Las amistades peligrosas de Raúl Castro
Por Alvaro Alba*
Hanoi, Pekín y Moscú fueron las tres capitales que Raúl Castro escogió para su gira internacional. Antes de salir de La Habana ya sabía que pasaría por Rusia, pues así se lo pidió al ahora primer ministro ruso Dimitri A. Medvedev cuando se encontraron en la Cumbre de Río el pasado mes de junio, pero la prensa oficial cubana solo reportó las estadías oficiales en China y Vietnam, obviando la de “trabajo” en la Federación Rusa.
En su encuentro con el primer ministro Medvedev, un tercio de la conversación estuvo dedicada a quien Castro calificó de “mi primer amigo soviético”, el ex teniente general de la KGB Nikolai Leonov.
El gobernante cubano confesó a Medvedev su deseo de que las relaciones de Cuba y Rusia sean como su amistad con Leonov. Recordó que ambos se conocieron en 1953, cuando atravesaron el Atlántico en el buque italiano Andrea Gritti. Leonov, recién graduado del Instituto de Relaciones Internacionales, asumiría un cargo en la embajada de México y Castro viajaba a La Habana procedente de Viena, Austria, adonde había asistido a una reunión de las Juventudes Socialistas, recordó el gobernante cubano.
Un viejo camarada
Tres años después, cuando organizaban los cubanos en México la expedición para desembarcar en la isla, Leonov ya no era estudiante de la UNAM, sino un funcionario de la embajada soviética que socializaba con Ernesto Guevara y Raúl Castro. Cuando en junio de 1956 Fidel Castro, Universo Sánchez, Ramiro Valdés, Juan Almeida, Ernesto Guevara y otros fueron detenidos en México, a Leonov se le expulso del país.
Su conocimiento de los hermanos Castro ayudó a Leonov en una ascendente carrera en el KGB. Estuvo destacado en México y fue el último funcionario soviético que habló con Lee Harvey Oswald en septiembre de 1963, dos meses antes del asesinato a Kennedy.
En calidad de jefe de los analistas del KGB, acompañó en mayo de 1991 al director del KGB, Vladimir A. Kriuchkov, en su visita de cinco días a Cuba. Eso sucedía tres meses antes del golpe de Estado contra Gorbachev, donde Kriuckov fue uno de los complotados.
Nikolai Leonov fue vicedirector del Departamento de América Latina del KGB, segundo al mando en el espionaje exterior y encabezó el Departamento de Análisis e Información del KGB hasta su desintegración en agosto de 1991, tras el golpe de Estado a Gorbachev, cuando pasó a retiro.
Del 2003 al 2007 fue miembro de la Duma rusa por la fracción “Patria”. Un primer intento en 1999 no fue exitoso. En sus memorias tituladas Tiempos difíciles, Leonov reconoce que fueron los “amigos cubanos” quienes en una de sus vacaciones en la isla le aconsejaron que se dedicara a la política.
Más recientemente, cuando en octubre del 2001 el presidente Vladimir Putin decidió cerrar la base de escuchas de Lourdes, fue Nikolai Leonov quien desde Moscú reafirmó la crítica que en La Habana hacia Castro por la medida.
En entrevista a la prensa rusa, Leonov reconoció en enero del 2009 que había estado en Cuba octubre del año previo repasando con Raúl Castro el mejoramiento de las relaciones entre Rusia y Cuba. Entonces visitaba la isla una delegación de la Iglesia Ortodoxa Rusa y en enero del 2009 Medvedev (presidente) y Putin (primer ministro) recibieron a Raúl Castro en Moscú.
Castro agradeció a Medvedev que le permitiera viajar a Moscú, en visita de trabajo, como fue su propuesta durante un encuentro de ambos políticos en la Cumbre de Río. Ante los halagos de Castro al invierno ruso, el primer ministro le cursó una invitación para que asistiera a los XXII Juegos Olímpicos de invierno que se celebraran en Sochi del 7 al 23 de febrero del 2014.
Aviones para Cuba y a esquiar en Sochi
En la reunión con el presidente Putin Castro, al igual que hizo por la mañana con Medvedev, llamó camarada al presidente ruso. El asesor presidencial Yuri Ushakov aseguraba a la prensa rusa que se entregarían a Cuba nuevos aviones, camiones Kamaz y piezas de repuestos por un valor de $5 millones de dólares.
El vicepresidente cubano Ricardo Cabrisas estuvo reunido con la gerencia de la empresa Zarubezhneft para conocer sobre el inicio de las perforaciones de petróleo en Cuba. Un comunicado de la compañía rusa anunció ese mismo día que las exploraciones en aguas profundas de la llamada Zona Económica Exclusiva quedaban aplazadas hasta noviembre.
Según fuentes del Kremlin, citadas por las agencias rusas, la cooperación entre Moscú y La Habana comprenderá no sólo la esfera monetaria, sino también, hidrocarburos, comunicaciones, incluido el sistema GLONASS, construcción naval y de ingeniería.
A primera hora del miércoles Castro se reunió con el Secretario del Consejo de Seguridad de Rusia Nikolai P. Patrushev, ex director del Servicio Federal de Seguridad, FSB, un ex agente del KGB y compañero de Putin en los años de servicio en Leningrado.
Pero la repercusión en la prensa rusa de esta visita cubana de alto nivel no fue como en los tiempos de antaño.
El diario Izvestia le dedicó tres párrafos de una nota informativa de RIA-Novosti. El Pravda solo informa de su encuentro con el presidente Putin. Andrei Kolesnikov, del Komersant, dedicó una columna entera a la visita de Raúl Castro que tituló “El Líder de la Evolución Cubana”. El periodista destaca que el “viejo amigo de Moscú vino a visitar a Vladimir Lenin y a Vladimir Putin”. Recuerda que ya nadie le coloca flores a Lenin, y no sería mala idea que llevaran la momia para La Habana.
Solamente el canal gubernamental CR1 (Canal Uno) dedicó medio minuto con voz en off para mostrar imágenes del encuentro en la residencia campestre de Novo-Ogariovo, a las fueras de Moscú, entre los dos mandatarios. La inundación en la región de Krasnodar, una nueva ley sobre condenas por difamación y otra para controlar sitios digitales y la entrada en la Organización Mundial del Comercio fueron los temas de las primeras páginas de la prensa rusa en estas jornadas.
*Periodista y analista político. Trabaja en la Oficina de Transmisiones para Cuba (OCB) en Miami.