Mis razones para no marchar este 20 de diciembre

¿Marcharemos olvidándolo todo? Es decisión de cada cual. Pero tengamos en cuenta que cada paso que demos este día se multiplicará en los que darán nuestros hijos y nietos abandonando una patria donde no existe presente ni futuro.

Mis razones para no marchar este 20 de diciembre
Ilustración: ABLH/Facebook.

Por Alina Bárbara López Hernández*

UNA: Al Partido Único y su intención de iniciar un proceso de reformas, anunciado hace ya 17 años, pudiera adjudicársele el epitafio que dedicara Tácito Cornelio a su emperador romano: “Pareció capaz hasta que intentó serlo”.

Incluso se nos explicó que un pequeño grupo de “elegidos”, encabezados por el inefable Marino Murillo, había estado viajando previamente a Vietnam y China durante diez años para “estudiar” aquellas experiencias renovadoras. Nada debía salir mal, supusieron muchos con toda lógica.

Sin embargo, el Partido anunció la reforma y empezó una contrarreforma. Dos congresos, varias sesiones de la Asamblea Nacional e innumerables asambleas de trabajadores, donde se tuvieron en cuenta hasta los mínimos detalles de estilo y redacción, presentaron ante el mundo a los Lineamientos y su posterior Conceptualización como el puerto seguro para arribar, por fin, a la prosperidad.

En enero de 2021 comenzó el experimento, pero en abril de ese año el VIII Congreso del PCC dejó claro que “donde dije digo, digo Diego”, y echó por tierra todo el papeleo pulcramente redactado. En julio se produjo el mayor estallido social posterior a 1959 y el Partido reajustó sus prioridades: la prosperidad no tendría fecha fija pero la represión se haría costumbre. De los lineamientos se dejaría de hablar.

DOS: Democracia no prometieron nunca. El sistema político cubano y la estructura que sostiene al Estado no tienen nada que ver con la democracia. Desde el día cero, el entusiasmo por la derrota de una dictadura y la aprobación de medidas de beneficio popular, sumadas a la postura de un intransigente vecino adaptado a ser obedecido; sentaron las bases para erigir un sistema de gobierno vertical y profundamente autoritario, que controló en poco tiempo la información, la prensa, la opinión pública y los sindicatos. Cuando en 1965 fue refundado el PCC, ya el mal estaba hecho. El Partido fue una consecuencia más, no una causa.

Quien dirige Cuba es en verdad un grupo de poder, que inicialmente fue militar y hoy es tecnocrático-militar. Es un grupo que se adaptó a operar en parte en las sombras y desarrolló una mentalidad rentista y dependiente que ha destruido las bases económicas de la nación. Dicho grupo es el dueño real de la propiedad estatal y necesita tranquilidad para acabar de traspasarla casi toda a sus manos, o a manos que no molesten sus intereses políticos. Es lo que ha hecho hace tiempo con buena parte de ella: la que no es “controlada por la Contraloría”.

El Partido sirve a los intereses de ese grupo. Es su “tapadera ideológica”. Por ello sus aparentes contradicciones y contramarchas. A pesar de que un dizque “analista político” que se cree la cumbre de la moderación asegura que existe una lucha de facciones en los pasillos del Palacio de la Revolución, la realidad es bien diferente: en ese palacio hace tiempo no se decide lo que de verdad importa.

TRES: Cuando Raúl Castro levantó la mano a Barack Obama en el Gran Teatro de La Habana -gesto que a algunos le pareció, con razón, ajeno al protocolo y de un raro simbolismo-, representaba el entusiasmo del grupo de poder del que (Él sí) formaba parte, por una aceptación que mucho han deseado.

El presidente norteño reconoció que el bloqueo/embargo no había sido una estrategia efectiva, pero dijo también que la decisión sobre los destinos de Cuba debía ser del pueblo cubano, un pueblo abierto al mundo, en contacto con otras experiencias.

Lo primero gustó mucho al grupo de poder; lo segundo no. Entusiasmados con lo primero, la carrera por la erección de hoteles acentuó la marcha. Preocupados por lo segundo, comenzó la lucha contra el centrismo. Tras el 11j el centrismo no fue ya su mayor preocupación.

A diez años de esa visita, tenemos muchos hoteles vacíos y muchas cárceles llenas. Y nada de reformas. Y nada de esperanzas. Y Donald Trump a punto de sentarse, por segunda ocasión, donde antes estuviera Obama.

CUATRO: El primer día de 2024 inició con sendos discursos de Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel. Ninguno de ellos mencionó palabras que fueron clave en el imaginario político de la revolución. Con la muerte de Fidel Castro, que era un hábil político, la proyección del poder se fue despojando de populismo y “gratuidades indebidas”, según las denominó su hermano menor.

Fidel Castro comprendió siempre que para ejercer un poder absoluto y apropiarse de la voz ciudadana, era necesario mantener determinados niveles de protección social que garantizaran consensos. Sus sucesores no aprendieron la lección. Pretendieron continuar siendo autócratas pero proclamaron que el pueblo era un pichón con el pico abierto esperando por el Estado. Se acabó el paternalismo, anunciaba el periódico Trabajadores.

