El Talibán lanza amenaza contra Marco Rubio por mención a posible recompensa
Rubio aprovechó un intercambio de prisioneros para sugirir que si Afganistán tiene más rehenes estadounidenses, la administración Trump tendrá que poner una jugosa recompensa por los principales líderes del Talibán.
Un representante y embajador del régimen de Afganistán lanzó una fuerte advertencia al flamante secretario de Estado, el cubanoamericano Marco Rubio, tras su mención a establecer una recompensa por los líderes talibanes como la que Estados Unidos puso en su momento por Osama Bin Laden.
El embajador del Talibán en Qatar, Suhail Shaheen, reaccionó con un dardo agresivo a raíz de un intercambio de prisioneros entre Estados Unidos y Afganistán, la pasada semana, por el cual salieron en libertad los estadounidenses Ryan Corbett y William McKenty a cambio una notable figura talibán, Khan Muhammad, quien cumplía cadena perpetua en una prisión federal estadounidense por cargos de narcotráfico y terrorismo. El acuerdo fue gestionado por la administración de Joe Biden antes de abandonar la Casa Blanca.
Rubio aprovechó el intercambio de prisioneros para comentar que los talibanes tienen más rehenes estadounidenses y es preciso liberarlos. El gobierno afgano no ha revelado el total de prisioneros extranjeros que tiene en su poder, pero al menos se sabe los nombres de otros dos estadounidenses detenidos: George Glezmann, mecánico de líneas aéreas, y Mahmood Habibi.
«Acabo de oír que los talibanes retienen a más rehenes estadounidenses de los que se ha informado. Si esto es cierto, tendremos que poner inmediatamente una recompensa MUY GRANDE por sus principales líderes, tal vez incluso mayor que la que ofrecimos por [Osama] Bin Laden“, escribió Rubio en su cuenta oficial de X.
Shaheen no demoró en responderle por la misma vía: «Frente a la presión y la agresión, la yihad [guerra santa] de la nación afgana en las últimas décadas es una lección de la que todos deberían aprender».
El diplomático alivió su belicoso comentario afirmando que «la política del gobierno afgano era resolver los problemas de forma pacífica a través del diálogo».
Desde 2001, Estados Unidos ofreció una recompensa de $25 millones de dólares por información que condujera a la captura o muerte de Osama Bin Laden por ser el cerebro de los atentados terroristas del 9-11. Es la misma cantidad que el Departamento de Estado subió a fines del pasado año por la captura del presidente venezolano Nicolás Maduro y de su ministro del Interior, Diodado Cabello, acusados de conspiración de narcoterrorismo y tráfico de armas.
Posteriormente, el Congreso autorizó al Secretario de Estado para que se aumentara la recompensa por Bin Laden hasta un máximo de $50 millones de dólares.
Las fuerzas estadounidenses buscaron a Bin Laden en Afganistán durante años antes de encontrar su escondite y ultimarlo en una operación militar en su mansión en Pakistán en 2011.
Tras dos décadas de conflicto con las fuerzas estadounidenses y sus aliados de la OTAN, el Talibán logró recuperar el control de Afganistán, en agosto de 2021. La retirada de las tropas estadounidenses fue caótica y dejó un sabor de precipitación y derrota.
El hoy embajador Shaheen formó parte del equipo de negociación de los talibanes en Doha para lograr un acuerdo de paz para Afganistán.
Pero desde entonces el ambiente se ha enrarecido en el país. Los líderes talibanes han impuesto su estricta interpretación de la ley islámica -la Sharía- y han devuelto a la sociedad a los días de oscurantismo y persecución de hace dos décadas.
El régimen afgano ha prohibido a las niñas recibir enseñanza escolar más allá del sexto grado, ha vetado el acceso de las mujeres a los principales empleos y bloqueado su acceso a la vida pública.
Naciones Unidas ha calificado estas restricciones de «apartheid de género», y la comunidad internacional ha rechazado la petición de los talibanes de legitimar su gobierno debido al severo trato que dispensan a la población femenina afgana.
Las restricciones se derivan de decretos emitidos por el líder supremo talibán Hibatullah Akhundzada desde su búnker en la ciudad de Kandahar, respaldado por una legión de fanáticos colaboradores que aseguran que su gobierno se ajusta a la Sharía.
Justamente las declaraciones de Rubio coincideron la semana pasada con un fallo del Tribunal Penal Internacional de La Haya, que anunció órdenes de detención contra Akhundzada y el presidente del Tribunal Supremo de Afganistán, Abdul Hakim Haqqani, como máximos responsables de la persecución y el acoso contra mujeres y niñas.
El Talibán rechazó las acusaciones y condenó las órdenes de detención contra sus dirigentes por «carecer de base jurídica justa, ser de naturaleza engañosa y tener motivaciones políticas», según una declaración del gobierno.
En ese contexto puede explicarse la réplica virulenta de Shaheen contra el Secretario de Estado.
Rubio, sin embargo, estuvo en contacto con su homólogo qatarí, el Primer Ministro y Ministro de Asuntos Exteriores, el jeque Mohammed bin Abdulrahman Al Thani, a quien agradeció “sus esfuerzos de mediación para garantizar la liberación de los rehenes de Gaza y la colaboración de Qatar en materia de seguridad”, según un comunicado del Departamento de Estado.
El Secretario de Estado expresó su agradecimiento a Qatar por facilitar la reciente liberación de dos estadounidenses retenidos por los talibanes en Afganistán, y transmitió su interés “en trabajar con el Primer Ministro sobre la paz y la seguridad regionales, y en explorar oportunidades en este momento de cambio trascendental”, agregó la declaración.
El papel de Qatar es considerado clave para lograr un equilibrio de paz en la zona y conseguir su mediación entre países occidentales y el Talibán.
Abdulrahman Al Thani fue también pieza fundamental en la negociación emprendida por Qatar para liberar el pasado domingo a David Lavery, un exsoldado canadiense, detenido por los talibanes por más de dos meses. La canciller canadiense Melanie Joly agradeció a Al Thani por su exitosa gestión en favor de Lavery.