La saga de Cuba: Una Díaz-Balart asesora desmontaje de símbolos franquistas en Madrid
Por Juan Carlos Sánchez
Ante la enorme fragmentación de partidos y las dificultades que vive España para llegar a acuerdos que garanticen un gobierno estable, la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, no quiere sorpresas de última hora en el ayuntamiento de la capital, de ahí que la llamada al cierre de filas sea total. En este contexto, la líder de Ahora Madrid y su gabinete han decidido tirar de todo lo que tienen a su alcance para rodearse de asesores vinculados a los círculos de izquierda, de sesgo marxista, para retirar los nombres franquistas de 30 calles de la ciudad.
Para llevar a cabo esta iniciativa, enmarcada dentro de la Ley de Memoria Histórica que aprobó el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en 2007 y que ratificó el Pleno municipal con el apoyo de los socialistas y Ciudadanos, Carmena ha solicitado el asesoramiento de la Cátedra de Memoria Histórica del siglo XX, de la Universidad Complutense, que dirige la profesora y periodista Mirta Núñez Díaz-Balart, hija de la primera esposa de Fidel Castro y hermanastra del primogénito del dictador cubano, el físicomatemático Fidel Castro Díaz-Balart (Fidelito).
Mirta es una de las dos hijas del abogado cubano anticastrista Emilio Núñez Blanco, fallecido en Madrid el 6 de junio de 2006, con Mirta Díaz-Balart, quien ahora pasa gran parte de sus días con Fidelito en La Habana.
Vestigios franquistas
Fuentes autorizadas han mostrado su inconformidad por el informe justificativo que ha elaborado el departamento que tutela Núñez Díaz-Balart, tras detectar graves errores con la nomenclatura, símbolos y vestigios franquistas que se retirarán en 16 distritos de Madrid. Una medida que no ha sido consensuada por el equipo de gobierno de Carmena, ya que el resto de grupos políticos del Ayuntamiento y la ciudadanía no han opinado ni participado en la elaboración del listado con las 30 calles. Recientes artículos en la prensa española actualizan el plan asesorado por la profesora Núnez Díaz-Balart.
El gobierno municipal ha respaldado el asesoramiento de la Cátedra de la Memoria Histórica porque, en su opinión, “es la única en España especialista” en esta disciplina. Sin embargo, desde el primer momento en que se dio a conocer el listado, el partido de Carmena tuvo que rectificar el nombre de la plaza de Juan Pujol (en el Centro de la capital) al confundir la biografía del franquista Juan Pujol Martínez con el espía que contribuyó a la derrota del ejército nazi en la II Guerra Mundial, Juan Pujol García alias “Garbo”.
El revuelo contra algunas de las desvirtuaciones del pasado que recoge este plan para sustituir todos los nombres de placas, monumentos, institutos, símbolos y elementos que rindan tributo a la época de la Guerra Civil española y la Dictadura ha llegado al mismo círculo de los historiadores españoles, donde algunos estudiosos han corregido tesis contradictorias como que Francisco Iglesias Brage, personaje que querían borrar del callejero madrileño, amigo de Federico García Lorca y Luis Cernuda, ofreció una charla en los años 30 en la Residencia de Estudiantes sobre una expedición multidisciplinar al Amazonas, por encargo del gobierno republicano y avalado por el propio Lorca.
Feudo de radicales
La Universidad Complutense de Madrid (UCM), donde imparte cátedra Mirta Núñez Díaz-Balart, se ha convertido feudo de numerosas organizaciones estudiantiles de corte radical. Allí Podemos tenía su refugio político. Precisamente su tesis doctoral trató sobre “La Prensa de las Brigadas Internacionales” y ha dedicado una gran parte de su carrera al estudio del periodo de la república, la Guerra Civil y la posguerra.
Desde el Área de Cultura y Deportes del Consistorio no se ha especificado el monto económico que cobraría la cátedra de Mirta Núñez Díaz-Balart por su gestión de elaborar el catálogo de este paradójico Plan de Memoria Histórica, al que se ha tachado de falta de rigor histórico y que sólo no ha hecho más que empezar para poner en peligro bajo el pretexto de simbología franquista, sitios de gran interés turístico en la capital española como es la calle Santiago Bernabéu, la plaza de Salvador Dalí y hasta el torero Manolete, que sirvió al bando nacional en el arma de Artillería.
Curioso detalle de la historia que el pretendido desmontaje del atuendo callejero de la dictadura franquista esté a cargo de la hija de la primera mujer de Fidel Castro, quien ha devenido un émulo de Franco en eso de morirse tan despacio. Tal vez Mirta Núñez Díaz-Balart esté también mirando con luz larga y pueda en un futuro asesorar cátedras habaneras a la hora de descolgar ciertas simbologías del tardocastrismo en una Cuba democrática. Pero para eso parece que demora todavía.