El consenso se debilitó hasta quebrarse y, justo en ese momento, fueron aprobados el acceso masivo a internet y una Constitución que establecía derechos a libertad de expresión y de manifestación. La ciudadanía recuperaba su voz y tenía mucho que decir. Aquello resultaba imprudente. Fidel Castro se revolvía en su monolito.

CINCO: Recientemente el presidente Miguel Díaz-Canel, designado por el grupo de poder hace un lustro y a quien se le entregó hace casi cuatro años el batón de mando partidista, aseguró que el Partido tiene constancia, basado en estudios de opinión, del apoyo mayoritario a la Revolución (léase gobierno) .

“No lo sé Rick, parece falso”. Recuerdo que durante la organización del VIII Congreso se publicó en la prensa que en el Buró Político estudiaban un informe sobre el “clima socio-político de la sociedad cubana”. Nunca se publicó el contenido del informe, pero menos de tres meses después ocurrieron los hechos del 11-J.

Un análisis de las prioridades dadas a conocer en el recién concluído IX Pleno del Comité Central del PCC indica que no hay razones para el optimismo del presidente. Según el primer ministro Manuel Marrero Cruz en el informe final, las prioridades para el próximo año estarán dirigidas “al trabajo político-ideológico, a consolidar la defensa de la patria (léase gobierno), al orden interior y el enfrentamiento al delito (entiéndase sobre todo al “delito” político)”. Después de eso, solo después, a la recuperación del sistema electroenergético, el reordenamiento del mercado cambiario, etc.

Si el apoyo es tan mayoritario como afirma Díaz-Canel ¿por qué el énfasis en tales aspectos por Marrero?

SEIS: Ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, de eufemístico nombre, Miguel Díaz-Canel convocó a una marcha de reafirmación revolucionaria para este viernes 20 de diciembre. El grupo de poder y su presidente-vocero saben perfectamente que no tienen el apoyo mayoritario del que presumen, pero necesitan una marcha-vitrina “del pueblo” para que la opinión pública internacional lo crea. Ya aprobaron derechos-vitrina. Es una estrategia que conocen bien.

Apurados por exhibir apoyo popular, esperan conseguir la asistencia incluso presionando a los trabajadores a asistir a actos políticos so pena de afectaciones salariales, algo que hacen desde hace un tiempo los directivos con sus trabajadores en los grupos de WhatsApp de centros laborales con el fin de garantizar la asistencia a este tipo de convocatorias.

Escogieron para la marcha una fecha coincidente con celebraciones muy peculiares.

Hoy es el Día Internacional del Escepticismo, proclamado por la ONU en 2009 para reivindicar el pensamiento crítico y la razón ante las pseudociencias. Y ante la demagogia política, diría yo.

También se celebra desde 2005, y convocado por la ONU, el Día Mundial de la Solidaridad Humana, con el fin de fortalecer la solidaridad mundial para combatir la pobreza, promover el desarrollo sostenible y asegurar que las personas más vulnerables reciban el apoyo necesario para mejorar su calidad de vida. ¿Qué dirán nuestros niños que trabajan y nuestros ancianos hambrientos? Ellos sí merecen una marcha…

Asimismo, se conmemora el nacimiento de un gran intelectual cubano: Rubén Martínez Villena (1899-1934), autor del contundente poema “Mensaje lírico-civil”, que contienen estos versos:

Mas, ¿adónde marchamos, olvidándolo todo:/ Historia, Honor y Pueblo, por caminos de lodo,/si ya no reconoces la obcecación funesta/ ni aún el sagrado y triste derecho a la protesta?

Compatriotas, ¿marcharemos olvidándolo todo? Es decisión de cada cual. Pero tengamos en cuenta que cada paso que demos este día se multiplicará en los que darán nuestros hijos y nietos abandonando una patria donde no existe presente ni futuro.

EPÍLOGO-CONSEJO AL GOBIERNO

A mi estimado amigo Jorge Mello, a quien cito, le debo este recordatorio de los hechos ocurridos en Rumanía el 21 de diciembre de 1989 (vean la cercanía de la fecha con la de hoy).

Nicolae Ceaușescu, en un intento por perpetuar su posición en el poder, convocó a un acto político a su favor. Allí anunció que ese día comenzaba la “fase superior de la construcción del socialismo.”

A partir de ese momento las protestas se convirtieron en un levantamiento popular, por lo que el día 22 de diciembre el dictador trató de huir de Bucarest con su esposa, pero fueron apresados y sometidos a un juicio sumario. Tres días después serían ejecutados ante un pelotón de fusilamiento.

A veces la imprudencia cuesta cara al poder. Solo es un consejo. No abogo por la violencia. Nunca lo haré. Tampoco marcharé este 20 de diciembre.

*Profesora e historiadora cubana, residente en Matanzas. Fue acusada y condenada por desobediencia en un juicio amañado en noviembre de 2023 es víctima frecuente de hostigamiento por parte de la policía política.

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