En memoria de Jorge Luis Sánchez: Buscando la luz
El cineasta cubano falleció este jueves en La Habana, a punto de cumplir los 65 años, y mientras se preparaba para filmar su próxima película, Performance.
Por Juan Antonio García Borrero
En el año 2000, los escritores Senel Paz y Omar González, por aquella fecha, presidente del ICAIC, me invitaron a dirigir la primera Muestra Joven ICAIC (entonces la llamamos I Muestra Nacional del Audiovisual Joven). Accedí, pero con la condición de tener en el equipo como asesor principal a Jorge Luis Sánchez.
El primero en sorprenderse con esa petición fue Jorge Luis. Nuestras relaciones hasta ese momento habían estado marcadas por las tensiones. A él no le seducían mucho los críticos. Solía pensar en la crítica como algo parasitario, destructivo, y le gustaba trazar fronteras que ayudasen a proteger lo que él consideraba la creación. Y en nuestro caso concreto, a mí me habían publicado en La Gaceta de Cuba un conjunto de ensayos que, entre otras cosas, proponía la relectura crítica de la llamada “década prodigiosa del cine cubano”, y hablaba del cine de los noventa como “la utopía confiscada”, y eso a él (y a otros con más poder) le sonaba demasiado herético.
En nuestra primera conversación tras la propuesta quise explicarle cuál es todavía mi filosofía de vida. Primero, que creo en la polémica fecunda, la que consigue poner a discutir las ideas, protegiendo todo el tiempo a quienes las expresan, porque una cosa no tiene que ver con la otra: las ideas son vapuleables, los seres humanos, no.
Segundo, que no tenía sentido armar un equipo donde quienes me rodeaban sintieran el temor de disentir: si quieres que algo realmente trascienda más allá del ridículo perímetro de tu ego, nada mejor que la alianza creativa con tus opositores.
Y recuerdo haber terminado más o menos de esta manera: a mí lo que me interesa no es la crítica o la creación, sino el pensamiento crítico, que, si nos guiamos por Pascal, es lo que más de digno hay en el ser humano.
Entonces aceptó.
Hoy he recibido la noticia del fallecimiento de Jorge Luis en La Habana, a punto de cumplir 65 años, víctima de un cáncer fulminante. Ahora que escribo esto, sabiendo que ya no lo podrá leer, me vienen a la cabeza de modo desordenado todos esos momentos compartidos a lo largo de tantos años. Y es raro, porque solo ahora advierto que no fueron pocos.
Y llega a la cabeza la ocasión en que viajé a La Habana desde Camagüey en pleno período especial, tan solo porque quería que me brindara información sobre el “cine aficionado” que (junto a Tomás Piard) había impulsado en los ochenta, para incluirla en el libro Guía crítica del cine cubano de ficción. Yo recién comenzaba en el giro, así que él no tenía por qué creer en las intenciones de un oscuro crítico de provincia. No sé exactamente qué vio, pero accedió a que fuera a su casa y revisara sus archivos (eso sí, en su casa porque esto no sale de aquí, me dijo). Ya de paso probé por primera vez en mi vida unos canelones que él mismo preparó para el almuerzo.
La última vez que hablamos fue en el Taller de Crítica Cinematográfica celebrado en Camagüey en 2023. Nos habíamos perdido de vista y aprovechamos para actualizarnos. Me dijo que se había mudado para Cojímar, y yo le dije que estaba viviendo en un lugar que me recordaba a El Fanguito, ese maravilloso documental que, gracias a su talento, nos reveló un mundo sumergido en el mismo centro de la ciudad, donde, no obstante la precariedad, pueden descubrirse seres humanos que luchan por no perder la autenticidad.
También recordamos aquella ocasión en que pretendía impulsar un proyecto parecido al del Callejón de los Milagros en el Café Ciudad de Camagüey, y todo se frustró, entre otras cosas, porque alguien puso a circular el rumor de que yo quería utilizar el internet en aquel sitio público para entrevistar al director de una película (todavía sin estrenar) titulada Cuba Libre. La risotada que soltó cuando le recordé esa anécdota todavía logra sobresaltarme.
Quedan muchas cosas por decir de la obra de Jorge Luis Sánchez, y que no son solo sus películas. El día que intentemos reconstruir la historia de los cine-clubes en Cuba, habrá que regresar a él. También cuando hablemos de todas esas cintas que se hicieron bajo el sello del Taller de Cine de la AHS. O si vamos a hablar sobre el documental cubano, no podremos dejar de revisar el libro Romper la tensión del arco.
Y en mi caso seguirá siendo un inmenso placer poner a ejercitar junto a él el pensamiento crítico, ese que te obliga a mirarlo todo desde la perspectiva de conjunto, donde solo importa la luz que se busca para crecer, no la sombra que queda y mutila.
FILMOGRAFÍA DE JORGE LUIS SÁNCHEZ (1960-2025)
Juventud y tiempo libre (1980)/ documental
Dulce (1981)/ cortometraje de ficción
La dimensión de un instante (1984)/ ficción
Los ríos de la mañana (1986)/ documental
Amigos (1987)/ cortometraje de ficción
Diálogo (1988)/ documental
Un pedazo de mí (1989)/ documental
El Fanguito (1990)/ documental
Noticiero ICAIC Nro. 1487 (1990)/ documental
Nietos y abuelos (1990)/ documental
Dónde está Casal (1990)/ documental
Adrenalina (1991), de Lorenzo Regalado, Jorge Luis Sánchez/ documental
El cine y la memoria (1992)/ documental
Atrapando espacio (1994)/ documental
Viviendo y construyendo (1994)/ documental
Y me gasto la vida (1997)/ documental
Patinando La Habana (1997)/ making of
La quinta (Making of de Kleines Tropikana) (1997)
Las sombras corrosivas de Fidelio Ponce aún (2000) /documental
Cero en conducta (2003)/ documental
El Benny (2006)/ ficción
Dentro de 50 años (2009)/ documental, dirección general
Nunca será fácil la herejía (2009)/ documental
Mi hermano Raúl (2009), de Adrián R. Hartill/ documental (coguionista)
Hasta cierto punto, diferentes (2009), de Karel Ducasse/ Documental (coguionista)
Salvador de Cojímar (2009), de Ernesto Sánchez Valdés/ documental (coguionista)
Benny Moré, la voz entera del son (2009)/ documental
Irremediablemente juntos (2012)/ ficción (musical)
Cuba libre (2015)/ ficción
Buscando a Casal (2019)/ ficción
En prefilmación: Performance (2025)