar adelante a sus hijos, enfrentando los retos más hostiles en un país en demolición económica y social.
Tampoco sin conceder un aliento de solidaridad para muchas madres que llegan a este día con el dolor de un hijo perdido por guerras, accidentes, enfermedades y otros absurdos inextricables de la existencia humana.
Paz, bienestar y gloria -y una Flor Inmensa- para todas ellas en este Día de las Madres, en Cuba, en Estados Unidos o en cualquier destino de la diáspora. Nunca serán suficientes el agradecimiento, la retribución y el recuerdo hacia ustedes por la savia de la vida.