Liberan a ex alto dirigente sancionado por corrupción

Por Wilfredo Cancio Isla

El ex dirigente partidista de Cuba Juan Carlos Robinson Agramonte, sancionado por graves actos de corrupción en el 2006, fue liberado por las autoridades tras cumplir un tercio de su condena en prisión.

Robinson, sancionado a 12 años de cárcel, fue puesto en libertad condicional a finales de julio y se encuentra en su casa en La Habana, indicaron periodistas y activistas de derechos humanos desde la isla.

“Lo soltaron hace unas semanas, pero la familia está renuente a hablar”, dijo Elizardo Sánchez, presidente de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN).

Un reportero de la prensa oficial confirmó el jueves a CaféFuerte la excarcelación de Robinson, pero declinó ofrecer detalles sobre su situación personal.

Sánchez agregó que su organización intentó contactar a la esposa, la periodista Roxana Thompson Casamayor, reportera de la Televisión Cubana, pero ella no respondió. “Es la actitud típica de familiares de ex miembros de la nomenclatura, que siguen prisioneros del terror”.

El caso de Robinson, de 54 años, constituyó un escándalo en las altas esferas del gobierno cubano, convertido en chivo expiatorio de la “batalla contra la corrupción” decretada por el gobernante Fidel Castro a finales del 2005.

En una sesión parlamentaria de diciembre de ese año, el entonces canciller Felipe Pérez Roque lideró la clarinada contra la corrupción, advirtiendo que  la traición o la corrupción se “combate más duro cuanto más alto se está”.

Prepotencia y abuso de poder

Estrella en ascenso de la nueva generación revolucionaria, Robinson fue separado del Buró Político del Partido Comunista (PCC) y expulsado de las filas partidistas durante una reunión presidida por Fidel Castro, en abril del 2006.

La nota oficial de su destitución -publicada el 28 de abril del 2006- lo calificó entonces como un “lamentable e inusual caso de incapacidad de un cuadro político para superar sus errores” y fustigó sus  “manifestaciones de prepotencia y altanería, abuso de poder y ostentación del cargo, indiscreciones y reblandecimiento en sus principios éticos, que han puesto de manifiesto actitudes deshonestas incompatibles con la conducta de un comunista y menos aún de un cuadro del Partido”.

Apenas dos meses después, tras “un riguroso proceso investigativo” de los órganos de Instrucción Penal del Ministerio del Interior y la Fiscalía General, Robinson fue acusado por tráfico de influencias de carácter continuado y sancionado a 12 años de cárcel, el 16 de junio del 2006.

El Código Penal vigente castiga con penas de ocho a 20 años de prisión los actos de corrupción administrativa. Para Robinson, la fiscalía había solicitado inicialmente 15 años de prisión.

“En la sentencia dictada quedó demostrado que Robinson Agramonte, en franco proceso de debilitamiento ideológico, con abuso de su cargo, olvido de sus altas responsabilidades y de la probidad exigida para un cuadro revolucionario, hizo uso de sus influencias con el propósito de obtener beneficios”, indicó una nota oficial.

Su escalada hasta las altas esferas de poder fue tan meteórica como su debacle. Licenciado en Ciencias Sociales y profesor del Instituto Pedagógico “Enrique José Varona” en La Habana, Robinson ingresó en el PCC en 1982 y en sólo cinco años fue promovido al Buró Político.

En 1993 fue electo como diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular. Tras desempeñarse como primer secretario del PCC en Guantánamo, llegó a Santiago de Cuba en 1994 para sustituir al hoy vicepresidente Esteban Lazo en la máxima dirección partidista de esa provincia.

Robinson es veterano de la guerra de Angola, donde cumplió misión como combatiente internacionalista.

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