Las Tunas barre a Industriales y se corona campeón de la pelota cubana
Es el segundo título de los Leñadores luego de alzarse por primera vez con el banderín en la 58 Serie Nacional, en 2019.
No fallaron esta vez los pronósticos ni hubo sorpresas: Las Tunas se coronó campeón de la 62 Serie Nacional de Béisbol la noche de este viernes al derrotar a los Industriales 6-1 en el estadio Latinoamericano y completar una contundente barrida frente a sus aguerridos rivales en la final del campeonato cubano.
Es la segunda corona que alcanza la provincia tunera, que saboreó el triunfo por primera vez en la historia de los torneos nacionales cubanos en la 58 Serie Nacional, en 2019.
En el trance por el que atraviesa la pelota cubana, el triunfo de los Leñadores es un empujón para mantener vivo el béisbol y para traer un poco de aliento a la afición nacional, que a diario se entera de la partida de los jugadores más valiosos y prometedores hacia otras latitudes con el sueño de llegar a las Grandes Ligas o simplemente de agenciarse con su talento una vida mejor.
Los tuneros dieron una demostración de fuerza, acople como conjunto y ganas de salir por la puerta ancha. Desde la arrancada de la finalísima fue evidente que solo una proeza podía salvar a los Azules ante el empuje de los rojiverdes, que no flaquearon en ningún momento en la fase de play-off y fueron repartiendo palos y escones a sus contendientes avileños y matanceros.
Temprana ventaja
El partido final se fue pronto de un solo lado. La ofensiva tunera abrió el marcador en el tercer episodio por cañonazo impulsor de su bujía, el toletero Yosvani Alarcón, y luego fue marcando a cuentagotas en los innings sucesivos hasta tomar ventaja de 4-0.
Mientras, desde el montículo tunero Alejandro Meneses maniató a los Azules al punto de solamente permitir dos imparables en cinco entradas completas.
Los Leones dieron señales de salir de la jaula en el capítulo de la suerte, cuando descontaron una por batazo de vuelta completa de Yasiel Santoya que puso a soñar a los fanáticos en el graderío azul. La algarabía creció cuando los anfitriones llenaron las bases, pero una jugada de doble-play puso fin a las esperanzas azules y del resto se encargó el relevista Rodolfo Díaz, que aseguró el partido.
Con el partido 4-1 y un sentimiento industrialista de salvar la honrilla en la serie llegó el puntillazo tunero en el noveno, con jonronazo de dos carreras del mayor de los hermanos Alarcón, Yordanis, con Roberto Baldoquín en circulación y ahí terminó toda ilusión azul.
Un merecidísimo triunfo de Las Tunas con lecciones muy claras sobre el terreno, porque el equipo funcionó como una maquinaria engrasada, bajo una certera conducción del cuerpo de dirección, encabezado por el debutante Abeisy Pantoja.
Dirección certeza y química de equipo
Resultaron dominantes tanto el pitcheo abridor como los relevistas, mientras que la ofensiva combinó poder con velocidad para producir siempre en la hora buena. Su lado flaco, la defensiva, fue discreta y eficiente como para no estropear la labor de los bateadores y el trabajo del staff de lanzadores,
Lo que no podrá obviarse es que el mando de Las Tunas fue capaz de amalgamar un conjunto de veteranos y jóvenes, y crear una química de equipo que resultó a la postre su arma ganadora. Bien por los hermanos Alarcón y el ya legendario Danel Castro, un pilar del béisbol tunero a los 47 años, acoplados a la sangre joven y a la reinserción de Baldoquín tras su efímero paso por las ligas menores con la franquicia de los Cardenales de St. Louis.
Grande asimismo el estelar jovencito Keniel Ferraz, justamente elegido como el Jugador Más Valioso de la final. Una reverencia para un futuro brillante que pudiera estar en cualquier parte.
Todos los agravios por la ausencia de jugadores tuneros del Team Asere que representó a Cuba en el Clásico Mundial 2023, y la renuncia comprensible de Rafael Viñales al equipo quedaron atrás. Acaso este campeonato es un golpe de autoridad y reivindicación de la pelota tunera y de sus formidables luminarias de siempre.
Hombradía azul
Pero también hay que hacer un aparte para resaltar la hombradía de Industriales, que retornó a una final de campeonato después de una ausencia de 11 años y cuando nadie le daba crédito ni posibilidades a su faena, atenazada por la pérdida de jugadores clave durante el torneo.
Una labor inmensa del mánager Guillermo Carmona, que supo animar a sus discípulos para jugar con garra y salir desde el sótano para meterse en zona de play-off. Y golpear dos veces, a Sancti Spiritus y Santiago de Cuba, rompiendo el favoritismo de Gallos y Avispas.
Industriales hizo la hazaña habiendo perdido a los lanzadores Andy Vargas, Pavel Hernández y Maikel Taylor en medio de la campaña, y luego a los toleteros Ariel Hechevarría y Yasmani Tomás. Y con todas las adversidades, lograron asegurarse el subcampeonato.
Aunque uno vea con tristeza la recaída de la pelota cubana, esta final de Las Tunas-Industriales dejó encendida una lucecita sobre lo que está siempre ahí, en nuestra fibra esencial de identidad, por el amor al béisbol, por todo lo que significa y ha dado el béisbol a Cuba.
La próxima escala es la Liga Élite en la que tendremos a Las Tunas e Industriales con Santiago de Cuba, Matanzas, Sancti Spíritus y Artemisa. Aunque sea con apagones y calor abominable, pero bienvenida la pelota.