El Taiger, un momento fugaz en el dolor cubano

¿Por qué otros artistas que han fallecido o han pasado por situaciones de gravedad no han recibido el mismo tratamiento en los medios oficiales de Cuba?

El Taiger, un momento fugaz en el dolor cubano
José Manuel Carvajal Zaldívar, El Taiger (1987-2024). Foto: Facebook/MH.

Por Michel Hernández

Si un hecho es una verdad como un templo es que la muerte de José Manuel Carvajal Zaldívar, El Taiger, ha unido a un sector de los cubanos, al menos simbólicamente, cuando cada vez estamos más segmentados por posiciones políticas, económicas, sociales. Lo lamentable es que esa unión momentánea haya sido a partir de la pérdida de un exponente masivo de la cultura popular.

Su fallecimiento deja varias lecturas y pone en evidencia un desmedido interés por sacar créditos de ambos lados del abanico político. En Florida una parte de la comunidad de youtubers o influencers especularon de forma grotesca con la noticia de su estado de salud, divulgaron noticias falsas sobre su deceso y lucraron sin el menor pudor con el dolor sincero que provocó su situación crítica entre sus seguidores y en general entre una franja importante de cubanos.

En Cuba, luego de más de cuatro días del balazo y de su estado de coma, despertaron los medios y las instituciones de su letargo y aseguraron que estaban muy pendientes de los hechos relacionados con el artista, que con anterioridad era un total desconocido para la red de medios oficiales. Como sigue siendo incomprendido lo que nos dice de Cuba el fenómeno social del reguetón y el reparto. Para peor fortuna el primer texto publicado denostaba de soslayo el reparto y el reguetón, una escena musical de la que precisamente el artista era uno de sus máximos exponentes. Lo ubicaron sencillamente como víctima de la violencia en la sociedad estadounidense, sin indagar en las causas que pudieron llevar a su asesinato ni a profundizar puntos clave en su historia de vida, para tener un mejor retrato del artista.

Ya publicados los primeros textos en la prensa oficial, los cubanos que no tienen acceso a otros medios o no los leen, lo agradecieron finalmente, con todo y la demora. Pero en este caso estamos ante una gran interrogante. El Taiger fue despedido con los honores que le corresponden a un símbolo de la cultura popular. Se divulgaron notas en la televisión y la prensa escrita, y quizás muchos que no siguen el género se enteraron por primera vez que existía este artista y que había alcanzado tanta popularidad entre los cubanos. Las publicaciones respondían a una lógica común. El Taiger era un tipo que abrió un camino para que una parte de los artistas del género urbano radicados en Miami fueran a tocar en Cuba, a pesar de lo que podría implicar para sus carreras. Las notas remarcaban que no perdió el amor por su país ni por su gente. Bien visto es una postura respetable la del artista que no cede a presiones externas y cumple con sus intereses de tocar para esos miles de cubanos que lo siguen en la isla.

Esta postura mediática nos deja una pregunta cardinal. ¿Por qué otros artistas que han fallecido o han pasado por situaciones de gravedad no han recibido el mismo tratamiento en los medios estatales? La respuesta es bien conocida, pero lo que no puede suceder es que la visibilidad en los medios oficiales de un artista, sea quien sea, esté permeada por su posición social o política, un lastre que llevan los medios cubanos desde tiempos inmemoriales y ya se sabe los vacíos culturales que ha provocado.

Para no ir más lejos, hace solo unos pocos meses murió Carlos Massola, un actor emblemático para los cubanos y con una obra notable. Su muerte, sin embargo, fue silenciada. Massola era un crítico mordaz del gobierno, pero obviamente eso no era razón para que su prematura muerte pasara como si el actor no hubiese existido. No creo que este tipo de selectividades se eliminen de raíz en un futuro cercano ni que las razones políticas dejen de ser un medidor para hacerse eco o no del decursar un artista.

La escena urbana ha perdido a varios de sus exponentes durante las últimas décadas. A un jovencísimo Elvis Manuel que murió cuando trataba de llegar a las costas de Florida, porque en Cuba no tenía forma de desarrollar su carrera en una etapa en que no existían las facilidades para viajar hacia Estados Unidos por una parte de los artistas del género urbano; El Dany por una repentina dolencia que le provocó la muerte en pocos días; el “Bacoco”, quien se suicidó, y ahora El Taiger.

Los tres fallecieron en la cúspide de la popularidad de un género que ha sido históricamente obviado y criticado sin argumentos sólidos que expliquen las causas de su surgimiento y expansión entre los jóvenes cubanos.

La muerte de El Taiger, un tipo iconoclasta hasta la médula, ha sido un duro golpe para el reparto y la escena urbana, y quizás en este fugaz momento de unión que brinda la cultura algunos puedan reflexionar que no todo es válido para facturar en redes, ni para alcanzar ganancias políticas ni para embarcarse -en el caso de los artistas- en debates y ofensas estériles, aunque sean parte de las dinámicas del género.

Hoy sus seguidores han vuelto a confirmar lo que puede provocar la despedida de un hijo raigal de la cultura popular, aunque esta unión sea tan fugaz como las letras que aún no entienden lo que ya significa el reparto y el reguetón para una zona relevante de los cubanos.

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